Capítulo 14

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Nota de la autora

Hola.. muchas gracias por hacer leído hasta aquí. No me alcanzan las palabras para agradecer su apoyo y confianza pues gracias a ello, FUGAZ VA CRECIENDO MAS Y MAS.

No suelo dejar notas, pero está es necesaria para recordarles que Salvador, es un personaje que viene de afuera, un niño huérfano que no tuvo ni educación ni amor pero logró mantenerse con vida hasta ser un adulto, así que, sientanse en confianza de preguntarme cualquier palabra que no llegasen a comprender, ya que para crear su personalidad, tuve que echar mano de la jerga que utilizan en las calles de mi país.

Salvador

Pasé prácticamente toda la noche en vela. Primero, porque había comido demasiado y mi estómago no estaba acostumbrado a tanta comida y bebida. Estoy seguro de que me bebí al menos tres litros de agua desde que los tiras de Calipso nos encontraron, hasta que me asignaron una cama en una habitación separada de los demás.

Estaba preocupado por los chamacos, por Lorenzo y por Susana. Todos debían estar asustados, incluyéndome.

Desde que vi la bandera de la nación con su color azul y franjas rojas y verdes, supe que los tiras eran de Calipso.

Debo confesar que cuando los vi, con sus uniformes color café y su equipo negro, con sus terribles armas, como lobos entre la noche, pensé en correr lo más lejos posible, de hecho, di un par de pasos atrás pero, una terrible sensación se apoderó de mi cuando vi que Romina no podía sostener la madera sobre la cabeza de Lucas y a Lorenzo apuntándole a ese tira.

Si a Romina se le caía la madera, el circuito se completaría y Lucas terminaría calcinado por miles de voltios de energía. Imaginé su cuerpecito lanzado por los aires, imaginé las quemaduras e incluso recordé el olor dulzón que desprende la piel chamuscada.

Cuando me di cuenta, ya estábamos cruzando los dos y todo lo demás pasó demasiado rápido.

Al llegar a la antena, el más alto de todos, se llevó a los pequeños y una chica se llevó a Susana. Lorenzo y yo fuimos interrogados un poco, pero no parecían creernos. El principal problema de los tiras era que les dijésemos como cruzamos el domo.

Yo no tenía claro eso. Lorenzo parecía saberlo perfectamente, pero yo no.

Sabía que en cuanto reportaran a sus mandos, seriamos devueltos afuera. Solo esperaba poder escapar de aquí, antes de que me llevaran de vuelta a aquel infierno.

El primero en entrar por la puerta, fue un chico bastante alto. Se presentó como Manuel y me dijo que me llevaría a los baños para poder asearme. Amablemente me tendió un par de pantalones, algunas playeras y una chamarra. Luego un par de botas y me pidió que lo acompañara.

FUGAZ - La noche de las estrellas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora