Chapter Twenty-Two

1.8K 242 22
                                    

 SIRIUS decidió quedarse despierto hasta que Charlus regresara, pero en cuanto más avanzaba la noche, empezó a ponerse nervioso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SIRIUS decidió quedarse despierto hasta que Charlus regresara, pero en cuanto más avanzaba la noche, empezó a ponerse nervioso. A pesar de las muchas veces que Maeve dijo que no fue su culpa, no se sentía menos culpable. Charlus no solo cargaba con su propio estrés, sino que Sirius sabía que estaba añadiendo más cada noche con sus pesadillas. No quería eso para ellos y esperaba que la nueva poción para dormir de Maeve les ayudara. Pero para cuando se acercaban las tres de la mañana, Sirius no pudo soportarlo más.

—Aún no ha regresado, ¿verdad?

Remus entró en la sala de estar donde Sirius había estado sentado en el sofá esperando por Charlus. Maeve ya se había ido a la cama, después de que ambos hombres le aseguraran que Charlus volvería pronto y que no debía preocuparse. Claramente, lo dijeron solo para hacerla sentir mejor, conteniendo sus dudas para sí.

—¿Por qué te importa? —masculló Sirius—. Está bien, seguro esta caminando por ahí.

—Oh, deja eso, Sirius, ¿está caminando por ahí a las tres de la mañana? Sabes muy bien que eso no suena bien. Y por más enojado que puedas estar conmigo, sabes que también me preocupo por Charlus. Ha sido mi amigo por el mismo tiempo que ha sido el tuyo, no olvides eso. Ódiame cuanto quieras, pero podemos concordar en que Charlus puede estar en problemas ahora mismo. Debemos averiguar dónde está, puede que necesite ayuda.

Por un momento, Sirius no habló, cruzando sus brazos tercamente. Sin embargo, no pudo seguir así mucho tiempo, pensando en todas las horribles cosas que pudieron haberle sucedido a Charlus. Se puso de pie rápidamente y vio a Remus.

—Está bien, ayúdame, Lunático.

Remus asintió, alegre de escuchar su apodo después de tanto tiempo.

—Está bien, pensemos por un momento. Sabemos que Charlus no estaría caminando por ahí a esta hora, no es propio de él. Así que fue a algún lado, ¿pero a dónde? ¿A quién podría visitar?

—Dudo que vería a Rita a esta hora —dijo Sirius—, además, estaba molesto. Seguramente buscaba consuelo, ¿pero de quién? Todos estamos aquí...

Pausó con la realización recorriéndole. Su pecho se sentía pesado y por un momento necesitó sentarse. Sabía exactamente a dónde había ido Charlus para buscar consuelo. Cuando Sirius fallaba en poner una sonrisa en su rostro o si había un conflicto que Charlus no podía resolver, acudía a una sola persona.

Antes de poder decirle a Remus, un ruido sordo se escuchó cerca de la chimenea, haciendo que ambos dieran un brinco. Se acercaron para ver que una de las figurinas de Maeve había caído. Remus se agachó y la recogió, sosteniendo un pequeño ciervo entre sus dedos en la luz del fuego.

—¿Cornamenta?

Sin esperarlo, tan pronto Remus dijo el apodo de su viejo amigo, el fuego en frente de ambos empezó a descontrolarse. Él y Sirius saltaron para evitar quemarse, solo para que Sirius viera la linterna cerca de la puerta prenderse con una flama verde antes de que la puerta se abriera.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐮𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐧 ⟶ Harry Potter AU [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora