Chapter Thirteen

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NO PERDIERON EL TIEMPO, atando y amordazando a Peter con magia

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NO PERDIERON EL TIEMPO, atando y amordazando a Peter con magia. McGonagall envió dos lechuzas, una para el Ministerio de Magia y otra para Albus Dumbledore, para informarle al director de lo que sucedía. Mientras, Hogwarts debía continuar, como era usual, fue su responsabilidad como Subdirectora la de organizar las cosas tanto como pudiera cuando había caos. Por los que fueron testigos de la escena en el pasillo, de boca en boca, la historia recorrió el castillo. Pero McGonagall dio la instrucción de que todos los estudiantes debían dirigirse a sus respectivas salas comunes hasta próximo aviso.

Dejando a la profesora Sprout y al profesor Flitwick a cargo, McGonagall llevó a Charlus a la oficina del director, mientras Peter iba detrás. Aunque no pudiera gritar o hablar, Peter peleó con todo de sí. Intentó pedir misericordia, sin estar seguro de cuáles serían las consecuencias por sus actos. Sin embargo, todo quedó en oídos sordos con Charlus que, muy sorprendido por todo, continuaba siguiendo a McGonagall calladamente.

Era una cosa teorizar los posibles escenarios para limpiar el nombre de Sirius, pero Charlus nunca pensó que tendría razón con la idea más inverosímil de todas. Peter estaba vivo, quizá no en buen estado, pero vivo. Viviendo en incógnito como una rata mascota de la familia Weasley después de pretender que fue asesinado esa noche. La explosión que todos vieron funcionó como una excelente cubierta, en especial al ser una rata y escapar, dejando atrás solo un dedo que servía como la única evidencia en contra de Sirius.

Y aun así, Charlus aún no podía creer que eso en serio sucedió. Peter creció con James, Sirius y él, y los saboteó de la peor forma posible. Si Peter fue el espía de la Orden todo el tiempo, entonces, seguramente, era también el responsable por la aparición de Bellatrix y los Mortífagos la noche en la que Charlus fue atacado. Peter sabía que iban a hacer el cambio, que Charlus estaría solo en casa, era la oportunidad perfecta.

Una vez Charlus estuviera fuera de escena, Sirius estaría vulnerable y todo iría cuesta abajo.

Peter dijo que lo hizo para protegerse a sí mismo y a su madre, y habría sido entendible si hubiera intentado pedir ayuda. Pero no lo hizo. En su lugar, atendió cada reunión de la Orden, estuvo de acuerdo con todo lo que se decía, bebiendo cada pieza de información que luego le daría a Voldemort y a sus seguidores. Charlus no sentía lástima por Peter, en ese momento, se sentía casi entumecido de toda emoción que intentaba abrumarlo.

McGonagall dio la contraseña, consiguiendo acceso a la escalera oculta tras la estatua de gárgola. Tan pronto llegaron a la oficina, le urgió a Charlus sentarse porque se veía como si fuera a caer en cualquier momento. Peter se quedó en el suelo y lo único que podían hacer era esperar a que alguien llegara.

Charlus se sentó en el sillón de cuero, con sus ojos enfocados en el cuerpo de Peter antes de ir por su varita. Peter se encogió, anticipando recibir una maldición y McGonagall se preparó par desarmar a Charlus para que no hiciera algo de lo que se pudiera arrepentir. Sin embargo, Charlus simplemente quitó el Encantamiento Silenciador de Peter, liberando su boca una vez más para hablar.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐮𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐧 ⟶ Harry Potter AU [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora