Madrid la recibió con el característico bullicio de gente.
Se dirigió en primer lugar a casa de Anne donde la chica, y su ya marido, la esperaban.
Al verse, se abrazaron como si hiciera años que no se vieran.
- Te hemos preparado la habitación de invitados - le sonrió la menor cuando se separaron del abrazo.
- De verdad que no tenías porqué - insistió Eva abrazando ahora a su amigo -. Me podría haber buscado un hotel sin problema.
- No seas cabezona - rio Gérard -, no vas a pagar un hotel para cuatro días teniendo habitación aquí.
La gallega sonrió agradecida y se dirigió a dicha habitación junto a Anne para instalarse mientras el ceutí salía a comprar la comida.
- Gérard va a pasar mañana todo el día en el estudio y yo he pensado en invitar a las chicas a comer y pasar el día juntas, ¿te parece?
- Claro que sí - contestó la castaña animada mientras colocaba su ropa en el armario.
- Y bueno, cuéntame - le habló Anne desde la cama.
La chica rio.
- ¿Qué quieres que te cuente Anne? - contestó con una sonrisa - Si me llamas casi todos los días, eres peor que mi madre.
Eva se sentó junto a ella en el colchón y ambas se miraron sonriendo.
- ¿No tienes pensado volver a España, verdad?
La chica torció su sonrisa.
- Es complicado, Anne - respondió -. Me encantaría, pero en Australia tengo un trabajo genial y estable con un sueldo más que suficiente; además, allí tengo mi casa, mis amigos. No es buen momento para volver, aquí no me queda nada.
- Nos tienes a todos nosotros, y a tu familia.
- Pero no es lo mismo.
- Aunque lo intentes, ya nada volverá a ser igual que cuando te fuistes, porque han pasado muchas cosas y hemos cambiado mucho. Ya no somos los mismos que por aquel entonces, pero ni tú ni nosotros, y eso no significa que sea un impedimento para tomar la decisión que quieres, porque quieres volver.
Eva suspiró.
- Claro que quiero, y más ahora que todo el mundo sabe la verdad, pero no sé si voy a ser capaz de soportar ciertas situaciones. Tengo miedo, Anne.
- ¿Ciertas situaciones?
La chica no contestó, pero la miró como si fuera obvio.
***
Hugo acababa de salir del estudio tras una mañana agotadora terminando las firmas de los discos que saldrían.
Por el camino hacia su casa, recibió un mensaje de Bruno.
"No estoy en casa, llego más tarde. Arréglate que salimos esta noche todos."
¿Esa tarde? Imposible, había quedado con Blanca.
Blanca era una chica que había empezado a conocer hacía un par de semanas; salían a menudo.
La verdad es que la madrileña le estaba ayudando bastante a desconectar, y a olvidarse de Eva después de tanto tiempo. Por primera vez en muchos meses, volvía a tener ilusión por alguien.
Iban sin prisas y sin etiquetas, salían y hablaban como amigos, aunque alguna noche habían acabado en la cama. Pero la cosa, por el momento, quedaba ahí.
"No voy a poder, voy a cenar con Blanca. Que os lo paséis bien." Le respondió.
Pasó la tarde jugando con Sulli y preguntándose qué sería de Lego, le gustaría volver a verlo, al fin y al cabo también fue suyo.
A eso de las ocho decidió arreglarse y salir a buscar a Blanca quién le esperaba en la puerta de su casa realmente guapa.
Blanca era todo lo contrario a Eva, y es que el chico no había vuelto a fijarse en nadie que se le pareciera. Eva había solo una.
La chica era prácticamente de la misma altura que él, con el pelo largo y rubio, los ojos verdes y la piel clara. No lucía tatuajes ni nada parecido, pues aseguraba que no le quedarían bien.
La había conocido una tarde en el estudio, era amiga de uno de sus productores y esa tarde congeniaron tan bien que se intercambiaron los teléfonos, y ahí empezó todo.
- Vaya, señorita - sonrió el chico bajándose del automóvil y acercándose a ella -, que guapa va.
La chica sonrió alagada y dejó un beso sobre su mejilla.
- He quedado con un chico muy guapo y la ocasión lo merecía.
La sonrisa del cordobés se ensanchó.
- Que tipo con más suerte.
Ambos se miraron y estallaron a carcajadas para luego subir al coche y dirigirse al restaurante que tenían reservado.
La cena fue agradable, entre risas y anécdotas se les pasó volando.
- ¿Te apetece volver a casa ya? - preguntó Hugo abrazando a Blanca por la cintura mientras volvían al coche.
- ¿Me propones un plan más interesante? - sonrió ella.
- Déjame sorprenderte.
***
Esa misma noche, en otro punto de la ciudad, Eva, Anne, Gérard, Samantha, Flavio, Anaju, Nia, Bruno y Maialen, andaban por las calles madrileñas en busca de algún local en el que terminar la noche.
Los chicos habían cenado en casa de Flavio y Samantha y habían decidido salir un rato a divertirse.
- ¿Y Hugo? - oyó Eva que Samantha preguntaba a Bruno.
- Con Blanca.
La chica se extrañó y miró a Anne sin entender muy bien quién era esa tal Blanca.
Su amiga se encogió de hombros sin saber tampoco a quién se referían, y Eva lo dejó pasar.
- Mirad, un karaoke - dijo Maialen parando frente a un establecimiento.
- Ostia, sí, aquí he venido yo algunas veces con unos amigos - sonrió Bruno -. ¿Nos quedamos?
Todos estuvieron de acuerdo, y cuando ya llevaban un par de copas de más, las risas se aseguraron en el momento en el que les cedieron los micrófonos del karaoke.
Y es que los chicos cantaban de lujo, pero si se disponían a pasar un buen rato, cualquiera diría que eran realmente cantantes.
***
Hugo aparcó el coche frente a un local de paredes rojas lo suficientemente ambientado como para no agobiarse mucho por la presencia de la gente.
Al bajarse del vehículo, el chico rodeó por los hombros el cuello de la rubia y ella entrelazó su mano con la que le colgaba a él por detrás de su cuello.
- ¿Se puede saber dónde me has traído? - preguntó divertida mientras se acercaban a la entrada de aquel lugar.
El chico sonrió susurró en su oído, mientras entraban sin separarse:
- Voy a poner en duda toda mi carrera en este karaoke.
Ambos rieron, pero las risas de algunos aquella noche acabaron cuando la pareja cruzó la puerta del establecimiento y dieron de frente con ciertos clientes del karaoke.
¡Hola!
Siento no haber publicado el miércoles, se me pasó por completo.
Aquí tenéis el capítulo correspondiente, para compensaros la espera mañana tendréis otro.
Espero que estéis bien.
Gracias por seguir leyendo, id contándome que os está pareciendo.
🤍🤍🤍
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Así que pasen cinco años.
FanficCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )