LA SEMANA INFERNAL.

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UNA SEMANA ANTES.

Despues de llegar del hospital y despedir a sus madres, Cada quien se dirigió hacia su habitación viendo como sus esposas se encontraban recostadas, Amaia se metio a la ducha ya que no quería estar sucia para acostarse en la cama.

Amara se habia cambiado de ropa y se deslizo entre las sabanas, sus pequeños se encontraban en medio de ellas profundamente dormidos—son hermosos—menciono la rubia viéndolos con ternura.

--lo se amor—

--tu también eres hermosa, gracias por este magnifico regalo, de verdad muchas gracias mi amor—la rubia se levanto un poco buscando los labios de su esposa—te amo—

--yo también te amo—

En la habitación de Amaia, la rubia salió del baño, se quito la toalla quedando desnuda, se agacho buscando su boxer mostrando son lindo trasero al aire—que hermosa vista—hablo Jessica en tono jugueton haciendo que la rubia se irguiera y buscara su mirada.

--señora Zor-EL, según yo recuerdo, hace dos días ¿no dijo usted que no quería saber sobre sexo?—respondio la rubia haciendo que Jess solo alzara sus hombros con desinterés.

--es de sabios cambiar de opinión, y yo soy muy sabia, además....tus hijas estan dormidas—

Amaia se acercó con cautela y un poco confundida—mi cielo, pero aun no estas muy bien de ahí abajo, ¿y si te lastimo?, son cuarenta días, no amor, te deseo mucho pero ahora si paso—respondio la rubia preocupada.

Jessica la observo con una ceja alzada—no hablaba sobre mi, mas bien sobre ti—la mano de Jess acaricio el tranquilo miembro de la rubia haciendo que soltara un jadeo.

--jess—susurro la rubia—amor, no es necesario que hagas esto—llevaban cinco meses sin hacer el amor, debido a que era incomodo para Jess, habia perdido su espectacular figura por el embarazo y su autoestima estaba algo bajo, el temor mas grande de Jess era que Amaia se buscara a alguien mas para complacerla, y eso la rubia lo sospechaba, mordio su labio inferior y busco los labios de su esposa dándole un beso profundo—te deseo amor, pero me da miedo lastimarte, si vieras como ansió que ya pase el tiempo y ya pueda hacerte mia nuevamente—nuevamente la mano de Jess volvió a tocarla haciendo que soltara un gruñido—pero si insistes— sonrio la ojiverde dejandose hacer, jessica vio con asombro como en segundos el miembro de su esposa ya estaba listo—es todo tuyo, siempre me pones asi en segundos—sintio la humeda lengua de su esposa en la punta haciendo que soltara un gemido.

--el se porto muy bien, hay que felicitarlo, ¿no crees?—pregunto la pelinegra de manera coqueta.

--definitivamente amor, aunque la que se porto mejor fue otra, pero deja que pasen unos días y tendrá su enorme recompensa—respondio la rubia cerrándolo los ojos debido al placer que sentía, cuando unos pucheros de llanto comenzaron a escucharse haciendo que ambas se detuvieran—ohh noo—hablo Amaia preocupada.

Amara ya se encontraba tranquilamente recostada, ambas mujeres se encontraban exhaustas, pero el sonido de llanto las despertó, de inmediato la rubia encendió la lampara revisando a sus pequeños rubios—estan bien, creo que son mis sobrinas—

Pero como si estuvieran conectados, el llanto de las pelinegras comenzó alertar a los rubios—no,no,no—los intentaba callar Karina, pero a los pequeños no les importaba, abrieron sus bocas como tenores y comenzaron a dar su concierto de chillidos.

Amara les reviso el pañal a ambos notando que estaban limpios—quizas tienen hambre—hablo viendo a su esposa con rostro de preocupación.

--pero acaban de comer—

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