INEFABLE✔️

✮Prólogo

1 de enero 2017

Mullingar, Irlanda.

Los primeros días del año, la nieve es la protagonista de mi día a día. El reloj de madera sobre el escritorio de papá marca las 2:00AM. Cuando mi padre Peter Banks, sale de viaje no puedo dormir en otro lugar que no sea su oficina.

Extrañarlo es poco para lo que siento cuando no está en casa. La relación con mi padre es lo mejor en mi vida.

Me envuelvo en su manta y me siento en el sofá con la mirada perdida en la ventana la cual poco a poco se va cubriendo de nieve. No puedo sacar de mi cabeza a aquel hombre que irrumpió en mi casa hace dos semanas.

Un criminal. Eso era, quien entro a mi casa en medio de la noche escabulléndose por toda la casa, hasta entrar aquí. Desperté de golpe cuando el sonido del seguro del arma retumbo en el silencio de la habitación, mi reacción fue arrojarle la manta encima y echar a correr.

Me tumbo con la mirada perdida en el techo volviendo a ver la escena en mi cabeza. Su cuerpo atrapando el mío, presionándolo contra la puerta, cubriendo mi boca y la adrenalina que detonó mi cuerpo al sentir el roce con él suyo

Lo único que era visible sobre él, era su aliento golpeándome la cara, y sus ojos penetrando los mío, tiene una capucha de cuero que le cubre la mayor parte del rostro, acompañados de un máscara que le cubre la cara y la nariz, también de cuero, apenas y se le diferencian los ojos en la oscuridad que el traje le da.

Su mano viajando por mi mejilla, por en medio de mis pechos mi abdomen hasta llegar al final de mi bata de seda, la cual subió lento antes de alejarse y desaparecer.

Estoy enloqueciendo, como es que algo así muy lejos de causarme temor, me causo atracción y excitación. Desde que sucedió eso, no dejo de revivirlo una y otra y otra vez.

Nada me hace superarlo. Ni los gritos de mi madre Victoria Andersson, la abogada más reconocía de Irlanda, quien no dejo de reprocharme que fue mi culpa que aquel sujeto escapara, según ella, con un grito mío hubiese bastado para detenerlo.

«¡¿Ves un hombre apuntándote con un arma y no gritas?!» Bueno, Lo siento mamá, estaba muy ocupada dejando que me manoseara a su antojo.

La situación alertó a todos, el temor de que ese hecho se repita no nos deja dormir tranquilos. Lo más preocupante, es que el tipo no venía a robar, de ser así se hubiese llevado algo, cosa que no hizo. Su intención era asesinar a alguien, a quien confundió conmigo

Debido a este gran susto, papá decidió tomar medidas para mantenerme a salvo. Por ende, llamo a su mejor amigo Maximilian Forbes, un famoso director americano. Con quien viviré en California, así estaré segura y cumpliré mi sueño, ser la mejor actriz del mundo.

Cosa que a mi madre no le gusto. Según la barrister Andersson, eso no me servirá de nada, la actuación es perder el tiempo, por lo tanto, necesito una carrera real con la cual mantenga intacto mi cómodo estilo de vida, como hasta ahora.

Pero no me importa lo que ella diga, si a mi papá alejarme de Mullingar le parece la mejor opción, lo aceptare. Y así me sacare de la cabeza las barbaridades que me afligen con el recuerdo de aquella noche. Además, decir que no me emociona ir a la cuna del cine sería una vil mentira.

La puerta principal de la casa se abre, y los gritos de mi madre retumban como es costumbre. Me encaminó por las escaleras, para encontrarme en la sala de estar a mi padre, quien aliado con Maximilian Forbes, intentan persuadir a mi madre. No creí que llegarían hasta mañana a medio día.

—Es solo una chiquilla de 16 años, ¿Qué puede saber ella sobre la vida? —puntualiza con la esperanza de convencer a ambos hombres.

—Nos casamos cuando tenías 16. Tu tampoco sabías nada de la vida y nos fue muy bien. —dice mi padre dándole una mirada severa.

—Es diferente. Yo no era una pequeñuela desenfrenada, con el hobbie favorito de llevarle la contraria a madre. —contesta hostil

—Aileen es una avecilla que tomará vuelo tarde o temprano —comenta el mejor amigo de papá—. Victoria tienes dos opciones, o dejas volar a tu hija y sigues su rastro o sencillamente el ave se te irá de la vida para siempre.

Los ojos de mi madre se centran en Maximilian, siempre que el habla mamá da su brazo a torcer, cosa que jamás hace con papá. Toma la carpeta negra que reposa en la mesa de cristal, firma los documentos dentro de ella y vuelve a acomodar su espalda recta. Me escondo tras la pared que cubre la escalera, cuando la mirada azul de Victoria Anderson se enfoca en mi dirección.

—Bien. Tu Peter Banks serás quien responda si algo le sucede a Aileen. —Su tono es amenazante—. Y tu Maximilian, espero que estés preparado para lo que se viene

—Tener un ángel de 16 años en mi casa, ¿A eso te refieres? —Pregunta Max.

—¿Un ángel? Lidiar con una niña como Aileen no es fácil, ya lo verás. Eso sí, déjale claro a tu hija, que en el momento que suba a ese avión rumbo a América, no se tome la molestia en volver a hablarme.

—No actúes así Victoria, es el sueño de nuestra hija, además del hecho de que allí estará segura.

—Por favor, acaso no la vez, no la analizas. ella es débil, ese mundo se la comerá viva.

—Yo la cuidare. —Habla Max.

—¿Igual que cuidaste a tu ex esposa? ¿Igual que a Peter? No soy idiota se en lo que estuvieron metidos cuando jóvenes, sé que a tu esposa la asesinaron luego de que duro años siendo abusada por productores aprovechados, que la obligaban a ser dama de compañía y más aprovechándose de su ilusión por la actuación...

—¡Basta! —sube la voz en amigo de papá— Eran otros tiempos, no teníamos poder en la industria, ahora soy el mejor y mantendré a salvo a Aileen.

—Una cosa es lo que quieres y otra lo que ella decida hacer. Aileen es una niña libertina, le gusta ser coqueta y fácil y...

—¡De mi hija no hablas mas así!

—Claro te enoja porque todo esto es tu culpa.

—¡Solo la protejo! No discutiremos más, ya firmaste mi hija se va a Hollywood y créeme que se comerá el mundo.

—América recibe a la pequeña que nos hará temblar. —Sonríe Max.

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«Barrister: Abogado»