Aquí un pequeño extra, antes de que comiencen a leer Frenesí. Así le damos la bienvenida a nuestro segundo libro.
Parker
Hace seis años, un chico de apenas 18 años evadió a más de cien escoltas que custodiaban mi mansión. Fue tanto su sigilo que logró llegar hasta la oficina de mi padre y logró completar su objetivo, asesinarlo.
No le importo nada, ni siquiera que los Parker seamos los gangster más importantes y temidos de Australia, el solo quería venganza y lo logró, ahora es mi turno de desquitarme.
Me acomodo en el sillón frente a Agustín Gold, mientras bebo de mi trajo. El tipo que tengo al frente no es más que una rata escurridiza sin escrúpulos, justo la gente con la que estoy acostumbrado a tratar.
—¿Es seguro que Thomas regresará? —preguntó.
—Así es, moví pequeñas influencias y gracias al dinero que le pagamos al juez Jones en California, nuestra carnada vendrá.
—¿Estás seguro que esa niña será útil?
—Completamente.
Asiento y bebo mi trago. Quién diría que Thomas está enamorado. Un hombre como él, que desde que lo conozco jamás había mostrado apego hacia nadie, un hombre que solo produce temor, dejó toda su vida a su familia y todo ¿Por qué? Por qué se enamoró de una de sus presas.
Me costó tres años descubrir a dónde se fue y los motivos por quien lo hizo. Se supone que era una de las fichas más grandes de la OPW y dejó todo eso atrás por una niña. Rio fuerte burlándome de él, mientras que perdió el tiempo todos estos años jugando al enamorado yo si aproveché cada minuto.
Pase los últimos años de mi vida creando una droga diferente, una droga que no puede ser detectada por ningún examen, tan poderosa que se adhiere a la piel en forma de un inofensivo tatuaje pero sus efectos son letales. Logre disolver mi creación en tinta para la piel. Estoy a punto de mejorar el Adem, de una manera que nadie se espera, con mi objetivo cumplido, es tiempo de centrarme en vengar a mi padre.
Lo he pensado mucho y qué mejor manera que, la misma niña que se encargará de traerlo de vuelta a Australia, sea quien lo destruya y me lo entregue en bandeja de plata. El maldito creyó que asesinar a mi padre no tendría represalias. Vaya que se equivocó, ya que a diferencia de lo que cree soy de los que prefiere tomarse la venganza poco a poco y disfrutarla.
—Kadlin Banks. —leo el nombre en la revista americana— Debo admitir que Thomas tiene un gusto exquisito.
—Según el investigador, los lazos que ha creado con esa mocosa son muy fuertes, a tal punto que traicionó a la familia por ella.
Lo observo.
—Explicame eso.
Observo al tipo de cabello negro frente a mi, mientras me entrega con lujo de detalles la información que tanto me servirá a futuro.
Bebo otro trago mientras sigo escuchando canturrear al cretino frente a mi, sino me fuera útil hace mucho le hubiese metido una bala en la cabeza. Me desespera, me cuesta creer que los Gold son hijos de este sirve para nada.
—Así que recibiré a la actriz en mi casa con doble intención. Recuerda que mis hijos no lo saben y lo ideal es ganarme la confianza de la chica primero.
—En el momento que Thomas llegue a buscarla me informas.
—Prometiste que todos estaríamos a salvo.
—La única que me interesa mantener a salvo es a Elizabelle —lo señaló— ¿Cuando la traerás?
—Mi ...mi hija aún no puede venir, si sus hermanos notan su ausencia comenzarán a entrometerse.
Me acerco amenazante.
—Más te vale no defraudarme esta vez o te juro que te mato. He sido muy paciente desde hace dos años cuando me ofreciste a Elizabelle.
—Ya te lo dije, mi hija es tuya, solo necesito tiempo y que desaparezcas a Thomas.
—Una falla mas Gold y te llevo abajo para que Rose te torture hasta que supliqué estar muerto.
El tipo asiente como el cobarde que es, hago una señal para que se marche.
Tomó la revista de nuevo y caminó hasta la habitación de mi prisionero, desde que llegó aquí ha mejorado bastante, ya camina y habla, aunque de cierto modo eso me desespera, no me deja en paz.
Entro sin tocar y lo encuentro conversando con Jess, le arrojó la revista en la cara la observa y sus ojos se abren asombrado.
—Llegó la hora de pagarme todo lo que he hecho por ti.
—Señor Parker...
Niego y le apuntó con el arma.
—Kadlin Banks
—Es actriz, nacida en Irlanda sus padres son Victoria Andersson y Peter Banks.
Parece que estuviera leyendo su biografía en Wikipedia, lo observo en silencio unos minutos.
—Es novia en secreto de un director de cine muy conocido.
—¿Secreto? ¿Acaso no salía con un actor?
Niega.
—No, sale con el director. Es solo una actriz, no tiene nada que ver en esto.
—Chica mala, le gustan mayores —sonrío— Dijiste Peter Banks...
Asiente no muy convencido.
—Por favor...
—No hables si no lo pido, me irritas. Ahora me vas a escribir todo sobre esta pequeña actriz, pasaré en una hora por los datos y si ocultas algo, ya sabes que pasará.
Ese nombre se me hace realmente familiar, porque el puto de Agustín no me dio nombres de las personas que la rodean, ella es mi ficha clave y por ende, necesito conocerla por completo.
El prisionero me mira asustado, pero aún así se rehúsa a darme más información de mi cachorra, por esta vez decido dejarlo pasar, ya que ahora tengo cosas más importantes que hacer.
Salgo de ahí y regreso a mi oficina, enciendo las pantallas que dan a las cámaras de seguridad que mi socio instalo en la habitación de mi mujer. Elizabelle Gold, una joven de cabello castaño, ojos oscuros, 18 años y la cual es la dueña de mi obsesión completa.
Una de las razones principales pro las que Thomas debe morir, con él vivo jamás lograremos estar juntos, paso mi mano por la pantalla mientras la veo ducharse, la necesito la quiero y pronto la tendré en cuanto la estrella de Hollywood pise suelo Australiano en dos semanas.
Sin saberlo la vida de esta niñita está a punto de cambiar una vez pise mi infierno. Por culpa de Thomas, Kadlin Banks dejará de ver cámaras, para ahora ver armas.
Frenesí ya disponible en mi perfil
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INEFABLE✔️
Romance✮Trilogía Perdición✮ Libro I: "Luces, cámaras y dolor" Kadlin Banks, la actriz más conocida, famosa, y admirada del mundo, no es una diva mas de la pantalla grande, esta mujer es la perfección andante.Goza de todo lo que cualquier ser humano desea...