17.

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Rubius y Vegetta habían llegado al pequeño hospital de Karmaland, donde se suponía harían la primera revisión, ahora mismo se encontraban esperando su turno, y sí, el doctor era Auron.

A Vegetta no le apetecía preguntar el motivo de la tardanza del híbrido, ya estaba lo suficientemente acostumbrado a que llegase tarde, no le sorprendía del todo, aún así se sintió un poco preocupado por él.

Auron salió de su oficina y les miró.

─ Podéis pasar. ─ le sorprendía que los dos guerreros estuvieran allí, no se veían lastimados, pero supuso que el que estuviesen en ese lugar era debido a que se pelearon otra vez y alguno de los dos obligó al otro a venir al psicólogo, o algo por el estilo.

Ambos se levantaron y fueron tras Auron hasta llegar a la sala de revisión, y allí el de mechón flamante pidió que tomaran asiento.

─ Ahora contadme; ¿Por qué estáis aquí?... ¿En qué os puedo ayudar?. ─ interrogó el doctor mientras sacaba algunos papeles en los cuales anotaría lo que los otros dos le dijeran y de esa manera obtener puntos de guía de los cuales se sostendría para aconsejar a la pareja.

─ ¡Auron, quiero abortar!. ─ dijo Rubius tomando la palabra él primero.

Vegetta le miró mal.

─ Que no, tontito. ─ ladeó un poco la cabeza, y miró a Auron, quien tenía una ceja arqueada, le parecía ya muy extraño el tema. ─ Auron, queremos hacer una ecografía...

Rubius agachó las orejitas, pero dispuesto a hablar ahora.

─ Sólo para saber si aún hay tiempo de abortar. ─ insistió el híbrido.

─ Que no Rubén, ya para. ─ el rubio bufó, no quería a ese parásito creciendo en su vientre.

─ Un segundo, un segundo. ─ Auron soltó una risa corta. ─ Explicaos mejor. ─ ok, sabía que esto terminaría mal, se acabaría riendo de Rubius. ─ Estáis... ─ rió. ─ Estáis esperando un niño... ¿Los dos?, pero un segundo... ¿Cómo pareja?.

Las mejillas del híbrido de ruborisaron un poco y frunció el ceño. Vegetta sólo arqueó una ceja.

─ Sí, así es. ─ contestó el azabache seriamente. Estaba preparado para esa clase de comentarios, pero seguro Rubius no lo estaba. ─ Y queremos la ecografía porque vamos a tener un bebé, Auron... ¿Qué es lo que no te queda claro?.

Auron sonrió.

─ No, no, nada, olvidalo. ─ rió por última vez y guardó sus cosas. Esto no era lo que había esperado que pasara. ─ ¿Rubius puedes subirte a la camilla?. ─ supuso que era él por ser el Omega aquí.

El híbrido hizo caso, se levantó y fue a sentarse en la camilla. Los otros dos también se levantaron.

Auron fue a por unas cosas, y Vegetta se paró a un lado de Rubius, allí tomó su mano, le ponía verdaderamente nervioso estar en este lugar, pero era tierno poder acompañar a Rubius en todo esto, y también le emocionante la idea de tener un hijo, un ser pequeñito que se prometería cuidar y proteger con su vida desde ahora.

El de mechón flamante regresó.

─ Vale, Rubius ¿Puedes subirte un poco el suéter?, sólo un poco, no quiero ver tus pezones. ─ porque estaba consiente que el rubio estaba lo suficientemente mal de la cabeza como para subirse el suéter hasta el punto de tapar su cara con él.

─ Vale. ─ entonces prosiguió a hacer eso, dejando nada más al descubierto su abdomen.

Entonces Auron puso un poco de gel en el vientre, estaba frío, y fue inevitable la reacción del híbrido ante eso, la cual fue metiendo la panza y haciendo reír bajito a los otros dos.

─ Coño, que está fría, feo. ─ Se quejó.

─ Lo sé, pero aguanta.

Luego de ello, y de un rato de búsqueda se pudo confirmar la existencia de una pequeña vida humana dentro del vientre de Rubius. Fue una sensación escalofriante para el rubio, pero comenzaba a intentar verlo de otra forma.

─ Felicidades, llevas cuatro semanas y media, más o menos. ─ dijo Auron sonriendo y mirando la pantalla.

Rubius agachó las orejitas. No soportaría el darle la razón a Vegetta, dando a entender que estaba emocionado por lo del bebé, por lo que nada más se mostró neutro, aunque por dentro estuviese muriendo de alegría.

Vegetta sí esbozó una sonrisa feliz.

─ ¿Cu-cuatro... semanas?... eso es un mes... ¿Tengo un embrión creciendo como parásito dentro de mí desde hace un mes?... ─ porque además de feliz, estaba atónito con esto, no hay que olvidar que seguía siendo una noticia algo fuerte para él.

─ No le digas parásito a mi bebé, tontito. ─ dijo Vegetta.

─... Nuestro... nuestro parásito tiquito. ─ evidentemente ya lo hacía por gusto de molestar.

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