INEFABLE✔️

Epilogo

Dos meses después.

Seth.

Por primera vez, en tres años y medio, han pasado sesenta días en los que no he visto a mi Adhara, desde aquella noche, del supuesto homenaje.

Quiero verla, necesito tenerla cerca. Al principio mi cercanía con ella era solo con un objetivo, descubrir porque desde la primera noche que la vi, en su casa cuando solo era una niña de 16 años, logró descontrolarme, me dio un sentimiento en el pecho que jamás había sentido.

Esa noche fue la primera vez que me deslumbre con esos ojos azules, a tal punto que me surgió la necesidad y el impulso de seguirla a donde iba, dejó Irlanda y se mudo a Estados Unidos, y veme aquí, año y medio después más hundido por ella.

En el fondo de mi ser, lo sabia, sabia que iba a caer bajo su hechizo inefable, porque no hay otra palabra para describirla, ella es mi estrella Inefable. Un ser adictivo, que si te atrapa te condena, y justo eso me paso a mi.

La niña que inició como mi presa, termino cazándome, domando mi ser y enamorándome como un jodido idiota.

Me acomodo frente a la ventana, jugando con el borde del vaso de cristal que tengo en las manos, mi desespero crece con los días, pero debo ser paciente, luego de lo que le paso, es lógico que necesite su espacio.

Finalmente recibo un mensaje de Kai Evans, dándome la peor noticia del mundo.

Kai Evans:  Ella eligió Australia.

La sensación más amarga del mundo aparece en mi pecho cuando leo. Australia ¿Por qué mierda tuvo que elegir ese país? Cuando más lejos creía que estaba la oscuridad, mi estrella decide ir a la boca del lobo y meterse en el centro del infierno.

He mantenido mi pasado y mis secretos lejos de ella, California y Aileen eran un nuevo comienzo para mi, si ella va a Australia se encontrará todo, encontrará a Demodiv y eso significa perderla.

Arrojó la copa al suelo y marcó el número de Evans, tarda unos minutos en responder.

—Elige otro lugar, todos menos ese.

Hablo más preocupado de lo que pretendía sonar. Se toma su tiempo antes de hablar.

»Ya firme. Es Australia.

—¡Aileen, no quiero volver allá, y no quiero perderte!

»Ya decidí. —contesta fría.

Pateo una silla y maldigo en mi cabeza, porque la puta vida me tiene que joder de esta manera.

—¿Abandonarás todo, tu vida, familia, amigos, tu carrera, a los que te amamos?

»Necesito irme, para encontrarme, ya no se quien soy ni que quiero.

—Sabes perfectamente quien eres. Que Banks no sea tu padre no significa que seas diferente.

»Seth...

—¡Te prohíbo que vayas! —gruño— ¡Maldición, Aileen, Australia es un infierno!

»Basta, estoy harta de esto, me iré, y no hay vuelta atrás —hace una pausa—. No te estoy pidiendo que vengas conmigo, si no quieres no lo hagas.

—No puedes decirme esto, sabes perfectamente lo que siento por ti.

»Adiós Seth.

Cuelga el teléfono dejándome hecho un manojo de confusión. Lo único que tengo claro es que adonde ella vaya yo voy, no quiero perderla, no puedo soltarla.

Marco el número de Webb en mi teléfono. Volver no solo significa enfrentarme a Agustín Gold y su imperio, lo más importante aquí, es manejar a mi familia, y lo que para ellos será una traición en cuanto vean a la mujer que amo a mi lado.

—Derek, regresaré a Australia en un par de semanas.