Avril
Luego de nuestra conversación, Diago se había marchado quien sabe a dónde y no había vistas de cuándo volvería. Solo dijo que tenía cosas importantes que solucionar y se trepó en una de las camionetas con Sin Ji y César.
Santiago estaba al mando, lo cual no representaba un problema para mí puesto que él era muy bueno dirigiendo la base. Y últimamente había descubierto que también era bueno en algunas otras cosas.
Sabía qué y cuándo hacerlo.
Yo estaba de acuerdo con el plan de entrenamiento que Santiago le había presentado a Diago y tratábamos de llevarlo al pie de la letra pues, al final del día, no teníamos nada más que hacer que entrenar. Básicamente, matábamos el tiempo volviéndonos mejores combatientes.
Ahora me tocaba lo más difícil. Tratar de cumplir con las peticiones de Diago.
No es que odiara a Daniela por ser el actual interés amoroso de Diago, bueno, si la odiaba un poco por eso, pero no era ésa la razón de que me cayera mal.
La conocí en Calipso a través de su fotografía.
Ella era una de las chicas cuya fotografía permanecía perpetua en el cuadro de honor del pasillo que llevaba a las áreas comunes de Calipso.
Todos los reclutas, profesores, jefes de escuadrón y hasta algunos jefes de división tenían que pasar por ahí cada día para poder llegar a sus destinos. Y ahí, veían las fotografías de los más destacados en sus divisiones, de acuerdo a nivel jerárquico.
¿Pueden adivinar quién pasó los últimos cuatro años en la cima?
Justamente Daniela.
Llámenlo envidia, sí; envidia profesional.
De algún modo yo quería ser como la chica más brillante de defensa y lo logré. Alcancé muchas veces el cuadro de honor en combate, pero no podía mantenerlo. Cuando volvía de alguna expedición fuera del domo, alguien más ya lo había conseguido y yo debía volver a trabajar en ello.
Porque, las lecciones prácticas para defensa, definitivamente no se parecen en nada a las de combate.
Los reclutas de defensa se la pasan pegados a sus máquinas, computadoras y lo más que se pueden llegar a lesionar, es un dedo mientras escriben en el teclado. En cambio para combate, bueno, puedes morir en una práctica si no prestas la suficiente atención.
Aun así, pensaba que la chica era genial y si, lo acepto, la llegué a admirar en algún momento.
Luego de algún tiempo me tocó practicar en una compañía donde estaría ella. La compañía se compone de aproximadamente ciento cincuenta personas, combinado normalmente por unidades de treinta a cuarenta elementos de cada división. Es una forma de aprender a trabajar en equipo. Rodrigo era el comandante de la sección de la división de combate y pensé que aquello sería una buena experiencia.
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FUGAZ - La noche de las estrellas rojas
Science FictionCuándo desde el otro lado del mundo decidieron bombardear al país vecino, se olvidaron de los daños colaterales. Al principio, todos pensaban que mantenerse al margen de los problemas de las grandes naciones, era el mejor modo de sobrevivir. Lo cie...