Capítulo 24

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Pasadas las dos de la madrugada, en la casa de Eva ya no se escuchaba ningún ruido. Todos estaban muy cansados por el viaje y habían caído rendidos en las camas.

Todos menos Hugo, que no paraba de dar vueltas en aquel sofá.

Desistió en el intento de dormir e, intentando hacer el menor ruido posible, salió al jardín a fumar.

Hacía bastante frío, pero prefería mil veces aquello a la calor sofocante que haría en esos momentos en Madrid.

Se sentó en un banquito acolchado que tenía la chica, similar al que había en la academia; y se puso a pensar.

Debía admitirse que estaba algo celoso, la relación de Eva con ese chico, sea lo que sea que fuesen, le había molestado.

Pero también sabía que no tenía motivos para ello, habían pasado cinco años y era perfectamente comprensible que la chica hubiera pasado página. Sin embargo, se culpaba a sí mismo por no ser capaz de hacerlo, y eso que lo había intentado en mil ocasiones.

Recordó entonces, como la semana pasada había cortado lo que tenía con Blanca, pues desde que acercó a la gallega al aeropuerto, le era imposible pensar en otra chica de nuevo. Y Blanca era una muchacha muy buena que se merecía a alguien que la quisiera como él no podía.

Pensó también en Eva, mucho.

En cómo hubieran sido las cosas si la chica no se hubiera ido aquel día, si aquellos insensibles no la hubieran engañado de la manera en que lo hiceron.

Quizás ahora seguirían juntos en Madrid, o quizás se hubiera separado por otra razón.

Hugo llegó a la conclusión de que ya no la culpaba, que ella era tan víctima de aquella situación como él, y que no se merecía nada de lo que había pasado los últimos años.

Y también reflexionó sobre lo que seguía sintiendo por ella.

La quería, y eso era obvio. Y en este tiempo no había conseguido sacarla de su cabeza ni de su corazón ni un solo momento.

Su relación merecía más porque él no había querido jamás a nadie como había llegado a quererla; y eso, en parte, le asustaba, porque sabía de sobra que nunca llegaría nadie a su vida que le marcara tanto como ella. Y eso se había encargado de confirmárselo el tiempo.

Se preguntó, casi inconscientemente y sin querer, si todavía quedarían esperanzas, si todavía podía salvar lo que algún día tuvieron.

Pero le dolió volver a pensar que ella ya estaba con otro, que había alguien que la hacía sonreír como él lo hizo algún día.

Y es que, dónde una vez hubo fuego, aún quedan cenizas; pero las suyas se había encargado de llevárselas el tiempo.

Se terminó el cigarro y se dispuso a volver al interior de la casa de nuevo, pues pensar tanto comenzaba a hacerle daño.

Pero al girarse, una silueta que conocía muy bien, le observaba desde la puerta.

***

Eva también daba vueltas en la cama esa noche.
No podía conciliar el sueño.

La reacción de Hugo ante su amigo Michael la había descolocado mucho.

Ella le conocía demasiado bien, y por sus caras, había sabido perfectamente que el cordobés no había estado agusto con la presencia del australiano.

¿Y si en verdad estaba celoso?

Lo dudaba. Hugo había pasado página y ahora estaba con Blanca, y aunque le doliera, tenía que admitir que ella ya no era más que una conocida en la vida del chico, porque ni siquiera podían catalogar su relación como amistad.

Se puso a pensar en que ya hacía cuatro meses desde que se vieron por primera vez desde la marcha de ella. E, indudablemente, prefería mil veces la relación que tenían ahora a la que tenían semanas atrás.

Y es que prefería mil veces, de la manera que fuera, al chico en su vida, que no tenerlo.

Pero entonces recordó la situación que vivieron la noche en la que él se presentó allí a buscarla.

Casi se besan.

Y eso también la tenía confundida.
¿Qué hubiera pasado si ninguno se hubiera apartado? ¿Si ese beso hubiera sucedido?

Probablemente, todo hubiera sido incómodo. Acababan de verse después de mucho tiempo y muchas cosas, un beso hubiera echado a perder todo.

¿Pero tenía él las mismas ganas que ella de aquel beso, aún sabiendo que si se hubiera producido la podrían haber liado?

Probablemente no, quizás la situación se dio fruto de la impotencia del momento, pues segundos antes se habían estado casi peleando.

Una lágrima cayó por su mejilla cuando recordó todos los buenos momentos que había vivido con Hugo, y se dio cuenta de lo mucho que le echaba de menos.

Y es que aunque el chico estuviera en el piso de abajo, lo sentía terriblemente lejos. Y cómo dolía.

Hubiera deseado que las cosas hubiesen sido de otra manera, que no acabaran como lo hicieron. Y a poder ser, que no hubieran acabado.

Quería a Hugo con todo su ser, lo que él le había hecho sentir no lo había conseguido nadie. Y es que no cualquiera te permite ser sin explicaciones, sin ataduras, sin límites, libre; nunca, a nadie, se había abierto en vena como lo había hecho con el chico, y dudaba que alguien pudiera transmitirle la confianza que él le transmitió desde el primer momento.

Ojalá todo hubiese sido más fácil, ellos no se merecían aquel final.

Se secó las lágrimas y bajó con mucho cuidado a tomarse un vaso de leche para relajarse y poder dormir.

Al pisar la planta baja, vio que Hugo no dormía en el sofá, y que la puerta del jardín estaba entreabierta.

Se asomó con cuidado y le vio de espaldas en el sofá, fumando.

Se permitió observarlo un poco sin saber que él estaba, en ese instante, pensando en ella tal y como ella había estado pensando unos minutos antes, en él.

Sin darse cuenta se había quedado observando al chico apoyada en el marco de la puerta embobada, y él se había levantado y la había visto allí parada.

Se irguió de nuevo algo nerviosa y a pesar de la poca luz notó el semblante del chico algo triste, pero nuevamente y como acostumbraba a hacer él siempre, cambió su expresión al mirarla.

- ¿Tú tampoco puedes dormir? - le oyó preguntarle casi en un susurro.

¡Hola!
Siento dejaros así, otra vez.
La trama va cogiendo otro rumbo y estoy segura de que el siguiente capítulo os va a gustar mucho.
Espero que estéis llevando una buena semana, si me da tiempo prometo no haceros esperar hasta el lunes y dejaros el siguiente en estos días.
Contadme qué tal en los comentarios.
Os leo.
🤍🤍🤍

Así que pasen cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora