《Paloma》
Aedan y yo llegamos a una cafetería, él me hablaba de algo relacionado con Abril o no sé qué, yo solo no podía dejar de pensar en lo que pasó en la bodega con Jean, me hacía sentir extraña, la descargas eléctricas que brotaban de mi cuerpo al sentir su cercanía era algo confuso, pero a la vez sentía que me gustaba y necesitaba.
《-Repíteme eso de nuevo, esta vez mirándome a los ojos. 》
¿De verdad sentía esas palabras? ¿De verdad no sentía nada por él? ¿Por qué mi mente y boca decían algo y mi corazón y cuerpo otra cosa?
-...No crees Kazumi.
-¿Qué? -, pregunté a Aedan, despegando mi mirada del cristal de la ventana y quitando el peso de mi barbilla de mi mano-no escuché.
-Pues créeme que se nota-lo invité a que me dijera nuevamente y este rodó los ojos- te decía, que se nos salió de las manos, espero que Abril acepte estar con Ethan, ese loco casi me mata-, no pude evitar reír ante aquello, el pequeño plan de Abril se estaba saliendo de control- y sabes que quiero intentar algo nuevamente con Sheik.
Negué con la cabeza divertida y volví a mi posición anterior.
-Apuesto lo que sea que ya debió de explicarle to...
Ese es...
Gael.
El chico estaba justo al otro lado de la calle junto a una señal de stop, mi corazón se aceleró a un nivel exagerado y miré inmediatamente a Aedan quién me miró desconcertado con una papa frita en la boca, hasta que se dio cuenta de lo que estaba viendo, sus ojos se abrieron de una manera exagerada, abandoné inmediatamente aquella mesa y salí de aquel lugar, la campanilla de aquella cafetería que sonó detrás de mí me indicó que Aedan me estaba siguiendo.
-Paloma, por los Dioses del olimpo, detente.
Decirme que me detenga era lo mismo que decirme que siguiera avanzando ¿Qué no estaba viendo lo mismo que yo? Porque la expresión que me dio dentro de la cafetería me decía que sí.
El rubio estaba concentrado en su móvil cuando me coloqué frente a él, era real, sus ojos, su pelo, sus labios, TODO, era él, pero no sentía la misma extraña sensación de peligro y deseo, más bien se sentía raro, raro porque...
-¿Se te ofrece algo? -preguntó levantando la mirada de su móvil.
-Yo... Tú...
-¿Te conozco de algo?
-No estoy para tus bromas, Gael-le dije, miré a Aedan cuando este me tomó de la muñeca para alejarme del chico, no se lo permití.
-¿Cómo es que me conoces? -preguntó enarcando una ceja, mi vista se dirigió hasta su bícep derecho, donde gracias a que no llevaba un polo con mangas vi la marca de un sello.
-Olvídalo, me equivoqué de persona- apreté mis ojos fuertemente para evitar que las lágrimas salieran, apreté mis manos en un puño casi lastimándome con las uñas, me alejé de él a paso lento.
-¡Eh! - gritó la señora de la cafetería- ¡Que no han pagado!
Le tendí el dinero a Aedan para que le pagara a la señora dudó en hacerlo, pero al final lo tomó, cuando me aseguré que ya estaba del otro lado de la calle, corrí lo más rápido que pude, sabía que él no me explicaría nada, pero tampoco era tan estúpida como para no saber que aprovecharían que me encontraba fuera para hablar del tema.
Aedan me alcanzó rápidamente, pero ya era tarde, escuché justo lo que tenía que escuchar y me dolió en lo más profundo del alma, pero no el hecho de que hiciesen aquello con Gael, por alguna razón lo que sentía por él no era algo así como amor, sino más bien como necesidad, en cambio ahora que lo vi era lo mismo que nada, como que si lo que me doliera era la mentira.
ESTÁS LEYENDO
Destino 1: Destiny Bella Esperanza.
Fantasy¿Alguna vez han creído en el destino? Se han preguntado alguna vez ¿Qué tan fuerte puede ser el amor de dos personas que están destinadas a encontrarse, pero no pueden estar unidas? El destino los quiere juntos, pero la vida los quiere separados, má...