Lorenzo
Recuerdo claramente aquella noche en que llegamos a la sede de la antena 225. Todos nos miraban con desconfianza y no era para menos. Yo le había apuntado con un arma de fuego a uno de los jefes.
La idea original de mi padre era la de encontrar el asentamiento de la comunidad del Draken y que ellos se encargaran de proteger a mis hermanos, pero todo ello se fue al carajo cuando un grupo de ESE's atacaron la comunidad que nos protegía afuera del domo.
Cuando las detonaciones comenzaron, no me quedé a averiguar y solo tomé a mis hermanos y salimos huyendo de allí.
Unos días después, nos topamos con Susana y Salvador y ellos se encargaron de cuidarnos hasta que cruzamos el domo.
El único modo de escapar de los hostiles era aceptando la ayuda de Calipso, pero la sorpresa llegó cuando los guardias dijeron que "El jefe Diago saldría de viaje a San Hipólito"
No podía ser coincidencia que el hijo de Gloria Díaz estuviera como jefe del escuadrón de protección de la 225. Pero lo era.
Los guardias lo corroboraron cuando yo lo pregunté.
Se suponía que las coordenadas que mi padre me dio, eran para él. Para el jefe de la resistencia. Todo lo sagrado en el universo por fin estaba de nuestra parte.
Pude hablar con él y por fin pude entregar el mensaje que mi padre me había dado como último recurso. Ese era el pase de salvación para Lucas y Romina. Diago y su escuadrón jamás nos entregarían a Calipso, él me lo dijo antes de morir y yo le creía, porque era mi padre y jamás me mentiría con algo así y si yo podía servirles para algo, lo haría.
Pasamos una semana en la base y no me dejaban ver a Salvador y a Susana, pero Fernando, uno de los chicos del escuadrón, siempre se aseguraba de que yo les diera las buenas noches a mis hermanos. Ese hombre era una bendición del universo.
La última noche antes de que Diago volviera, sucedió el ataque.
Los hostiles llegaron reclamando lo que consideraban suyo, seguramente urgidos por obtener a mis hermanos y a mí. Pero los ESE's llegaron y protegieron a la antena.
Unos putos héroes.
Esa noche, había sido un completo caos, yo estaba asustado y no dormí nada. Fernando se encargó de cuidar de mis hermanos y de mí. Por la mañana, cuando se corrió la voz de que el escuadrón de Diago había llegado por fin, Fernando me envió a mi habitación y ahí nos quedamos, aguardando a lo que pudiera ocurrir.
Al medio día, más o menos, la puerta se abrió y apareció Franco. Llevaba unos pantaloncillos cortos y una camiseta, sin zapatos. Me pareció algo extraño, pero a estas alturas, ya pocas cosas podían sorprenderme.
Me propuso enviar a mis hermanos con la señora Cecilia Méndez, la alcaldesa de San Hipólito, no entregarlos a Calipso y cuidar de ellos. No tenían que decírmelo dos veces, acepté porque esa era mi intención. Que mis hermanos estuvieran lo más lejos posible de los reclutadores de Calipso.
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FUGAZ - La noche de las estrellas rojas
Fiksi IlmiahCuándo desde el otro lado del mundo decidieron bombardear al país vecino, se olvidaron de los daños colaterales. Al principio, todos pensaban que mantenerse al margen de los problemas de las grandes naciones, era el mejor modo de sobrevivir. Lo cie...