34.

4.2K 675 177
                                    

Pasó un rato, y debido al aburrimiento que inundaba la sala, buscaron formas de entretenimiento, ahora se encontraban jugando monopoly en la mesita de centro, haciéndosela de comerciantes, policías, y el único preso era Auron.

— Tío, óyeme, Fargan, que somos compañeros ¿Cómo me puedes hacer tú esto a mí? ¡Es una falta de respeto para mis vacas, mis edificios, mi vida entera, gilipollas! — se quejó Auron haciendo un gran berrinche.

— ¿Sabes qué? Que nadie abogue por el preso ¡Os voy a llevar a todos a la ruina, así como dejé a Auron! — exclamó Mangel quien quería el puesto de alcalde, pero era un juego bastante estúpido a decir verdad.

— Me voy a quedar con sus bienes.— dijo Alexby muy tranquilo, y moviendo la mano ya que era él quién tenía los dados.— Respetadme ahora, cuerda de mugrosos.

— Alesby ¿Pero qué haces? Que vamos a tener una hija ¿Cómo me puedes hacer esto a mí, tío? — se quejó Fargan haciendo ojitos de cachorrito triste — ¡Piedad!

—... — Alexby lo miró y después miró al tablero — Con piedad no se gana... Pero yo no quiero ganar, pollito, que nos quedamos con todos sus bienes.

—... ¿Cómo se juega esto? — interrogó Lolito estando en la base todavía, y viendo a su pieza con mucha determinación, había escogido una plancha de ropa, y no sabía porqué.

— ¿Cómo estáis tan seguros de que vais a ganar, animales mal olientes con sarna? ¿Eh? — comentó Luzu, quien era el más tacaño en el juego, pues sólo tenía una casita en la que era feliz esperando a que Auron saliera de la cárcel — ¡Dadme vuestros verdes, hijos de asquerosa!

— Pero sácame de la cárcel, Luzu, no seas guarro con todo ese dinero.— nuevamente Auron se quejó en voz alta.

— No, cállate, estoy ahorrando, y tú te metiste allí, tú te sales.

— ¡Qué es un juego, gilipollas! ¡Sácame!

— ¡Este juego es muy... Muy... Monopoly, tío yo quiero ser millonario, shut up!

— ¡Eso qué significa!

— Que sí no cierras la maldita boca, asqueroso perro de la calle pulgoso, te vas a pudrir en la cárcel.— contestó Luzu frunciendo el ceño, ya que no estaba dispuesto a gastar ni uno de sus amados y privilegiados dólares de mentira que tanto había acumulado.

— ¡Aaaaaaaaaahhhh! ¡Me cago en el asqueroso que inventó este juego! — eso sería lo último que diría, después de cruzó de brazos y miró hacía otro lado.

— Cuanta agresividad...— dijo Mangel bastante sorprendido por eso, no sabía que Luzu podía llegar a esos extremos en un juego.

— ¿Pueden, por favor, callarse ya? — interrogó Vegetta, él había estado muy nervioso en esas últimas horas, caminaba de un lado a otro, ansioso por saber cómo estaba Rubius en este momento, o si necesitaba algo, por su mente había pasado varias veces la idea de dejar a estos imbécil acá, e ir a ver cómo estaba su Omega, más recordaba que el híbrido necesitaría espacio, y ya a su tiempo diría cómo estaba.

Los feroses rugidos de oso podían escucharse hasta allí, el desgarramiento de alguna que otra tela, y las fuertes pisadas del oso adolorido.

— El tío este va a acabar con toda la planta de arriba, macho, ya te digo yo..— musitó Auron a lo que Lolito rió bajito, seguido de él Mangel y Fargan.

— ¿Te imaginas? Que nos va a caer en cima el muy guarro.— agregó Lolito con una sonrisa todavía.

— Sea lo que sea, nos piramos, no? — dijo Fargan.

— Tú, Vegetta ¿De qué está hecha está casa? Parece madera resistente.— interrogó Auron.

— Calla, Auron, que ni siquiera es de madera.— dijo Luzu, que por supuesto había notado que Vegetta estaba nervioso, y seguro esas preguntas estúpidas no ayudaban nada.

Todos guardaron silencio, y prefirieron seguir jugando más callados, e intentar no prestar atención a los rugidos de dolor que soltaba Rubius.
Se hicieron las 10:30pm, fue cuando el dolor culminó, los gritos, y la desesperación cesaron, era paz ahora, dando a entender que entre los brazos de Rubius, ahora había una nueva vida, un pequeño bebé, de piel enrojecida y gordas mejillas, estaba sano, y se notaba a simple vista.

Era impactante para el Omega, saber que esa cosita tan diminuta, era la causante de tanto dolor y estrés, que gracias a él estuvo sin poder dormir por náuseas, o cada antojo que en su vida hubiese querido comer, y que ahora dependía totalmente de él como su pequeño acompañante, y él como... ¿Su madre? Omega progenitor. No le quedaba nada más que decir que.

— Bienvenido al mundo, Lucas.

My Littler Chaos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora