❝Si con mi vida o con mi muerte puedo protegerte, lo haré.❞
El Elegido es secuestrado de la casa de los Dursley y resulta ser lo mejor que le pudo haber pasado.
Obra original de kmbell92.
Yo sólo traduzco.
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CHARLUS NO HABLÓ POR DOS DÍAS DESPUÉS DE LA VISITA DE REMUS. En su lugar, estaba enfadado y con las cortinas cerradas, dejando que se sumergiera en la oscuridad. Era mucho que digerir; Sirius fue acusado de ser un asesino y un traidor, su familia murió y solo quedó uno de ellos en quién sabe dónde, y no pudo hacer nada para prevenirlo. La culpa lo estaba comiendo vivo desde su interior, y aunque intentara resolver las cosas, parecía que todos estaban enfocados en decirle que estaba mal.
Todos lo veían como si estuviera demente por creer que su esposo era inocente, pensaban que solo necesitaba tiempo para volver a ajustarse al mundo. Le tenían lástima al pobre Potter que fue torturado, sabiendo que la información que tenía no era suficiente para liberar a Sirius y quizá por eso Fudge y Dumbledore no se molestaron en visitar.
Lo veían como una perdida de tiempo.
Y después de compadecerse, Charlus realizó que estaba perdiendo el tiempo. Se había perdido de mucho por seis años y pasar más tiempo en San Mugo no le hacía ningún favor. Si había una forma de sacar a Sirius de Azkaban, no se estaba acercando a ella solo quedándose en cama.
—Bueno, Sirius —susurró—, voy a arreglarlo. No sé cómo aún, pero voy a arreglarlo.
Sentándose en la cama, Charlus hizo una mueca al sentir la rigidez de su cuerpo. Durante su estadía en San Mugo, los Sanadores incluyendo a Maeve trabajaron con él para recuperar su fuerza, pero el progreso no era tan rápido como le gustaría. Continuó trabajando duro, retándose a sí mismo, pero le dijeron que no se sobrecargara porque podría lastimarse. Cuando quisiera moverse, debía llamar a uno de los Sanadores para ayudarle, pero esa mañana, estaba agotado de llamar a otros.
Sacando sus piernas por un lado de la cama, estiró sus brazos y espalda tomando varias bocanadas de aire, luchando contra el dolor muscular. Miró hacia su propio espejo privado y lavamanos en la habitación. Lentamente, usando la base de su cama, Charlus se esforzó para ponerse de pie. Era la primera vez que lo hacía sin la ayuda de Sanadores estando en sus costados.
Sin duda alguna, era difícil hacerlo sin tener dos personas de quienes apoyarse, y pronto sintió cómo su respiración se aceleraba. Sin embargo, no se atrevió a llamar por ayuda, sabía que debía recuperarse en los ojos de los Sanadores antes de poder irse. Si no hacía ningún progreso, eso solo retrasaría sus planes.
Lento, pero seguro, Charlus caminó hacia la pared para usarla como apoyo, sin embargo, cuando estaba acercándose, había un pequeño espacio entre la pared y el lavamanos que lo dejaría con poco de lo que agarrarse. Con el ceño fruncido, masculló para sí antes de soplar el cabello fuera de su rostro y ahí se dio cuenta de lo mucho que éste había crecido.
Curioso de saber cómo lucía, Charlus dio un paso lejos de la pared y luego otro, pero determinación pura no fue suficiente.
En meros segundos, Charlus estuvo en el suelo, con dificultad para respirar por el choque antes de girar y ponerse boca arriba con un gruñido de dolor. Al intentar ganar la fortaleza para ponerse de pie, se encontró riéndose porque todo en lo que podía pensar era cuando James y él cumplieron diecisiete años.