Eva bajó minutos después que Hugo y al llegar al salón se encontró a todos sus amigos desayunando tortitas.
- ¿Se puede saber quién ha hecho esto? - preguntó cogiendo una de un plato y llevándosela a la boca.
- Yo misma - respondió Samantha sonriente -, ¿a qué están buenas? - preguntó.
La gallega asintió.
- Siempre he dudado de tu manejo en la cocina, pero me asombra que hayas mejorado - bromeó la castaña.
- Serás gilipollas - rio su amiga -, calla y come.
Se sentaron todos en la mesa debatiendo sobre la capacidad de cocinar de Sam y llegando a la conclusión de que Flavio lo hacía mejor.
Y fue entonces cuando Eva se dio cuenta de que faltaba Hugo.
- Oye, ¿y Hugo?
Sus amigos se miraron y ella se puso nerviosa.
- Ha salido y no ha querido decir a dónde - respondió Bruno.
- Pero dijo que no tardaba mucho, que no nos preocupásemos - concluyó Anne.
Ella asintió no muy convencida, algo olía raro allí.
Recogieron tras el desayuno todos los platos y se tumbaron en el sofá a ver una peli. Era una mañana fría aunque según el telediario, por la tarde subirían las temperaturas, así que aquella mañana no saldrían.
Pasadas las doce y cuarto de la mañana sonó el timbre y Eva, acompañada de Anne, acudió a abrir.
Era Hugo.
- Siento haber tardado - se disculpó el chico con una sonrisa entrando a la casa.
- ¿Dónde estabas? - preguntó Eva.
A la chica le sonaba muy raro que sin conocer la ciudad se hubiera atrevido a salir solo sin dar explicaciones.
- Nada importante, de verdad - sonrió él.
Eva levantó una ceja y justo antes de replicar intervino Anne.
- ¿Se puede saber qué pasa con vosotros dos? - preguntó.
Hugo y Eva se miraron sin entender a qué se refería.
- No os miréis así - sonrió la chica -. ¿Estáis juntos?
Eva levantó ambas cejas mirando a su amiga queriendo matarla, y Hugo rio.
- No - contestó la castaña.
El rubio asintió dándole la razón.
- ¿Y esperáis que me lo crea?
Ambos se encogieron de hombros.
- Me parece muy fuerte esto - les señaló la menor de las chicas -, toda la vida aguantando a ambos y no sois capaces de decirme que tenéis algo cuando es más que obvio, muy bonito.
Los tres echaron a reír.
- Serás la primera en enterarte cuando volvamos - aseguró Hugo -, ¿nos dejas solos por favor?
Anne le lanzó una mirada asesina a ambos y volvió al salón.
Aprovechando que estaban solos, Hugo abrazó por la cintura a la gallega atrayéndola hacia él. Eva rodeó su cuello con sus brazos y fundieron sus labios en un beso.
- ¿Cuándo volvamos? - preguntó sugiriente la chica.
Él asintió con los ojos cerrados y volvió a besarla.
En mitad del beso, Eva sonrió:
- ¿Dónde has estado? - insistió con la sonrisa intacta.
- ¿Confías en mí? - preguntó Hugo.
Ella le miró asintiendo como si fuera lo más obvio.
- Pues no preguntes más y tira al salón que yo voy al baño.
La chica achinó los ojos algo desconforme con la respuesta y se giró para marcharse.
- Cambia esa cara mujer - le susurró el rubio dando una leve cachetada en el culo a la chica.
Ella se llevó las manos al lugar del golpe y sonrió negando para luego volver al salón.
***
En cuanto dejó la habitación, Hugo bajó las escaleras a toda prisa y tras pedirle a Sam que le cubriera ante sus amigos, se marchó en busca de Michael, el amigo de Eva.
Había conseguido su perfil de Instagram a través de las redes sociales de la chica y le había pedido verle en la cafetería donde se encontró a ambos aquel día.
El australiano se presentó en el local a la hora acordada, y el andaluz le esperaba ya en una mesa algo nervioso.
Se saludaron con una sonrisa y se estrecharon la mano para más tarde empezar una conversación en inglés, que a Hugo le costó cierto esfuerzo sobrellevar, pues nunca se había llevado bien con el idioma.
- ¿Qué pasa? - preguntó amablemente el castaño.
- Te he llamado porque quiero hacer algo por Eva y necesito ayuda, y creo que nadie mejor que tú me podría ayudar - explicó el rubio -. Eres su amigo desde hace años y la conoces muy bien.
El otro chico sonrió asintiendo.
- Eva quiere volver a España pero está muy insegura por todo y yo estoy dispuesto a hacer lo que sea para que se vayan esas inseguridades y pueda volver a trasladar su vida allí.
Michael asentía en silencio escuchando al cordobés.
- Me gustaría que hablaras, si no es mucha molestia, con la empresa en la que ambos trabajáis y me informaras de qué pasaría si Eva decidiese dejar el trabajo - pidió -. Yo estoy moviendo hilos ya en España para que, de decidirse a volver, tuviera un trabajo estable.
- Siempre he sabido que terminaría volviendo - sonrió el australiano -. Desde que la conozco habla de España y de vosotros con nostalgia y cariño y yo siempre he sabido que aquí estaba de paso, que quizás vuestro país tampoco es su sitio, pero sin duda alguna su lugar está con vosotros.
Hugo sonrió.
- No te preocupes, yo me encargo de todo, de aquí a esta tarde tienes respuestas.
- Muchísimas gracias, Michael, de verdad.
- No tienes que darlas - sonrió el chico -, ¿la quieres mucho verdad?
Hugo bajó la mirada algo avergonzado.
- En la vida he querido a alguien como la quiero a ella.
- Se os nota - le dijo el moreno -, estoy seguro de que ella te quiere igual, estos cinco años solo he oído cosas maravillosas sobre ti.
- ¿Te ha hablado mucho de mi? - preguntó curioso el rubio.
- Prácticamente todos los días - admitió en una risa el otro -. Os ha echado tanto de menos estos años, y sobre todo a ti, no tengo dudas.
Hugo volvió a sonreír. Era recíproco, siempre lo había sido.
- Muchas gracias por todo.
- Tranquilo, estamos en contacto.
Antes de marcharse, el australiano paró a Hugo.
- Cuídala mucho por favor, te quiere de verdad y ha pasado unos años muy duros - pidió -. El otro día sonreía como nunca antes y parte de aquella sonrisa era gracias a ti.
- La suerte que tengo de tenerla no la sé ni yo - confesó el rubio -. Se me va la vida en ella desde que la conozco, con eso te lo digo todo.
¡Hola!
Feliz comienzo de semana a todxs.
Aquí tenéis un capítulo más.
Queda poco para acabar🥲.
Contadme que os está pareciendo, nos vemos el miércoles.
Gracias por leer.
🤍🤍🤍
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Así que pasen cinco años.
FanfictionCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )