Hugo volvió a España casi tan roto como aquella tarde en que le dejó.
Mantuvo, por alguna razón que desconocía, la esperanza de que la chica apareciera como en las películas antes de que su avión despegara y le pidiera que no se fuera, que se quedara, que hablaran y volvieran a ser, al menos, amigos.
Porque la triste realidad era que en ese punto en el que estaban, no tenía ni idea de lo que eran.
Se montó en el avión que le llevaría de nuevo a Madrid observando por la ventana como dejaba Australia atrás.
Cuántas veces, tumbados en la cama y abrazados, habían soñado y planeado viajar juntos allí sin saber que acabarían así.
***
Esa semana no tenía grabaciones y fue algo que agradeció.
Terminó durmiéndose pasadas las nueve de la mañana después de la noche más intensa y difícil que había pasado desde que vivía allí.
Lloró como hacía años que no lo hacía, porque sabía que lo había perdido. Que él ya no la culpara y supieraa toda la verdad le reconfortaba y hacía su dolor un poco más llevadero, pero nada cambiaba que después de tanto pasado y vivido, ya no había espacio para el plural, solo eran ellos, por separado, nada.
Se despertó aquella tarde con un dolor de cabeza impresionante consecuencia de haber llorado tanto.
Miró el reloj y se vino abajo más aún si podía, a esas horas, Hugo ya estaría muy lejos.
___
Los siguientes dos meses fueron complicados para ambos.
Hugo le contó, tal y como ella pidió, todo a Sam y siguió trabajando en sus proyectos intentando olvidarla como años atrás.
Eva también siguió con su rutina, aunque ahora, su vida en Australia era menos complicada porque contaba con el apoyo de todos sus amigos a los que finalmente había dicho la verdad.
Pero llevaban dos meses sin saber el uno del otro, y aunque intentaban ocultarlo, les dolía, porque en esos dos meses habían conseguido darse cuenta que aquella madrugada en Australia había dado para mucho, y entre ello, ambos habían descubierto que no se habían olvidado, que se seguían queriendo.
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Terminaba abril y mientras en España llegaba el buen tiempo, en Australia comenzaban a bajar las temperaturas.
Ese domingo, Eva estaba tirada en el sofá viendo una película en la tele mientras comía helado y dejaba que Legolas, su gato, se acurrucara con ella.
De repente, su teléfono sonó dejando ver en la pantalla un número que no tenía registrado pero que, supuso que le llamaba desde España por el prefijo de las cifras.
Extrañada, dudó por un momento si cogerlo o no por miedo a que fuera alguien de Warner con los cuáles no tenía ni pizca de ganas de hablar, pero finalmente acabó descolgando.
- ¿Sí? - preguntó.
Al otro lado de la línea se hizo un breve silencio.
***
Hugo había quedado para comer aquella tarde con Sam.
- Y eso, que Fla se va esta semana a Murcia y me quedo sola en el piso - dijo la rubia mientras le servían las bebidas en el bar en el que estaban.
- ¿Y por qué no te vas con él? ¿O a tu pueblo? - le preguntó Hugo.
- Porque tengo trabajo esta semana - respondió -. Pero vaya, que no te preocupes que no me va a venir mal una semana sola.
El chico solo pudo reír.
- ¿Y tú qué? - le preguntó su amiga.
- Yo nada, preparando la gira de después de verano y ultimando las entrevistas para cuando salga el disco ahora en unas semanas.
- Entonces bien, ¿no? No tienes mucho trabajo.
- No - rio él -. No recordaba ya la última vez que pasaba tanto tiempo en casa.
Comieron tranquilos sin hablar de temas importantes y terminaron en casa de Hugo tomando algo.
Sentados en el sofá, fue Samantha, tan directa como siempre, quién preguntó:
- Y con Eva ¿qué?
Su amigo la miró y ella rio sabiendo que si las miradas mataran ya estaría bajo tierra.
- Nada - respondió escueto.
- No, si eso ya lo sé.
Hugo la miró levantando una ceja.
- No me mires así - rio la valenciana -, que yo hablo con ella, es más, todos menos tú hablamos con ella.
Aquello le pilló por sorpresa al chico que no tenía constancia de que Eva hubiera recuperado la relación con todo sus amigos.
- Le ha contado la verdad a todo el mundo - le informó la rubia -. Está muy arrepentida Hugo, solo quiere volver a tenernos en su vida.
- ¿A dónde quieres llegar, Sam? - le preguntó directo sin saber por dónde iba aquella conversación.
- A que me digas que coño sientes por ella, porque parece ser que todo el mundo lo tiene claro menos tú.
Hugo la miró sorprendido.
- Yo ya no siento nada por ella - respondió -, solo el cariño y aprecio que le guardo porque en el pasado fue una persona muy importante para mí.
Mintió. Mintió más que para convencer a su amiga, para convencerse a si mismo de que ya no la veía igual.
Y Samantha rio.
- Engaña a quién quieras, Hu - le dijo -, pero a nosotros no, porque cuando afirmas que ya no la quieres tus ojos lo desmienten, y me creo más a tus ojos que a tus palabras.
Dicho esto, y sin dejar al chico contestar, se levantó, recogió sus cosas, dejó un beso en su mejilla y se marchó excusándose en que tenía que recoger la casa.
- Piensa bien en lo que sientes tú, deja de tener miedo - fue lo último que le dijo antes de entregarle un papelito.
El chico se quedó confuso.
¿Tan evidente seguía siendo que todo el mundo veía en sus ojos lo que él se empeñaba en negar?
Cerró la puerta y desdobló el papelito encontrándose un número de teléfono escrito. ¿De quién era y por qué se lo había dado Sam?
Se sentó en el sofá sosteniendo el papel en una mano y en la otra el teléfono y marcó aquellas cifras en el dispositivo.
Dudó si llamar o no sabiendo que con total certeza, aquel número era de Eva, pero finalmente lo hizo y tras un rato marcando iba a colgar cuando escuchó de nuevo, tras dos meses, su voz al otro lado de la línea.
- ¿Sí?
Y colgó.
Quedó como un completo idiota, pero es que no se veía capaz de afrontar aún, de nuevo, una conversación con la chica, más que nada porque no sabría qué decirle y porque, de verse capaz de hacerlo, quería que fuera en persona, no a través de un teléfono a miles de kilómetros de distancia.
¡Hola!
Aquí tenéis el capítulo de hoy miércoles, espero que os esté gustando.
Aún queda mucha novela (y os adelanto que mucho drama también)
Nos vemos el lunes.
Gracias por leer.
🤍🤍🤍
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Así que pasen cinco años.
FanfictionCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )