Epílogo

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- ¿Y todo eso pasó?

- Eso y más, que cinco años dan para mucho.

- Pero nos queremos tantos que dio igual todo.

Los pequeños sonrieron.

- ¿Algún día nos llevaréis a Asutralia?

- Australia, Area, Australia - rio Hugo corrigiéndole.

- Eso.

- Por supuesto que sí, algún día iremos.

- ¿Y nos bañaremos en la playa esa? - preguntó el más pequeño sobre los brazos de su madre que les miraba a los tres enternecida.

El salón de su casa se convertía en eso la mayoría de las noches, en una reunión improvisada donde todos se sentaban y contaban alguna historia.

Y la que nunca faltaba era la de los cinco años que trascurrieron en la relación de Hugo y Eva.

- Claro que sí, Gael - le respondió su padre.

- Pero ya es tarde y va siendo hora de que estos niños se vayan a la cama - concluyó la gallega aupando al pequeño Gael y cogiendo la mano de Area, la mayor.

Hugo se encargó de coger en brazos a la mediana de sus tres hijos, Atenea.

- ¿Vosotros vais a estar siempre juntos? - preguntó la mediana de los hermanos cuando sus padres se acercaron a su habitación a arroparla.

- Siempre no lo sé, mi vida - le contestó dulcemente su madre -, pero todo el tiempo que podamos, sí.

La sonrisa de la niña se contagió a la de los adultos que tras dejar un beso sobre su cabeza, abandonaron la habitación.

Esa noche, como casi todas, la pareja se echó sobre su cama.

- Y parece mentira que hayan pasado ya diez años desde que dejé Australia para volver.

- Lo que cambia la vida, eh.

Se miraron a los ojos, y a pesar de que ya eran dos completos adultos, se vieron jóvenes.

Se vieron cuando se conocieron y se vieron como estaban ahora.

- No cambio mi vida contigo por nada - susurró Hugo.

- Yo tampoco.

Suspiraron sonriendo y se besaron dulcemente.

- Diez años de aquel día, dos años de Gael, cuatro de Atenea y cinco de Area - dijo ella.

- Nos lo llegan a decir el día que te marchaste y me río.

Ambos soltaron una leve carcajada.

- Ha merecido la pena - concluyó Eva apoyando su cabeza en el pecho de Hugo y quedándose dormida.

- Y lo seguirá haciendo - sonrió el andaluz dejando un beso sobre su cabeza -. Nos queda toda una vida.

Pues ahora sí que sí.
Terminó esta novela.
Mil gracias por haber leído, me animáis un montón a escribir.
Espero que la hayáis disfrutado y de verdad, gracias por el apoyo.
Habrá más y mejor dentro de poco.
Gracias siempre.
🤍🤍🤍

Así que pasen cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora