❝Si con mi vida o con mi muerte puedo protegerte, lo haré.❞
El Elegido es secuestrado de la casa de los Dursley y resulta ser lo mejor que le pudo haber pasado.
Obra original de kmbell92.
Yo sólo traduzco.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
RITA SKEETER era tan ambiciosa como hermosa, una combinación mortal. Su pluma era su fiel compañía en su búsqueda por la próxima gran historia. Por supuesto, fue uno de los buitres que acecharon fuera de San Mugo esperando poder hablar con uno de los solicitados hombres del momento para una entrevista. Y aunque otros periodistas ya se habían ido a casa, de vuelta en la calidez de sus casas y con sus familias, Rita se quedó un poco más y su compromiso dio frutos. Fue aún mejor el que pudiera ver a Charlus Potter fuera del hospital solo.
Al principio, dudó en acercarse, porque lucía irritado y existía la posibilidad de que la mandara al demonio. Sin embargo, si estaba lo suficientemente enojado, quizá podría hacer que descargara una buena historia.
—Rita Skeeter —dijo Charlus, mirándola—, la verdad es que no tienes ni un hueso de vergüenza en tu cuerpo, ¿no?
—Duermo mejor sin él, señor Potter.
Charlus pudo ver cómo sus manos se movían en varias señas entre ambos, haciendo que levantara una ceja. No estaba al tanto de que supiera lenguaje de señas, ya fuera que aprendió lo suficiente para hablar con él o no, Charlus admiraba la dedicación, por lo que decidió darle unos minutos.
—Las señas fueron un buen toque. Así que, ¿qué tienes, Rita?
Sus cejas se fruncieron.
—¿No querrá decir, qué quiero?
—No —contestó—, sé qué quieres, Rita. Siempre fue claro. Lo que quiero decir es, ¿qué tienes para mí? ¿Qué tienes que pueda querer lo suficiente como para intercambiarlo por la historia que buscas?
Los labios se Rita se curvaron en una sonrisa, disfrutando de sus palabras.
—Señor Potter, ¿está seguro de que no fue un Slytherin? Es bastante ingenioso detrás de esa cara de niño inocente que tiene. No me quejo, disfruto de las conversaciones con personas intelectuales. Es una rareza estos días. Y para responder a su pregunta, puede que tenga algo que le interese.
Charlus no dijo nada, pero miró a San Mugo, dándole la indirecta de que tenía el tiempo limitado para convencerlo, o iba a entrar al hospital de vuelta.
—Me las arreglé para conseguir información del juicio de Peter Pettigrew que puede que le interese conocer.
—Es culpable —discutió Charlus—, es lo único que me importa. Puede pasar el resto de sus días pudriéndose en Azkaban.
—¿Puedo usar esa frase? —bromeó—. De todos modos, no es el veredicto lo que pensé que le interesaría, señor Potter, sino lo que el señor Pettigrew confesó durante el juicio. Tenía que ver con su esposo, lo que podría tener grandes repercusiones si el Ministerio decidiera investigar. Puede que quieran recibir una advertencia.
Estaba la posibilidad de que Rita le estuviera mintiendo, pero también era posible que sí tuviera información útil. Peter era capaz de decir cualquier cosa con tal de conseguir misericordia.