Capítulo 27

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Se pasaron el día ignorando al otro, y sus amigos, aunque no quisieron decir nada, lo notaron.

Hicieron un poco de turismo por la ciudad y por la noche llegaron muy cansados, y tras una ducha, todos se fueron a la cama.

La gallega daba vueltas sin cesar como la noche anterior, recordando, precisamente, como la había acabado y como estaba ahora.

De repente, dos golpes sonaron en su puerta y se irguió en la cama.

Samantha asomó la cabeza y ella se desilusionó un poco, pues había pensado que podía ser él.

- Pasa - le dijo.

Su amiga le sonrió y se echó en la cama con ella, arropando a ambas con las sábanas.

- Qué camas más cómodas tienes - rio bajito.

La gallega negó riendo, su amiga era demasiado random.

- ¿Se puede saber qué te pasa y por qué has dejado solo a Fla? - preguntó la castaña riendo.

- Por eso mismo - le respondió su amiga -, ¿qué es lo que te pasa a ti?

Eva levantó una ceja sin entender.

- A mi nada, que estoy cansada.

- Ya - le dijo Sam -, déjame hacer la pregunta de otra manera, ¿qué os pasa hoy a ti y a Hugo?

Esa pregunta terminó de descolocar a la chica.

- Nada - respondió indiferente.

- Vale que han pasado muchas cosas, pero creo recordar que ayer os llevábais bien, y hoy ni siquiera os habéis mirado - comentó -. Por no hablar de lo bien que os habéis levantado los dos, y de buenas a primeras estábais muy serios.

- Son cosas tuyas Sam - insistió la gallega -, a mí y a Hugo no nos pasa nada.

El silencio reinó en la habitación unos segundos hasta que la valenciana volvió a hablar:

- Anoche os escuché.

Eva se giró a mirar a su amiga con los ojos redondos como platos y la mano en la boca.

- No me mires así - rio la rubia -, he de admitir que fuisteis silenciosos y no me habéis traumado mucho - bromeó.

Pero la situación a la castaña no le estaba haciendo nada de gracia, estaba muerta de vergüenza sin saber qué hacer o decir.

- Samantha, yo...

- Tranquila - sonrió ella -, esto era cuestión de tiempo que pasara, lo de vosotros se ve venir desde lejos.

La gallega permanecía callada asimilando que Samantha lo sabía todo.

- Lo único que vengo a decirte es que no sé que ha pasado para que después de anoche estéis así, por si necesitabas hablar.

La chica suspiró y tras unos segundos confesó:

- Lo de anoche fue un error, Sam - dijo -. No debió haber pasado y no debe repetirse.

Aquello sorprendió a la rubia.

- ¿Cómo que un error?

De nuevo otro suspiro por parte de la castaña.

- Sí, un error - repitió -. Hugo tiene novia, o bueno, no sé, pero tiene algo con esa tal Blanca y seguro que se arrepiente.

La valenciana levantó ambas cejas sonriendo.

- ¿De qué te ríes? - preguntó.

- Creo que deberíais hablar - contestó Samantha.

Acto seguido dejó un beso en su mejilla y abandonó la habitación.

Así que pasen cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora