Capítulo 28

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Samantha y Hugo giraron la cabeza de manera rápida cuando escucharon el portazo.

La valenciana se llevó las manos a la cabeza suspirando y el chico, sin entender nada, preguntó:

- ¿Qué ha sido eso?

Su amiga le miró y le contestó:

- Le he dicho que debíais hablar, seguramente ha escuchado algo que no debía o que ha malinterpretado.

Hugo levantó las cejas y se puso en pie.

- Deberías ir a buscarla - le dijo Sam.

Tan rápido como se puso un abrigo, el cordobés salió corriendo en zapatillas en busca de la gallega.

¿En qué momento se había vuelto todo tan complicado?

Ni un alma vagaba por las calles australianas a esas horas y con esas temperaturas.

Recordó el día en que se presentó él allí y fue ella quién le buscaba, ¿se sintió ella tan preocupada como él?

Algo que tenía claro era que si a Eva le pasaba algo, se moría.

De nuevo dio con aquella maldita playa a la que un día juraron ir juntos, y suspiró frente a la pasarela de madera adentrándose en la oscuridad del lugar.

Vio de lejos un cuerpo sentado cerca de la orilla e inmediatamente supo que era ella. Para él, su silueta era indiscutible.

No dijo nada, a medida que avanzaba sus pasos hacia ella la oía llorar y le partía el alma.

***
Había llegado inconscientemente a aquella playa otra vez.

Adentró sus pasos sintiendo la arena fría en sus pies.

Llegó a la orilla y a pesar de las bajas temperaturas, poco le importó cuando se sentó cerca del agua y volvió a llorar desconsolada.

Llevaba un rato allí cuando sintió unos pasos tras de sí acercarse a ella. En un primer momento sintió miedo, pero cuando el inconfundible olor del perfume de Hugo le inundó las fosas nasales a pesar de estar al aire libre, sintió alivio y nerviosismo a la vez.

No dijo nada, no le miró ni giró la cabeza. Intentó calmarse y dejar de llorar cuando el chico, sin hablar tampoco, se sentó junto a ella perdiendo su mirada en el oscuro horizonte.

Una vez se hubo calmado y su llanto hubo cesado, se atrevió a girar tímidamente la cabeza hacia el chico, que al notarlo, la imitó.

Se miraron a los ojos. Los de ella rojos e hinchados por culpa de las lágrimas, pero más azules que nunca gracias a luz de la luna que les iluminaba; los de él aguados, amenazando por descargar el nudo de su pecho en llanto, pero igual de verdes que siempre.

Al mirarse volvieron a verse, en silencio, como la noche anterior.

Ella fue la primera en apartar la vista volviendo su mirada al mar, él lo hizo segundos después.

- Lo siento - susurró ella.

Inmediatamente, Hugo volvió a girar la cabeza.

- ¿Por qué? - preguntó.

- Sé que te arrepientes de lo que sucedió anoche, y no te culpo, lo entiendo - dijo con la voz rota mirándole -. Lo que pasó no debió hacerlo, y de verdad que lo siento.

Hugo la miró perplejo.

- Ey - sonrió levemente girando con delicadeza su cabeza para que le mirara -, creía que te arrepentías, por eso he actuado así. Eva, si no hubiera querido, ni siquiera lo hubiera empezado.

Ahora fue ella quién miró al chico con los ojos abiertos.

- ¿No te arrepientes?

Hugo sonrió y giró de nuevo su cabeza hacia el mar.

- Lo de anoche fue lo mejor que me ha pasado en los últimos cinco años - admitió algo avergonzado.

- ¿Lo dices enserio? - preguntó ella que no terminaba de creerse que todo aquello estaba sucediendo.

- ¿Por qué iba a mentirte? - preguntó él mirándole de nuevo sin borrar la sonrisa - ¿Y tú te arrepientes?

Ella agachó la cabeza sonrojada y negó.

- Pero, Hugo - habló tras unos segundos en silencio - ¿y Blanca?

El chico rio en un suspiro.

- No estamos juntos, nunca lo hemos estado a decir verdad - explicó -. Solo han sido unas noches y ya, ahora es mi asistente de vestuario en la gira y mi amiga, nada más.

Y la gallega se sintió una completa idiota. Había pensado que el chico se arrepentiría de la noche anterior y ni siquiera estaba con la otra chica.

- ¿Y tú? - preguntó él.

Ella levantó una ceja sin comprender.

- Digo, ¿qué te traes con ese chico de anoche, Michael?

Eva sonrió y mirándole le dijo:

- Es mi amigo, una de las primeras personas que conocí aquí y ha estado siempre apoyándome - contestó -. Le tengo muchísimo cariño y es muy importante para mí, pero es mi amigo.

- Ah - soltó él sintiéndose tonto también -. Yo os vi, el día que vine, en un bar y no sé, pensé que teníais algo.

La chica recordó la noche tan intensa que vivieron aquel día, varios meses atrás ya.

- ¿Me ibas a besar? - preguntó - Aquella noche digo.

Él la miró y asintió con la cabeza.

- ¿Te hubieras apartado? - le preguntó.

- ¿Me aparté anoche?

Ambos sonrieron cómplices y volvieron de nuevo sus miradas al mar.

- Debí salir a buscarte aquel día, no debí permitir que te fueras así sin más.

- Yo debí haberte llamado y no haber aceptado aquello.

Hugo se movió un poco para quedar lo más pegado posible a la chica y la abrazó por los hombros mientras ella dejaba caer su cabeza en su pecho.

- Te he perdonado, de verdad que lo he hecho - susurró él contra su pelo.

Ella emitió un leve suspiro.

- Lo sé, y no sabes lo que te lo agradezco, porque no me lo merezco.

Él se retiró un poco para mirarla a los ojos. Ambos sonrieron.

- Te lo mereces todo.

Ella negó con las lágrimas saltadas.

- Fui una egoísta, me dejé manipular y ganaron ellos.

- No te ha ido tan mal, te dedicas a la música y a la interpretación en Australia, siempre decías que algún día vivirías aquí - sonrió el chico -. Sigues manteniendo tus amistades de España y has hecho nuevas aquí, ¿qué has perdido, Eva?

Y la chica sacó coraje de donde no sabía que tenía para pronunciar:

- A ti Hugo, te he perdido a ti.

El chico sonrió y junto sus frentes mientras que con su pulgar recogía una lágrima de la mejilla de la chica.

Ambos cerraron los ojos.

- Me tienes aquí, siempre me has tenido.

¡Hola!
Aquí tenéis el capítulo de hoy lunes.
Un poco intenso pero parece que las cosas se van calmando.
Aviso que quedan pocos capítulos para el final.
Mil gracias por leer.
Nos vemos el miércoles.
🤍🤍🤍

Así que pasen cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora