Capítulo 25.

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Juntos por siempre.
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—Te dije que durmieras bien.

Reclamó Alice al ver las ojeras de Romina.

—Tuve una pesadilla.

Alice la miro seria, para después sonreír y seguir con el maquillaje de Romina.

Los invitados de a poco empezaron a llegar, y por supuesto todos eran vampiros a excepción de Charlie y Bella quienes también fueron invitados junto con la manada. Los de la reserva Quileute miraban extrañados a Seth, se suponía que él debería estar triste, decepcionado e incluso molesto, pero no, en todo el camino hacia la casa Cullen estuvo feliz y emocionado, y eso ponía extrañados a la manada.

Se suponía que él debería impedir esa boda porque Romina es su impronta, y es que nadie comprendía a Seth, él solo quería la felicidad de Romina y si su felicidad era junto a Edward, él lo aceptaría, la dejaría ir. Mejor dicho, la dejó ir.

Edward se había ido a otro lugar para arreglarse por órdenes de Alice. El cobrizo no pudo hablar un poco con su compañera porque la hadita lo echó.

—Te ayudaré con el peinado— dijo Rosalie acercándose para empezar a peinar a Romina.

—Bodas, pueden unir a todos— sonrió Alice mientras abrazaba a Rosalie.

Romina no lo iba a negar, pero estaba realmente nerviosa, temía que en cualquier momento su pesadilla se cumpliera, temía no poder estar con Edward para siempre. Aunque la duda seguía presente en ella.

¿Qué habrá ocasionado su muerte en la pesadilla?

¿Acaso aquella pesadilla era un aviso?

¿De quiénes eran los pequeños que tenían entre sus brazos Rosalie y Seth?

No podían ser de Edward y ella.

Era algo simplemente imposible.

Conocía las historias de los niños híbridos nacidos de una humana y padre vampiro, pero nunca ha habido una híbrida embarazada de un vampiro.

Romina no se preocupaba mucho, porque a ella no le venía su período, era extraño porque los primeros años de haber sido transformada, menstruaba cada mes, pero ahora ya no, simplemente su período desapareció. Además de las veces que había hecho el amor con Edward, nunca tuvo indicios de estar embarazada, y eso en cierta parte la deprimía.

Siempre había soñado con tener una familia junto a Edward, pero estaba estancada, congelada.

—¡Oh por dios cielo, estás preciosa!

La pelinegra solo sonrió ante lo dicho por su madre.

—¡Carlisle mira esto!

El nombrado no tardo en aparecer, mientras hacia una expresión de sorpresa por ver a su primera hija realmente hermosa.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora