❝Si con mi vida o con mi muerte puedo protegerte, lo haré.❞
El Elegido es secuestrado de la casa de los Dursley y resulta ser lo mejor que le pudo haber pasado.
Obra original de kmbell92.
Yo sólo traduzco.
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EL MINISTRO FUDGE no quería tener más problemas. Su carrera no sobreviviría el más pequeño escándalo. El accidente que lo involucraba allanando el apartamento de Maeve Elpis y acusando a Sirius Black de ser un animago ilegal salió horrible. No solo el público pedía su renuncia, hasta brujas y magos de Wizengamot buscaban tomar cartas en el asunto en su contra. Lo único que lo estaba sosteniendo era que Charlus Potter y los otros no se habían acercado a las cortes buscando justicia por sus acciones.
Sin duda alguna, Fudge estaba furioso por haber sido manipulado para caer en una trampa. Pero fue claro que Charlus Potter no era alguien con quien meterse. Había subestimado a su oponente y ahora que Charlus tenía al público de su lado, incluyendo a los medios, Fudge no podía hacer algo sin ser monitoreado de cerca o criticado.
No se sorprendió cuando Albus Dumbledore se le acercó una tarde, pero Fudge deseó que no lo hubiera hecho.
—Mis manos están atadas, Albus —suspiró Fudge, sentándose detrás de su escritorio—, me temo que soy de poca ayuda, a pesar de mi cargo. ¿Qué es lo que buscas exactamente?
—Harry Potter debe regresar bajo el cuidado de su tía materna, Petunia Dursley. Hablé con Charlus hace unos días y estuvo de acuerdo en tener visitas con Harry, pero fue mentira. Se llevó a Harry de la casa de los Dursley sin mi permiso.
Fudge levantó la mirada del suelo.
—¿Estás insinuando que Harry Potter fue secuestrado?
—Técnicamente, no —replicó Albus, luciendo adolorido por un segundo—, su tía entregó a Harry voluntariamente a Charlus. Fue tan audaz de decirme que diría que Harry se está quedando con su tío hasta que se hagan las preparaciones. Están buscando terminar su custodia y pasársela a Charlus mientras hablamos. Me temo que intentarán ir a las cortes muggles.
—¿Temes de ello porque están en sus derechos legales de hacerlo? —Ambos hombres se giraron para ver a una bruja en la entrada, con su barbilla en alto y sus ojos sobre ellos.
—Madam Bones —Fudge tragó grueso—, ¿qué la trae aquí?
Amelia, alguna vez una estudiante de Albus Dumbledore y ahora parte del Wizengamot, entró en la oficina. Su cabello estaba peinado hacia atrás en un firme moño, permitiéndole a sus pómulos ser la característica más prominente de su rostro.
—Perdóneme, Ministro —empezó, aunque no sonaba muy apenada—, pero estoy aquí para entregarle su citación judicial personalmente cuando escuché la conversación. Viendo que tengo un vasto conocimiento en las leyes del mundo mágico, y que soy familiar con sus contrapartes muggles, permitan que les dé un consejo a ambos. Profesor, usted no tiene ningún poder legal sobre la custodia de Harry Potter.
—Creo que, con la falta de información apropiada, Madam Bones, está equivocada —respondió Albus calmadamente—. He sido responsable del cuidado de Harry desde la noche en la que murieron Lily y James Potter. Ha sido mi responsabilidad.