Capítulo 29

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- Me tienes aquí, siempre me has tenido.

Ante estas palabras, Eva se lanzó a sus brazos sin pensarlo y Hugo la recibió de la mejor de las maneras.

Fue el abrazo más largo de los últimos cinco años para ambos, y en él sintieron todo lo que hubieron sentido la primera vez que se vieron: esas mariposas que solo ellos se provocaban.

- Te quiero besar - susurró él con los ojos cerrados y apoyando su frente en la de ella de nuevo.

Aquellas palabras generaron un recorrido de electricidad por todo el cuerpo de la gallega, quién sonrió para luego responder:

- Estás tardando.

El beso que siguió a aquellas palabras supo a reconciliación y a victoria, porque al fin y al cabo acababan de volver a ganar al tiempo y al destino, porque otra vez volvían a ser ellos, queriéndose sin límites ni barreras.

La arena fría de aquella noche de invierno amortiguó el peso de la chica quién tiraba suavemente de los cabellos de Hugo, que se encontraba sobre ella y se encargaba de profundizar el beso.

Y es que ella llevaba tatuada en el pecho la canción de Mai, que en aquel momento no les definía mejor.

¿Quién quiere oxigeno teniéndote a ti?

Porque qué más daría en esos instantes la respiración si podían seguir disfrutándose.

Se separaron minutos después y se sonrieron como idiotas.

Y esta vez, al mirarse, descubrieron un brillo especial que hacía años que no tenían.

Un puzzle medio recompuesto de nuevo, así se sentían tras aquel momento: menos rotos y más felices.

Volvieron de la mano y en silencio a la casa donde ya todos dormían desde hacía un buen rato.

Con cuidado de no hacer ruido, se metieron en la ducha juntos para quitarse la arena del cuerpo y calmar un poco el frío que habían cogido en la calle.

En aquella ducha que compartieron cayeron miles de besos, sonrisas, abrazos y caricias más.

Lo que se habían echado de menos no estaba escrito en el mundo.

Salieron de la ducha con el pijama puesto y el pelo medio mojado.

Hugo dejó un beso sobre la cabeza de la chica y se dispuso a marcharse, sin borrar la sonrisa, de nuevo al sofá.

- ¿Dónde vas? - susurró ella en medio del pasillo agarrando su brazo para detenerle.

- A dormir, y tú deberías también - sonrió él hablando igual de bajito.

Ella se cruzó de brazos y puso un puchero, y él se la quiso comer.

- ¡Ay, qué es muy chica madre! - sonrió marcando su acento andaluz y dirigiéndose de nuevo a ella para abrazarla.

La chica rio.

- Vente a la cama porfa - le pidió.

Y Hugo nunca le podría negar nada, a ella no.

Se tumbaron sobre el colchón abrazados y tapados hasta arriba.

- ¿Y ahora qué? - se atrevió a preguntar ella tras un rato en silencio mirándose.

Él suspiró.

- No sé cómo lo vamos a hacer - contestó.

Ella acarició su cara y él cogió esa misma mano para besarla.

- Te necesito en mi vida, Hugo - confesó -. Yo no voy a poder vivir otros cinco años sin ti.

Aquello, para el chico, fue ganar en la vida. A partir de aquel instante nada de lo que le pasara sería más importante que aquella confesión.

- ¿No vas a volver verdad? - preguntó con cierto miedo.

Ella giró en la cama para quedar mirando al techo.

- ¿Qué me queda allí, Hugo?

- Yo, ¿te parece poco? - sonrió el chico.

- Más que suficiente - giró ella la cara sonriendo también -, contigo lo tengo todo.

La respuesta del chico fue besarla de manera dulce.

- Pero enserio, ¿qué ventajas tendría si me vuelvo a España ahora? - insistió ella.

- Puedo hablar con mi representante, en Sony seguro que están dispuestos a aceptarte y sabes de sobra que eres la debilidad de Paco - sonrió el chico.

Ella le miró de manera dulce.

- ¿Harías eso por mí? - preguntó.

- ¿Todavía dudas todo lo que haría por ti? - cuestionó él con una sonrisa.

- No me lo merezco - suspiró ella -. No te merezco.

- No pienso llevarme toda la vida discutiendo lo mismo contigo - dijo el chico -. Hiciste algo mal pero no toda la culpa fue tuya, los dos lo pasamos mal y me has pedido perdón, yo sé que te arrepientes y te he perdonado, hace mucho que lo hice.

La gallega volvió a sonreír mirando al techo sintiendo como el rubio, que estaba tumbado de lado, la miraba sonriente.

- Han pasado cinco años Ev - susurró el andaluz acariciando una de las manos de ella que reposaba sobre su vientre -, tienes que perdonarte tú para que podamos pasar página y seguir.

- Necesito tiempo - dijo ella.

- Tenemos toda la vida.

Se pasaron unos segundos mirándose en silencio y acariciándose las manos.

- ¿Y nosotros ahora, qué? - volvió a preguntar la chica.

Hugo no dijo nada, besó una de sus manos y luego su cabeza.

- Dame unas horas.

Ella le miró extrañada sin saber a qué se refería.

- ¿Vuelves a España entonces? - preguntó de nuevo el cordobés.

Ella suspiró.

- No lo sé, no es tan fácil - insistió -. Tendría que arreglar mucho papeleo aquí del trabajo y del alquiler de la casa y me llevaría unos meses como mínimo. Tendría que pensarlo.

- Pues piénsalo todo bien, quiero que si vuelves estés segura de lo que haces.

Ella sonrió y le dio un suave beso en los labios.

Minutos más tardes, ambos se durmieron.

___

Al día siguiente amanecieron los dos en la cama a diferencia del día anterior.

Hugo fue el primero en despertar, y lejos de perderse la maravilla de persona que descansaba a su lado, se quedó en silencio y con una sonrisa tonta observándola.

Minutos más tarde, ella abrió los ojos y cuando vio que el chico la estaba mirando, se sonrojó y escondió su cara de nuevo en las sábanas.

- Buenos días - sonrió él.

La respuesta de ella fue emitir un quejido a modo de saludo.

- No me acordaba ya de tus despertares - rio el cordobés -. Te aconsejaría que te fueras despertando y pusieran orden en tu casa, hace un rato que escucho a toda esta gente haciendo ruido abajo.

- Ya voy - se quejó ella dándose la vuelta de nuevo en el colchón.

Hugo volvió a reír, la quería así y en todas sus facetas. Cuando cantaba en la ducha o cuando se despertaba malhumorada; cuando ocupaba toda la cama a media noche y al despertar se quejaba de lo mal que había dormido; cuando se volvía extremadamente cariñosa y cuando no quería ningún tipo de contacto.

Así era ella, impredecible y única; y así la quería.

¡Hola!
Aquí tenéis el capítulo de hoy miércoles y último de la semana.
Parece que todo está yendo bien.
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Nos vemos el lunes.
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Así que pasen cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora