Anne estaba realmente preciosa y Eva muy orgullosa de sus amigos.
A las siete menos veinte de la tarde llegó un precioso coche en busca de la novia y su padr. Sus damas de honor, Eva y Samantha, viajaron en otro coche que les seguía.
Llegaron al inmenso cortijo donde se celebraría la boda y el cual estaba ya repleto de invitados.
La gallega y la valenciana fueron las primeras en llegar al altar que se había colocado en el centro de un gran salón junto a Bruno y Flavio, los acompañantes del novio. Anne esperaba fuera junto a su padre mientras los invitados terminaban de llegar. Cuando el novio llegara sería la señal para que ella entrara.
- Creo que si fuera mi boda no estaría tan nerviosa - bromeó Sam.
Eva sonrió. Ella pensaba lo mismo.
- Cuando os caseis - dijo la castaña señalando con la mirada a Flavio -, te buscas a otra dama de honor.
- Eso no te lo crees ni tú.
En ese instante, Eva divisió entre la multitud a Hugo y de nuevo sintió ganas de huir.
Él no la había visto aún pero no tardaría en hacerlo.
***
- Venga tio, que va a salir muy bien - sonrió Hugo dando un apretón en el hombro a Gérard.
- En la vida he estado tan nervioso - rio su amigo -. Y tú estás muy guapo eh.
- Me he puesto traje, para que veáis lo importante que sois - bromeó -. Voy entrando.
Pasó al gran salón y comenzó a saludar a sus amigos mientras buscaba su asiento.
En una de esas le dio por buscar a Sam coincidiendo con que la gallega estaba con ella.
Y Samantha, como no podía ser de otra manera, le pidió con la mano que se acercara. Él negó y vio como la castaña miraba a su amiga con los ojos abiertos como platos. Pero la valenciana no cesó en su intentó y le volvió a insitir.
Hugo suspiró, se frotó las manos y con un nudo de nervios en el estómago, acabó junto a las dos chicas.
- ¿Qué te pasa? - le dijo molesto.
Al acercarse, la gallega había esquivado su mirada y él tampoco había hecho mucho por buscarla, así que simplemente hacían como si el otro no estuviera ahí.
***
Era la primera vez después de cinco años que lo tenía tan cerca, es más, podía oler de nuevo su perfume.
Hugo y Samantha conversaban sobre algo que no le interesaba oír.
Se sentía incómoda, fuera de lugar. Y de nuevo se cuestionó qué hacía allí.
Gérard asomó por la puerta salvándole el momento y obligando a Hugo a volver a su asiento.
Habían sido escasos minutos uno al lado del otro y ni siquiera se habían mirado.
Era como si ya no se conocieran, y en parte porque esa era la triste verdad, que ya no se conocían.
La ceremonia fue muy emotiva y pasó rápido. Seguidamente, los novios condujeron a los invitados a otro salón en aquel gran caserío donde se serviría la cena.
Los habían agrupado de tal manera que en la mesa donde Eva comía se encontraban también Flavio, Samantha, Bruno, Maialen, Nia, Jesús, Anaju, Rafa y Hugo.
Quiso matar a su amiga cuando leyó el último nombre de los comensales de aquella mesa, pero ¿cómo de feo quedaría matar a su mejor amiga el día de su boda?
ESTÁS LEYENDO
Así que pasen cinco años.
FanfictionCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )