Capítulo 30

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Eva bajó minutos después que Hugo y al llegar al salón se encontró a todos sus amigos desayunando tortitas.

- ¿Se puede saber quién ha hecho esto? - preguntó cogiendo una de un plato y llevándosela a la boca.

- Yo misma - respondió Samantha sonriente -, ¿a qué están buenas? - preguntó.

La gallega asintió.

- Siempre he dudado de tu manejo en la cocina, pero me asombra que hayas mejorado - bromeó la castaña.

- Serás gilipollas - rio su amiga -, calla y come.

Se sentaron todos en la mesa debatiendo sobre la capacidad de cocinar de Sam y llegando a la conclusión de que Flavio lo hacía mejor.

Y fue entonces cuando Eva se dio cuenta de que faltaba Hugo.

- Oye, ¿y Hugo?

Sus amigos se miraron y ella se puso nerviosa.

- Ha salido y no ha querido decir a dónde - respondió Bruno.

- Pero dijo que no tardaba mucho, que no nos preocupásemos - concluyó Anne.

Ella asintió no muy convencida, algo olía raro allí.

Recogieron tras el desayuno todos los platos y se tumbaron en el sofá a ver una peli. Era una mañana fría aunque según el telediario, por la tarde subirían las temperaturas, así que aquella mañana no saldrían.

Pasadas las doce y cuarto de la mañana sonó el timbre y Eva, acompañada de Anne, acudió a abrir.

Era Hugo.

- Siento haber tardado - se disculpó el chico con una sonrisa entrando a la casa.

- ¿Dónde estabas? - preguntó Eva.

A la chica le sonaba muy raro que sin conocer la ciudad se hubiera atrevido a salir solo sin dar explicaciones.

- Nada importante, de verdad - sonrió él.

Eva levantó una ceja y justo antes de replicar intervino Anne.

- ¿Se puede saber qué pasa con vosotros dos? - preguntó.

Hugo y Eva se miraron sin entender a qué se refería.

- No os miréis así - sonrió la chica -. ¿Estáis juntos?

Eva levantó ambas cejas mirando a su amiga queriendo matarla, y Hugo rio.

- No - contestó la castaña.

El rubio asintió dándole la razón.

- ¿Y esperáis que me lo crea?

Ambos se encogieron de hombros.

- Me parece muy fuerte esto - les señaló la menor de las chicas -, toda la vida aguantando a ambos y no sois capaces de decirme que tenéis algo cuando es más que obvio, muy bonito.

Los tres echaron a reír.

- Serás la primera en enterarte cuando volvamos - aseguró Hugo -, ¿nos dejas solos por favor?

Anne le lanzó una mirada asesina a ambos y volvió al salón.

Aprovechando que estaban solos, Hugo abrazó por la cintura a la gallega atrayéndola hacia él. Eva rodeó su cuello con sus brazos y fundieron sus labios en un beso.

- ¿Cuándo volvamos? - preguntó sugiriente la chica.

Él asintió con los ojos cerrados y volvió a besarla.

En mitad del beso, Eva sonrió:

- ¿Dónde has estado? - insistió con la sonrisa intacta.

- ¿Confías en mí? - preguntó Hugo.

Ella le miró asintiendo como si fuera lo más obvio.

- Pues no preguntes más y tira al salón que yo voy al baño.

La chica achinó los ojos algo desconforme con la respuesta y se giró para marcharse.

- Cambia esa cara mujer - le susurró el rubio dando una leve cachetada en el culo a la chica.

Ella se llevó las manos al lugar del golpe y sonrió negando para luego volver al salón.

***

En cuanto dejó la habitación, Hugo bajó las escaleras a toda prisa y tras pedirle a Sam que le cubriera ante sus amigos, se marchó en busca de Michael, el amigo de Eva.

Había conseguido su perfil de Instagram a través de las redes sociales de la chica y le había pedido verle en la cafetería donde se encontró a ambos aquel día.

El australiano se presentó en el local a la hora acordada, y el andaluz le esperaba ya en una mesa algo nervioso.

Se saludaron con una sonrisa y se estrecharon la mano para más tarde empezar una conversación en inglés, que a Hugo le costó cierto esfuerzo sobrellevar, pues nunca se había llevado bien con el idioma.

- ¿Qué pasa? - preguntó amablemente el castaño.

- Te he llamado porque quiero hacer algo por Eva y necesito ayuda, y creo que nadie mejor que tú me podría ayudar - explicó el rubio -. Eres su amigo desde hace años y la conoces muy bien.

El otro chico sonrió asintiendo.

- Eva quiere volver a España pero está muy insegura por todo y yo estoy dispuesto a hacer lo que sea para que se vayan esas inseguridades y pueda volver a trasladar su vida allí.

Michael asentía en silencio escuchando al cordobés.

- Me gustaría que hablaras, si no es mucha molestia, con la empresa en la que ambos trabajáis y me informaras de qué pasaría si Eva decidiese dejar el trabajo - pidió -. Yo estoy moviendo hilos ya en España para que, de decidirse a volver, tuviera un trabajo estable.

- Siempre he sabido que terminaría volviendo - sonrió el australiano -. Desde que la conozco habla de España y de vosotros con nostalgia y cariño y yo siempre he sabido que aquí estaba de paso, que quizás vuestro país tampoco es su sitio, pero sin duda alguna su lugar está con vosotros.

Hugo sonrió.

- No te preocupes, yo me encargo de todo, de aquí a esta tarde tienes respuestas.

- Muchísimas gracias, Michael, de verdad.

- No tienes que darlas - sonrió el chico -, ¿la quieres mucho verdad?

Hugo bajó la mirada algo avergonzado.

- En la vida he querido a alguien como la quiero a ella.

- Se os nota - le dijo el moreno -, estoy seguro de que ella te quiere igual, estos cinco años solo he oído cosas maravillosas sobre ti.

- ¿Te ha hablado mucho de mi? - preguntó curioso el rubio.

- Prácticamente todos los días - admitió en una risa el otro -. Os ha echado tanto de menos estos años, y sobre todo a ti, no tengo dudas.

Hugo volvió a sonreír. Era recíproco, siempre lo había sido.

- Muchas gracias por todo.

- Tranquilo, estamos en contacto.

Antes de marcharse, el australiano paró a Hugo.

- Cuídala mucho por favor, te quiere de verdad y ha pasado unos años muy duros - pidió -. El otro día sonreía como nunca antes y parte de aquella sonrisa era gracias a ti.

- La suerte que tengo de tenerla no la sé ni yo - confesó el rubio -. Se me va la vida en ella desde que la conozco, con eso te lo digo todo.

¡Hola!
Feliz comienzo de semana a todxs.
Aquí tenéis un capítulo más.
Queda poco para acabar🥲.
Contadme que os está pareciendo, nos vemos el miércoles.
Gracias por leer.
🤍🤍🤍

Así que pasen cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora