Chapter Eight

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CON SU NUEVA VARITA EN MANO, Charlus no pudo sacudir la familiaridad que corría por su cuerpo, al ver las flamas verde

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CON SU NUEVA VARITA EN MANO, Charlus no pudo sacudir la familiaridad que corría por su cuerpo, al ver las flamas verde. No tenía que escuchar la voz de James ni tenía que ver a su hermano frente a él para saber que su presencia estaba ahí, podía sentirlo, ¿pero cómo? Según todos, James estaba muerto, pero la conexión de gemelos que compartían nunca les falló a los hermanos Potter antes.

Hubo una ocasión en donde James abrió la boca en el momento equivocado cuando estaba solo junto a unos Slytherin que nunca fueron conocidos por tener amenas conversaciones con los Merodeadores. Fue después de la práctica de quidditch de Gryffindor y James estaba de muy buen humor, pavoneándose casualmente por el corredor yendo al Gran Comedor. Después de un par de palabras entre él y los otros, sacaron sus varitas y, aunque James estuvo confiado en poder derrotarlos a los tres, estaba en desventaja.

Fue Charlus, sentado en el Gran Comedor con Sirius, quien sintió que algo estaba mal. El presentimiento era difícil de describir, en especial a Sirius, que lo veía preocupado. Quizá no conocía todos los detalles, pero sabía que algo estaba mal, provocando que se levantara de su butaca y de la mesa y fuera a los pasillos.

Unos minutos después, Charlus se topó con la conmoción de su hermano en contienda con los otros tres chicos que lo apuntaban de diferentes direcciones. Inmediatamente sacó su varita, al igual que Sirius, librando a James de sus atacantes. Cuando James le preguntó a Charlus cómo supo dónde encontrarlo, Charlus no tenía una explicación detallada, solo podía decir que sabía que algo estaba mal.

Le hizo preguntarse, al estar en la tienda de Ollivander, si James había sentido lo mismo cuando Charlus fue atacado.

—Está aquí, puedo sentirlo —dijo Charlus en voz alta—, James está aquí.

Maeve no hizo nada para ocultar su preocupación al ver que Charlus hablaba como si su difunto hermano hubiera llegado casualmente para tomar el té. Se giró a Ollivander, preparada para disculparse porque se dio cuenta de que quizá era muy pronto para que Charlus estuviera por ahí en un estado frágil. Pero el creador de varitas no se veía molesto por lo que decía Charlus, de hecho, asintió con una sonrisa.

Fue hacia Charlus y puso su mano sobre el hombro del joven, haciendo que Charlus se girara a mirarlo.

—No creo que haya sido coincidencia que su hermano se sintiera atraído a esa varita hace tantos años, raramente creo en coincidencias —dijo—. Y aunque la varita no fuera para él, claramente sintió una gran conexión con ella. Recuerdo que cuando usted entró a la tienda, era un niño muy callado, tímido, escondiéndose detrás de se madre la mayoría del tiempo hasta que fue su turno. ¿Cómo le sirvió la varita con la que lo emparejé?

Charlus parpadeó varias veces, tratando de mantener su concentración en los labios de Ollivander para asegurarse de que no se perdió nada de lo dicho.

—Funcionó bien —dijo—, no recuerdo haber tenido problemas. Era solo una varita...

—¡Ah! —exclamó Ollivander, interviniendo—. Pero una varita nunca debería sentirse como una vieja varita. Se supone que debe ser parte de usted. Ya ve, algunos magos y brujas necesitan crecer junto a su primer varita, con tal de que esté en buenas condiciones. Pero para otros, a medida que crecen, su varita no lo hace con ellos. Usted no es el mismo chico tímido que entró a mi tienda años atrás. Y ahora, está listo para esta varita y esta varita está lista para usted.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐮𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐧 ⟶ Harry Potter AU [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora