Eva reía como hacía años, se lo estaba pasando de maravilla aquella noche haciendo el ridículo con sus amigos frente a dos o tres parejas que se divertían con el espectáculo que estaban dando sobre el pequeño escenario de aquel karaoke.
Pero sus risas cesaron cuando una pareja de rubios muy acaramelados y sonrientes cruzaron la puerta del local.
Su primer instinto fue huir, de nuevo y como siempre, pero una mano sobre su brazo se lo impidió.
- Ni se te ocurra - le dijo Anne sabiendo perfectamente cuáles eran las intenciones de su amiga.
La gallega miró a la chica sin saber que hacer.
- Te quedas y sigues disfrutando con nosotros como si no existieran.
En el tiempo en que se daba esta breve conversación, Hugo y Blanca se habían acercado al grupo y habían comenzado a saludar.
La madrileña ya conocía a algunos de los amigos de Hugo, pero a otros como Anne, Gérard, Nia y Anaju, no.
El chico presentó a su acompañante algo incómodo por la presencia de Eva, hasta que llegó su turno.
Le sonrió algo forzado, pero ella no se molestó en forzar nada. Le miró intentando parecer indiferente.
- Ella es Blanca, mi amiga.
La mirada de la castaña se dirigió a la rubia que la miraba sonriendo levemente.
Estaba segura de que aquella chica no era solo su amiga.
- Encantada - logró decir con un hilo de voz.
Se disculpó y se dirigió al servicio a echarse un poco de agua en la cara cuando sintió que la puerta del baño se cerraba tras haber entrado Anne.
- Estas celosa.
¿Estaba celosa? Pues sí, no iba a mentir.
¿Qué le dolía? Pues también.Como una ilusa había mantenido falsas esperanzas de que las cosas con Hugo se pudieran solucionar y volvieran a ser los de antes.
Pero verlo allí con aquella chica ideal solo le había confirmado las palabras de Sam: el chico necesitaba las explicaciones de ella para pasar página.
Y no había más, ella le había dado lo que le debía, y él había conseguido empezar a rehacer su vida.
Sintió los brazos de su amiga rodearla ante la falta de sus palabras y lo único que le salió en aquel instante fue llorar.
***
Hugo había visto como tras el momento incómodo de saludar a Eva y presentarle a Blanca, la gallega y Anne se habían encerrado en el baño de chicas.
Se giró a buscar a la madrileña y cuando se aseguró que bailaba entretenida con Sam y las chicas, y no le escuchaba, se acercó Bruno.
- ¿Cómo habéis acabado aquí?
Su amigo le miró interrogante.
- ¿Y por qué no sabía que Eva estaba en España otra vez?
Parecía molesto.
- Hemos cenado en casa de Fla y Sam, te dije que habíamos quedado - respondió el chico bebiendo de su vaso -, y hemos salido a buscar algún bar o discoteca y hemos acabado aquí.
Hugo le miró.
- Y en cuanto a lo de Eva - dijo mirando hacia los baños -, no sé, todos sabíamos que venía, creía que tú también.
Hugo suspiró y pegó un sorbo a su cubata intercalando su mirada entre Blanca y Eva, que acababa de salir junto a Anne del servicio.
- ¿Piensas hablar con ella? - le preguntó Bruno.
- No creo que haya más nada que hablar - contestó firme.
- Ya, pues yo no lo veo así.
- En Australia me dejó claro que lo nuestro no iba a salir bien - recordó -. Además, la vi en el bar con el tipo aquel, para ella ya soy agua pasada.
- ¿Y ella para ti?
Hugo miró a su amigo sin contestar observando como este le sonreía levemente con una ceja levantada sabiendo la verdadera respuesta.
- Estoy intentando olvidarla - susurró.
Bruno no insistió más. Pasaron unos segundos en silencio hasta que dijo:
- Entonces, ¿con Blanca bien?
El cordobés sonrió asintiendo volviendo de nuevo su mirada al pequeño escenario donde las chicas se habían hecho de nuevo con el micrófono y el mando del karaoke.
***
- ¿Es su novia? - preguntó Eva separándose de su amiga mientras se limpiaba las lágrimas.
- No lo sé, cariño - contestó Anne acariciándole el pelo -. De verdad que no tengo ni idea de quién es esa chica.
La gallega se miró al espejo mientras conseguía calmar su respiración y su llanto.
- No tengo derecho a sentirme así, Anne.
La aludida sonrió triste de medio lado.
- Quizás no, pero le sigues queriendo y es por eso que te duele tanto.
- ¿Cómo lo supero? - preguntó con hilo de voz que amenazaba de nuevo con romper en llanto.
Anne volvió a abrazarla mientras le decía:
- Lo vuestro es para siempre, Eva - hizo una pausa separándose para mirarla a los ojos -, no se supera.
La castaña rio irónicamente.
- Pues parece ser que él sí.
- No puedes hablar así, ha pasado cinco años hundido en tu marcha, ¿le quieres, verdad?
La chica asintió algo avergonzada.
- Pues déjalo que sea feliz.
Eva suspiró.
- Dale tiempo. Date tiempo.
Tras calmarse y retocarse el maquillaje volvieron al local con los demás.
Al salir, Eva divisó rápidamente a Hugo en la barra con Bruno, aunque sus miradas no llegaron a cruzarse.
Tenía ganas de marcharse, sentía que se ahogaba allí ya, estaba incómoda. Pero le había prometido a Anne que intentaría disfrutar y que esta vez no saldría corriendo. Y así lo hizo.
Bailó y cantó de nuevo riendo con sus amigas y guardando la mayor de las distancias posibles con Blanca y Hugo, quién se había unido junto a Bruno de nuevo a la fiesta.
De vez en cuando le traicionaba su mente y se descubría mirando a la "pareja" bailar pegados y animados. Y dolía, vaya que si dolía. Pero Anne la salvaba siempre obligándole a apartar la vista.
Cuando se hubo cansado de tanto cante y baile, se excusó para salir a fumar.
De verdad que no lo hacía, es más, en Australia ni siquiera compraba tabaco, pero España la agobiaba y necesitaba relajarse de alguna manera.
Se apoyó en un pivote de la acera y encendió el cigarrillo llevándoselo a la boca.
Pegó una calada y suspiró a la misma vez destensando un poco su cuerpo. Ni un día llevaba y ya quería salir de allí como fuera; y aún quedaban tres días.
Sintió la puerta del establecimiento abrirse y unos pasos encaminarse hacia ella.
Cerró los ojos fuertemente deseando que no fuera él.
- ¿Molesto?
¡Hola!
Aquí tenéis un capítulo extra esta semana por el retraso del capítulo del miércoles.
Espero que os esté gustando.
🤍🤍🤍
ESTÁS LEYENDO
Así que pasen cinco años.
FanficCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )