Introducción

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Ya no existen los instrumentos, pero tu risa pueril, se convirtió en la más bella música.

En un mundo dónde la vida ya no tiene valor, dónde estamos tan acostumbrados a ver morir al prójimo que las pérdidas ya no nos impactan.

En este mundo, te amé.

INVIERNO

No había explicación alguna para eso que estaba viviendo, es decir: mis manos, pies, orejas y nariz se sentían congeladas por el frío que había en este horrible lugar. Podía ver claramente como mi aliento se condensaba y volaba lejos de mí.

Era como si se me escapara la vida.

De hecho, no estaba seguro de si aquello era real o estaba soñando. Quise pensar por un momento que estaba de vuelta en la cama y que soy tan torpe que en lugar de un pie fuera de las cobijas, había sacado los dos o en alguna de mis extrañas volteretas hice que mis frazadas fueran a parar al suelo.

El frío parecía tan irreal.

Pero era real. El frío venía de mí, ese hielo se estaba extendiendo por mi cuerpo y reclamaba algo; mi aire. El aliento me faltaba casi por completo y el siseo de mis pulmones pidiendo oxígeno se escuchaba dentro de mis oídos como un taladro.

Escuché la aguda voz de ella, primero un reclamo agónico, un grito, una súplica que se convirtió en un murmullo y luego, nada. No la escuchaba más.

Sus manos estaban sobre mi pecho, un ridículo atisbo de calor se filtraba dentro de mí, pero no era suficiente. Este calor no era nada comparado con el que sentí la primera vez que me tocó y casi muero por el subidón de calor y deseo.

Me estoy aferrando a ese momento, cuando me tocó con sus labios murmurando un insulto en mi oído y me petrifiqué, no pude disimular la inflamación de mi ingle y ella se rió de mí. Su estúpida risa cantarina que tanto odié y tanto amo hoy.

Ella está llorando por mí, por mi imprudencia y no puedo moverme, no puedo consolarla. Ahora su llanto también se ha ido.

Estoy solo.

OTOÑO

Dicen que allá afuera hay un mundo esperando para atacarnos. No estoy segura de que sea cierto. No creo en ese cuento de que un mundo entero esté a la expectativa de un error en nuestro sistema de seguridad y solo aguarde el momento de lanzarnos una mega bomba que termine con lo poco que se pudo rescatar de la gran guerra.

Ya saben, después de aquella terrible guerra en la que todos se volvieron locos y comenzaron a lanzar químicos y átomos a quien se atravesara. Esa en donde el oro negro se convirtió en una obsesión para los poderosos y el agua ganó valor frente a la vida.

Hoy, ya no queda casi nada para destruir. La humanidad no puede ser tan mezquina ¿O sí?

¿Irónico no? Se suponía que el agua era vida y ahora pagamos con vidas por ella.

Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, pero no estoy de acuerdo. La verdad es que todos sabemos lo que tenemos pero solo hay de dos; no nos importa perderlo o creemos que será eterno y no nos esforzamos por cuidarlo.

¿Qué les digo? La humanidad tiene esa desagradable tendencia a adoptar una doble moral. Libertad, la llamaban.

Yo creo que la libertad es un privilegio demasiado sagrado como para usarlo en la autodestrucción.

Yo soy Daniela, soy informática de la división de defensa en Calipso y esta es mi historia y la de él.

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VALLE CENTRAL DE MÉXICO
AÑO 2137

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FUGAZ - La noche de las estrellas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora