Tan incómodo fue el momento posterior que el silencio que se hizo les caló de lleno obligándoles a no mirarse de nuevo.
Se rehuían sin saber muy bien qué hacer o cómo actuar ahora.
- Me voy mañana de nuevo.
Aquello le sentó a la chica como un jarro de agua fría. ¿Le estaba diciendo que había cogido apresuradamente un vuelo de doce horas para simplemente tener aquella conversación?
- Podrías haberte ahorrado el vuelo y haberme llamado por teléfono - contestó molesta.
No iba a mentir, que hace dos segundos hubieran estado a punto de besarse y ahora él le dijera que se iba, le había sentado horriblemente mal.
- Pues mira, ahora que lo dices, tienes razón - le respondió con una sonrisa irónica -, me lo hubiera pensado mejor y no hago el ridículo.
Al chico, el tono de ella le había molestado verdaderamente. La había perdonado, la estaba comenzando a entender, pero él no se merecía que le hablara así y ella tampoco tenía derecho a hacerlo después de todo.
- Así que después de haberme llevado media madrugada buscándote, después de todo lo que me acabas de decir y todo lo que acaba de pasar, según tú has venido para hacer el ridículo - le cuestionó la gallega -. De maravilla Hugo, de maravilla.
El chico la miró con una ceja levantada.
Ambos se arrepentirían de aquella conversación dónde habían comenzado hablar desde la rabia.- Sí, porque ¿sabes qué? - le dijo él - Al bajar del avión entré a un bar dónde curiosamente estabas con un tipo pasándotelo bien, e iluso de mí que esperaba encontrarte arrepentida y mal.
La chica le miró incrédula.
- ¿Estás celoso? - se atrevió a preguntar - Perdóname la vida, Hugo, por no vivir envuelta en depresión y tomarme cinco minutos de descanso para poder intentar convivir con un pasado que cada día parece pesar más - casi le gritó.
El rubio soltó una carcajada irónica.
- ¿Celoso yo? Más quisieras bonita.
- Ni se te ocurra hablarme así, ¿te enteras? - le señaló ella con el dedo acercándose nuevamente a él.
Se miraron unos segundos sin decir nada.
- No puedes pretender que me lleve toda la vida encerrada en mi casa lamentando lo que hice, porque por muy mal que estuviera yo también me merezco vivir.
El cordobés no dijo nada y ella sonrió de medio lado bajando su tono de voz.
- Y no te engañes Hugo - le dijo -. No te engañes a ti mismo viniendo a decirme que me has perdonado porque si lo hubieras hecho no me habrías echado en cara lo que acabas de soltarme.
Él también bajó sus guardias ante estas palabras. Había estado muy feo lo que acababan de decirse, ¿qué tenían, dos años?
- Yo, lo siento - contestó cabizbajo.
- Yo también - sonrió ella apoyando una mano en su hombro -, pero me da la sensación de que tú y yo, por más que lo intentemos, no vamos a encajar nunca Hugo, y mucho menos ahora, después de cinco años y todo lo que eso conlleva.
Aquellas palabras le dolieron de igual manera a ambos. A ella que las pronunció con el corazón en un puño y a él que las recibió como una bala directa al corazón.
Se había acabado de nuevo algo que ya lo hizo hacía cinco años. Ya no había esperanzas.
Él asintió sin mirarla a la cara pues estaba seguro que si lo hacía rompería a llorar. Sin embargo, a ella no le importó mucho romper en llanto de manera silenciosa cuando el chico, cuidadosamente la apartó del camino para volver por dónde habían venido, al hostal.
- Hugo - le llamó con lágrimas en los ojos antes de que el chico se alejara demasiado.
Él se dio la vuelta a mirarla en la penumbra de aquella madrugada nublada y sin luna.
- Dile a Sam la verdad y no intentes justificarme.
Hugo asintió y esta vez sí, sus pasos se encaminaron hacia el hostal mientras sus lágrimas corrían a montones por sus mejillas.
Cuando llegó al hostal se echó en la cama y mirando al techo se maldijo por hipócrita, porque la había dejado ir sin siquiera haberla tenido.
Eva también volvió a su casa a las claras del día, amanecía a sus espaldas después de una de las noches más duras de su estancia en Australia.
Hasta allí había llegado todo, ya no había más por lo que luchar.
¡Hola!
Buenas tardes, feliz comienzo de semana a todxs.
Os dejo el capítulo de hoy lunes, que es un poco corto pero intenso.
Gracias por leer, nos vemos el miércoles.
🤍🤍🤍
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Así que pasen cinco años.
FanfictionCinco años. Sesenta meses. Mil ochocientos veinticinco días. Hugo y Eva. Eva y Hugo. "No hay que esperar, hay que vivir" Federico García Lorca. ( Así que pasen cinco años. )