6.

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Pasó una semana, todo iba bien para muchos, Luzu seguía muy atento con cada uno de los síntomas, y prefería no salir de su casa, puesto a que los aldeanos y ciertos guerreros rumoreaban que la culpa de todo esto era suya, pero nadie sabía con certeza de qué trataba aquello.

Hoy Rubius no se encontraba en casa, por lo que Nieves había avisado a Akira a que viniera a hacerle compañía, como ya había sucedido un par de veces atrás.

─ Nieves... ─ Llamó desde la puerta, y para acompañar a eso tocó varias veces. ─ Ya llegue..

La pelirroja se percató de ello, y rápidamente fue a abrir sosteniendo una gran sonrisa, ya que había echado de menos a su buena amiga.

─ Pasa Akira, te he estado esperando. ─ se hizo a un lado para que la rubia pasara, cosa que hizo con mucho gusto.

─ ¿Cómo has estado?. ─ interrogó ella con una sonrisa pequeña, tenía muchísima cosas que contarle a Nieves.

─ Ansiosa por verte, tía, que te he echado mucho de menos, y Rubius no ha estado mucho en casa.. dice que ha tenía muchas misiones... de... los guerreros... ─ contestó alegre e inocente.

─ ¿A sí?. ─ sólo podía pensar que Rubius era una rata desgraciada y mentirosa, un ser inmundo. ─ Qué barbaridad... ─ musitó en voz baja.

─ ¿Cómo has... estado tú?. ─ ambas fueron a la sala y Nieves se sentó para después palpar el lugar al lado suya, indicándole a Akira que se sentara, y ella no tardó mucho en hacerlo.

─ Bueno.. No muy bien la verdad. ─ confesó y soltó un suspiro, mientras se daba aliento para contarle a Nieves todo lo que había ocurrido aquel día. ─ Vegetta y yo tuvimos una discusión, y ya no vivo en su casa.

─ ¿No? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde te estás quedando ahora?. ─ claro, porque le preocupaba que no tuviera lugar donde quedarse, y estaba preparada para pedirle que se quedara en su casa.

─ En una casa en el pueblo, no te preocupes por ello, vale?. ─ sonrió por unos segundos. ─ el caso es que... tengo algo que contarte acerca del pleito que tuve con Vegetta.

Nieves permanecía observándola, no sospechaba nada de lo que estaba pasando.

 Akira no conseguía las palabras más apropiadas para hacer llegar el mensaje a Nieves, era realmente complejo, ya que no quería ser tan directa y cortante con ella.

─ Nieves... Yo, desde hace meses he estado sospechando que algo pasa entre Rubius y Vegetta.. ─ y el hecho de tan sólo recordar era doloroso. ─ Ellos se ven a escondidas.

Nieves no entendía nada, y por lo último rió.

─ No, tontita, ellos no se ven a escondidas, Rubius me dice que irá a ver a Vegetta, no lo hacen a escondidas, si yo lo sé. ─ eso simplemente causó sorpresa para Akira.

─ ¡¿Qué!?. ─ eso quería decir que Nieves lo sabía, según ella. ─ ¿Tú lo sabías, Nieves?.

─ Cla...claro... creí que tú también... ─ era obvio que no estaban hablando de lo mismo, y era sencillo, Nieves era demasiado inocente para entender que su marido andaba de amante con otro guerrero.

─ Un segundo, un segundo. ─ primero tenía que asegurarse ─ ¿Sabías que ellos iban a mi casa a tener sexo cada vez? ─ conocía a Nieves, y supo que fue su error ser tan indirecta.

─ ¿Tener... sexo? ─ no se lo iba a creer, porque ella confiaba demasiado en Rubius, y se enfadó ─ Aki ya basta, no pinta nada que hables así de mi osito. ─ se cruzó de brazos.

─ Nieves, tía..! ─ repuso la rubia ─ Sé que es fuerte de asimilar, pero te estoy diciendo la verdad, que ellos se ven casi todo el tiempo para hacer guarradas y dicen a todo mundo que van a cumplir misiones o lo que sea! Lo he sabido desde hace mucho, pero sólo lo pude confirmar hace unos días, por favor créeme! ─ e iba a llorar si no le creía, porque por ahora Nieves era su único consuelo, y su única amiga en Karmaland.

Nieves nuevamente se negaba a creer algo que la pusiera en contra de Rubius, por lo que volvió a negar sin duda.

─ Akira, no me gusta que digas esas cosas, que Osito jamás me haría algo así, mucho menos porque a él no le gustan los hombres ¿O por qué estaría conmigo?. ─ esperaba con eso hacer que Akira cambiara de opinión.

─ Que no, que está contigo porque es un mierdas que no quiere ser juzgado en la calle por estar con un hombre. ─ replicó ya cansada. ─ Pero bien, si no quieres creerme, lo dejo en tus manos, yo quiero irme a casa, Nieves. ─ se levantó, y luego fue a la puerta, sin más salió de la casa dejando a Nieves totalmente desorientada, y con la inmensa duda de saber si aquello que decía Akira era cierto, o simplemente era para perjudicar su relación con Rubius.

My Littler Chaos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora