❝Si con mi vida o con mi muerte puedo protegerte, lo haré.❞
El Elegido es secuestrado de la casa de los Dursley y resulta ser lo mejor que le pudo haber pasado.
Obra original de kmbell92.
Yo sólo traduzco.
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ERA VÍSPERA DE NAVIDAD y a pesar de casi congelarse y morir la noche anterior, Charlus estaba de pie y moviéndose la mañana siguiente cuando Sirius se despertó. Levantándose lentamente del suelo, Sirius sintió lo tieso que estaba su cuerpo, pero debía admitir que fue una de las mejores noches de sueño que tuvo desde su salida de Azkaban. Al moverse y estirarse, Sirius vio a Charlus sentado en la cocina. Frente a él, tenía una torre de sándwiches en un plato, comiéndola felizmente, nivel por nivel.
—Bien, estás despierto —la voz de Maeve sonó detrás de Sirius, y se giró—. Estaba esperando que despertaras antes de empezar a decorar. No quería molestarte. ¿Cómo dormiste?
—Bien, de hecho —respondió—, no creo haber tenido ninguna pesadilla después de irme a dormir cuando Charlus regresó. Aunque mi espalda y cuello me están matando.
—Eso pensé —dijo Maeve moviendo su varita, decorando la chimenea con una guirnalda—, hay una botella en la cocina para tratar eso. Charlus estaba prácticamente caminando de lado esta mañana porque le dolía el cuello. Pero ve y come antes de que Charlus coma todo. No creo haberlo visto comer tanto antes.
—De hecho, esto es típico —rió Sirius—, puedes considerarlo una merienda. Debiste haberlo visto en Hogwarts, podía acabar con todo el Gran Comedor por sí solo. Y cuando estaba en casa, Euphemia no podía poner la comida lo suficientemente rápido en su plato. Tiene buen apetito.
—Bueno, parece que entre el caminar por todos lados, la terquedad y su apetito, Charlus está regresando a ser el de antes. Es una buena señal. Seguro que va a recuperarse ahora que te tiene a ti y a Remus. La familiaridad es algo bueno que tener durante esos tiempos.
—Bueno, aunque me gustaría tomar el crédito, creo que fue James quien ayudó más.
Maeve tildó la cabeza confundida, en medio de acomodar el árbol de Navidad, viendo a Sirius.
—¿James? ¿Cómo?
Sirius ajustó la pequeña figura de ciervo en la chimenea.
—Cornamenta siempre ha estado ahí para su familia, ni la muerte podría detenerlo.
—De todos modos, me alegra ver a Charlus comiendo, pero tú también debes comer algo. Así que ve a la cocina y hazlo. Voy a salir ahora para terminar mi lista de compras.
Asintiendo con la cabeza, Sirius dejó que Maeve terminara de decorar y fue hacia donde Charlus estaba sentado. Notando el movimiento, Charlus levantó su cabeza y recibió un beso en la frente y la mano de Sirius pasando por su cabello.
Bromeando, Sirius fue a tomar uno de los sándwiches de Charlus, viendo cómo la mandíbula de su esposo se apretaba. Pero no dijo nada, dándole permiso a Sirius de comer uno de sus sándwiches, sin importar qué tan territorial era sobre su comida.
—Es broma —dijo Sirius, dejando la comida donde estaba—, creo que empezaré con un café y veré qué más puedo digerir.
Sin embargo, cuando iba a servirse un café, Charlus tomó otro plato y puso la mitad de su torre de sándwiches en él antes de empujarlo al asiento a su lado. Cuando Sirius se sentó, Charlus apuntó a la torre.