Anne la recogió a la hora acordada y llegaron a un precioso restaurante donde tenían reservada mesa en la azotea.
Sus amigas comenzaron a llegar a su vez.
- ¡Qué alegría de verte chiquitita! - le sonrió Nia al llegar estrechándola en un cálido abrazo - ¡Y qué guapa estás por Dios!
Ambas rieron.
Anaju la saludó de manera cariñosa jurándole que la había echado muchísimo de menos.
Mai solo la abrazó, en uno de esos abrazos que te recomponen un poco por dentro, y le llenó la cara de besos.
Charlaron intentando ponerse al día, aunque sería complicado porque cinco años no se cuentan en una tarde.
- Samantha siempre tarde - rió Anne al mirar la hora.
Y como por arte de magia, la valenciana apareció con cierta prisa en aquella terraza.
Saludó una por una a las chicas disculpando su tardanza. Hasta que le tocó el turno a Eva.
Ambas se miraron y fue la rubia quién dio el paso y la estrechó entre sus brazos.
Eva se mordió las ganas de llorar, no se lo merecía.
- Te he echado de menos - le susurró la chica al oído -. Me alegra que estés bien.
Ella no pudo decir nada, porque si abría la boca se liaría a llorar irremediablemente, así que al separarse solo sonrió con los ojos cristalizados.
- Qué guapa estás - la elogió Sam.
El resto de la velada pasó entre anécdotas y recuerdos. Era como si el tiempo no hubiese pasado, y Eva lo agradecía.
Tras las copas, y antes de salir hacia la discoteca, Samantha salió a fumar y Eva se atrevió a acompañarla.
Ambas se encendieron un cigarrillo y la valenciana comenzó a reír.
- Con lo que nos reñías a todos cuando nos veías fumar y ahora, mírate - señaló su cigarro.
- No fumo mucho - rio la gallega -, pero a veces uno es necesario.
Volvieron al silencio hasta que Eva consiguió exteriorizar uno de sus miedos en foma de pregunta.
- ¿Me odias, Sam? - le preguntó.
La rubia le miró interrogante.
- Porque si lo hicieras lo entendería. No hice las cosas nada bien, ni siquiera estoy segura de que las esté haciendo bien ahora, y esa culpa me va a pesar el resto de mi vida. Yo no quería hacer daño a nadie - su voz comenzaba a romperse -, y no trato de excusarme porque no pretendo que nadie me entienda a estas alturas.
Habló rápido, casi sin tomar aire y Samantha sonrió triste cuando terminó.
- No - respondió.
Eva la miró sin entenderla.
- No te odio Eva, no podría - le respondió - Te voy a ser muy sincera, hicistes las cosas mal, muy mal, de la peor de las maneras. Yo no quería alejarme de ti, pero no ayudaba tu negativa a explicar por qué te marchabas así sin más.
Una lágrima cayó por la mejilla de la gallega ante estas palabras.
- Yo no quise nunca llegar a esta situación y me duele mucho que las cosas hayan sido así, pero ¿qué querías que hiciera?
Su tono era calmado, no le estaba riñendo.
- Lo siento - dijo la castaña -. De verdad que lo siento, si tan solo pudiera volver atrás te aseguro que jamás hubiera tomado aquella decisión.
- Lo sé.
La menor de las chicas miró a la otra sorprendida.
- Sé que lo sientes, pero no es a mí a quién le tienes que pedir perdón, yo no tengo nada que perdonarte - sonrió.
Eva miró al cielo dándole la última calada al cigarro.
- No sé si estoy preparada para enfrentarme a él.
- No lo estás, pero se lo debes.
Esta vez, el tono de la chica era más duro.
- Me va a matar si te cuento esto, pero lleva cinco años anclado a ti por falta de explicaciones - le explicó -. Hugo se merece pasar página pero la incertidumbre con la que vive desde aquel día no se lo permite. Tienes que explicarle las cosas a él al menos, Eva, no se merece lo que está pasando.
Y fue entonces cuando Eva rompió a llorar finalmente.
Samantha la abrazó intentando calmarla.
- Yo nunca quise hacerle daño, te lo juro.
- Lo sé Eva, de verdad que lo sé, pero te salió muy mal la jugada.
Y algo en su interior cambió.
Estaba dispuesta a darle las explicaciones que merecía, a tragarse sus miedos y enfrentarse a él para contarle el porqué de todo, a pedirle perdón aunque ya fuera demasiado tarde y a expresarle que ella nunca quiso que pasara por eso.
- Hablaré con él antes de marcharme - le dijo a la valenciana secándose las lágrimas.
- Si es lo que quieres, adelante - sonrió ella -, pero piénsalo bien, si lo vas a romper más para luego marcharte, déjalo estar.
Y la chica volvió al interior del restaurante dejándola allí.
El resto de la noche la pasó dándole vueltas a la cabeza. Al llegar a la discoteca decidió beber un cubata al menos. Ella no bebía, pero tampoco fumaba, así que a esas alturas que más daría.
El efecto del alcohol en su cuerpo la hizo bailar con sus amigas en medio de la pista como si no existiera un mañana.
Pero en una vuelta, fue cuestión de segundos lo que tardó en bajarse ese efecto.
Él.
Allí estaba él.
Tan guapo como la última vez, el pelo más largo quizás, pero prácticamente igual.
Su semblante era serio y estaba estático frente a la escalera que conducía a la pista de baile dónde ella también permanecía seria y en el lugar.
De repente era como si todo el ruido y la gente que allí se divertía hubiera desaparecido.
No entraba en los planes de ninguno verse hasta mañana, pero el destino era caprichoso.
Sus ojos la miraban, pero a pesar de la poco luz que había en el local y la considerable distancia a la que estaban el uno del otro, Eva pudo ver que ya no la miraban igual.
Y dolió. Sabía que aquello pasaría, no podía pensar que después de todo la mirarían igual, pero comprobarlo en primera persona fue como una estaca directa al corazón.
Lo fueron todo, y ahora allí, mirándose entre la multitud, no eran nada.
Así que Eva, bajo la atenta mirada de todos sus amigos, recogió sus cosas apresuradamente sin dar explicaciones a nadie, de nuevo. Y se marchó.
Volvió en taxi al hotel donde se tiró en la cama tras dejar un mensaje a Anne.
"Estoy bien, siento el numerito pero no me podía quedar allí. Nos vemos mañana."
Y se pasó el resto de la noche abrazada a una almohada llorando desconsolada.
¡Hola!
Espero que estéis teniendo una buena semana, y si no es así, ¡ánimo!
Aquí tenéis el capítulo del miércoles, me sabe fatal subirlo hoy para dejaros con toda la intriga hasta el lunes. Aunque para compensar voy a intentar hacer un pequeño maratón el finde de la próxima semana (viernes 12, sábado 13, domingo 14 y lunes 15 de marzo)Mil gracias por leer y por los comentarios, espero que os guste.
Dejadme vuestras opiniones.
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Así que pasen cinco años.
FanficCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )