31.

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— ¿Para qué son todos esos cojines, mi amor?. — preguntó Vegetta viendo cómo Rubius se pasaba por la sala y las habitaciones de invitados sacando almohadas, cojines y peluches para llevarlos a la habitación principal.

— Quiero que me abracen...— respondió mientras subía las escaleras.

Vegetta dejó a un lado el libro que ojeaba y lo acompañó para cuidar que no se cayera, pues sabía que con todo aquello era difícil que viera por donde pisaba.

— Pero yo te puedo abrazar.

— Sí, y quiero que lo hagas, pero también quiero que abraces las almohadas, así cuando las abrace yo sería como abrazarte a tí. — porque el aroma de Sam era una de las cosas que a Rubius más le gustaba de él, aquello también reforzaba su relación como Alfa y Omega.

Ambos llegaron a la habitación principal, Ahí habían golosinas, almohadas, mantas y todo lo suave y acojedor que pudiera haber encontrado el Omega en la gran mansión.
Vegetta al ver todo aquello sólo pensó en el tiempo que tardaría ordenando el lugar en cuánto Rubén se aburriera de jugar a los abracitos de peluche, sin embargo su atención se desvió rápido al notar que el medio-oso había subido a la cama y se había cubierto con varias sábanas.

— ¡Vegettaaa!— chilló para hacerlo acercarse, cosa que sucedió al instante, y fue cuando Rubius comenzó a frotar sus peluches en el pecho y la cara del Alfa.

— ¿Pero qué haces, tontito?— eso no evitó que el menor siguiera molestando.

— Es para que apesten a tí.— recalcó mientras seguía pasando los peluches y almohada fastidiosamente por la cara de Vegetta, quién ya irritado le tomó de las muñecas para que parara, entonces Rubius hizo un puchero.

— Has estado comportándote como un niño pequeño, más de como ya lo hacías antes, mejor abrázame a mí, que los felpas los voy a tirar al piso. — Rodeó con sus brazos la cintura del ajeno y lo acercó a él.

— Bueno, vale. Pero igual te quedas aquí un rato o lloro mucho.

Vegetta rodó los ojos, sabía que eran cosas del embarazo, pero aveces era tiernamente molesto.

Mientras ellos pasaban la tarde así, Fargan por su lado llegaba recientemente a casa de Alexby, para visitar y ver si le hacía falta algo, y para estar prevenido había traído muchos chuches, solamente los favoritos de Lely. Estaba más que listo para llenarle de mimos.

— Toc toc, llegó tu búho favorito, Alesby.— canturreó desde la puerta, sosteniendo una sonrisa feliz y muy linda en sus labios.

— ¡Voy! — se escuchó desde dentro, y en breves ya Alex estaba frente a Fargan, y sonriente se hizo a un lado, dándole paso al híbrido de búho para que entrara. — Adelante.

— Gracias — fue suficiente para que entrar.— Alesby de mi corazón, te he traído palmeritas ¿Te apetece?

— ¡Ostia, sí! Que estaba por ir a comprar, macho, me has ahorrado mucho — rió bajito, y desde de que Alex cerró la puerta, ambos tomaron asiento en los muebles.— muchas gracias, búho mojado.

— Todo por mi Alesby chiquitito.— dejó la bolsa encima de la mesita de centro, y miró al de cabellos negros.— ¿Cómo ha estado mi princesa hermosa?

— ¿Ahora me vas a decir así?— rió bajito.

— ¡No, Alesssby! Me refiero a — se puso una mano en la frente mientras soltaba risas cortas— me refería a la niña, tonto.

— Bueno, ella está bien, que mañana igual tenemos cita con el doctor.

— ¿Trío?

— Eres subnormal, tío, de verdad..— soltó una risita, y después de tomar un paquetito de galletas, la destapó, y tomó una.— Far ¿Quieres decidir el nombre la la niña ahora?

— Sí, sí, pongámosle Tortilla.

— Que empiece por la "J".

— Jortilla.

Fue suficiente para que Alexby se partiera en risa, sobretodo porque Fargan lo pronunció con voz de retrasado.

— ¡Tío, me cago en tus muertos, no le voy a poner así a mi hija, macho!

— Venga ¿Y cuál propones tú?

— Jimmy pero niña.

— ¡Aaaaayyy, qué asco, Alesby! Mejor pongámosle, Baby Joda, que ese seguro te mola mucho.

— ¿¡SERÁS GILIPOLLAS, TÍO!? ¡Es que eres un puto genio, Fargan! Arreglaho, ya tenemos nombre para el bebé.

— No, ya en serio, estuve escribiendo algunos nombres... En realidad los busque en Google, pero eso es otra historia. Y hubo uno que me llamó la atención, seguro ese sí te gusta...

A ambos les llegó un mensaje al celular, y Alexby fue el primero en revisar de qué trataba. Por su cara de sorpresa, no debía ser algo demasiado bueno, hasta que se dignó a leerlo en voz alta.

— Rubius ha roto aguas...

My Littler Chaos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora