❝Si con mi vida o con mi muerte puedo protegerte, lo haré.❞
El Elegido es secuestrado de la casa de los Dursley y resulta ser lo mejor que le pudo haber pasado.
Obra original de kmbell92.
Yo sólo traduzco.
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DESPUÉS DE UNA BUENA NOCHE DE SUEÑO, Charlus abrió los ojos y se encontró que le dolía el cuello. Se levantó lentamente hasta sentarse y miró hacia Sirius y Harry que aún continuaban durmiendo, y juzgando por sus incómodas posiciones, probablemente iban a despertar con el mismo dolor. Sin embargo, se veían muy en paz como para que los molestaran, por lo que Charlus dejó que continuaran durmiendo mientras se levantaba del sofá e iba al baño.
Ya temprano en la mañana, Charlus pasó de su mundo de sueño a su modo calculador de cada jugada que haría. Todos se veían confiados de que las cosas iban a salir perfectas, pero Charlus nunca pudo compartir esa misma confianza. Sí, su mente estaba un poco más tranquila, sabiendo que recuperó a Harry, pero era tonto bajar la guardia cuando se trataba de oponerse a alguien como Albus Dumbledore.
Incluso minutos después, con un cepillo de dientes en la boca, Charlus caminó de un lado a otro. No era suficiente estar a mano con Dumbledore o ganarle unas veces, Charlus sabía muy bien que siempre debía estar un paso adelante y eso significaba planear una solución para cada giro posible. Sí, tenía muchos planes bajo la manga, pero solo uno podría funcionar, la cosa era, ¿cuál?
Una vez su vejiga estuvo vacía y sus dientes cepillados, su caminata no terminó hasta que se encontró con una escena poco común en la cocina.
La última persona que esperó ver, sentada en la mesa. Walburga.
Un leve movimiento en la puerta hizo que mirara hacia ella y viera solo un pelo de la cabeza de Kreacher antes de que el elfo doméstico desapareciera de vista. Curiosidad ocupó su mente hasta que Walburga giró la cabeza para enfrentarlo.
—Siéntate.
A pesar de no poder escuchar el tono en su voz, Charlus no detectó ira, malicia o demanda en su pedido. Le hizo un gesto con la mano para que tomara la silla más cercana a ella, dejando a Charlus sin más opción que sentarse. Por un momento nada sucedió, nadie dijo nada y ninguno se movió. Si Walburga iba a insultarlo, estaba conteniéndose detrás de una expresión cansada.
En el pasado, Walburga no tenía nada amable que decir sobre Charlus o sobre su familia. Recordaba cuando Sirius se agobiaba y molestaba por cómo la familia Black hablaba sobre los supuestos "traidores de la sangre". Y hubo muchas ocasiones, en la que Walburga caía tan bajo como para burlarse de Charlus por ser sordo, remedando el uso de sus manos para comunicarse, o asegurando que era una maldición que cayó sobre los Potter por ser amistosos con los "sangre sucia".
Charlus tuvo muchas oportunidades de usar todo lo que pasó en el pasado en su contra, por todo lo que había dicho, aunque no haya estado presente para ello. Sin embargo, no sentía satisfacción en gritarle a una mujer que estaba con un pie en su tumba. Sin importar los demonios que cargaba, todo lo que Charlus podía ver era una mujer frágil.
—¿Té?
Otra palabra de ella, pero no esperó a que le respondiera e hizo aparecer una taza de té momentos después, llena hasta el borde. Charlus no pudo obligarse a decir que no quería el té, pero tampoco lo tocó. En su lugar, segundos después, vio cómo empezó a toser. Su frágil cuerpo se sacudió violentamente y Charlus la vio jadeando por aire antes de entrar en otro ataque. Sacó un pequeño pañuelo de su túnica y continuó, cubriendo su boca.