Pasaron los días, y nadie había notado realmente un cambio muy drástico, pues los síntomas de sus nuevas características iban a aparecer con el tiempo dependiendo de cada quien.
Hoy era la mañana, y en la isla flotante de Vegetta se encontraba el susodicho con su amante, estaban a mitad de algo muy bueno en la habitación principal, cosa que se había repetido la noche anterior, cuando Rubius se quedó a dormir por mera cosa de ellos, pero aquello había sido con descuido, lo que fue notorio para la mujer del azabache en cuanto llegó de la casa de una de sus amigas.
Era doloroso para ella ver las ropas de su marido y de otro guerrero tiradas en el sillón, sabía perfectamente lo que había sucedido, siempre lo supo y jamás se preocuparon por guardarse su descaro, y eso iba a terminar ahora.
─ ¡¡Vegetta!! ─ gritó la mujer mientras subía las escaleras con fuertes y rápidos pasos, a lo que los dos guerreros en la habitación espabilaron desprevenidos, comenzaron a ponerse cualquier prenda que encontraran, y se prepararon para lo peor, sobretodo Vegetta, a quien se le puso el corazón a mil─ ¡¿Por qué está la ropa de Rubius otra vez en mi casa, Vegetta?!.
El híbrido agachó las orejas al escuchar su nombre salir de los labios de la mujer en ese tono tan brusco. Estaba asustado, y la verdad es que ahora ya no tenía ni la más mínima idea de cómo actuar.
─ Escóndete en el armario. ─ ordenó Vegetta en un tono bajo. Él ya se había vestido, aunque su ropa no estuviera muy bien arreglada.
Rubius hizo caso de inmediato y fue rápido a esconderse. Sentía pavor por el hecho de haber sido descubierto, y sabía claramente que Akira no se quedaría callada, y que se lo comentaria a Nieves. Estaba aterrado por ello.
Vegetta salió de la habitación finalmente a hacerle frente a su esposa, quien solamente quería desquitar su rabia.
─ ¡¡Habla ya, joder!!. ─ exigió ella. Estaba realmente enfadada, en cuanto le mirara a los ojos iba a demostrar que ya no sería una tonta doncella sumisa.
─ Cálmate, esto podemos hablarlo. ─ contestó él al salir de la habitación a verla, pero sabía que con esa simple elección de palabras no lograría más que enfadada a la mujer.
─ ¡¿Cómo puedes decirme que me calme, cuando me estás engañando con un hombre!?. ─ sostenía la sudadera de Rubius en unas de sus manos, mientras la apretaba con rabia. Permanecía en las escaleras mirando al ajeno con furia. ─ ¡¿Qué mierda estabas pensando!? ¡¿Por qué me has hecho esto!? ¡¿Por qué con Rubén!? ¡¡Respóndeme!!.
Cada una de esas palabras impactaban como balas directo al corazón del azabache, dejando un sabor amargo en su boca. Quería contestar a aquello pero ¿Cómo se podía hacer eso, cuando no tenía una excusa?.
─ ¿Sabes qué? ¡No te atrevas a volver a buscarme en tu puta vida! ¡Y si alguna vez me callé toda la mierda de persona que eres, ahora te digo que eres un maldito ególatra, pervertido, egoísta y tacaño!... ¡Muchas gracias por darme otra excusa para largarme!. ─ finalmente su voz se quebró, y comenzó a bajar las escaleras devuelta para irse de allí de una buena vez.
─ ¡Akira no, espera!. ─ fue tras ella a prisa, hasta que la alcanzó y la detuvo de la mano, mas ella no tardó en zafarse, y en cuanto lo hizo le regaló una bien merecida cachetada, y le tiró el suéter del otro guerrero, pero la prenda acabó en el suelo.
─ ¡No me toques, asqueroso! ─ lágrimas caían a cántaros de sus ojos, y era una imagen que al azabache le marcaría, incluso cuando sabía perfectamente que era culpa suya.
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My Littler Chaos
Fanfiction♡ |🄼🅈 🄻🄸🅃🅃🄻🄴🅁 🄲🄷🄰🄾🅂| ♡ " ᶜᵒⁿ ᵘⁿ ʰᵉᶜʰⁱᶻᵒ ᵖᵃʳᵃ ᵉⁿᵃᵐᵒʳᵃᵈᵒ ˡᵉ ˢᵃᶜó ᵈᵒˢ ʰⁱʲᵒˢ " ᴇʟ ᴄᴀᴏꜱ ᴅᴇ ꜱᴇʀ ᴘᴀᴅʀᴇ... Melina & ReldTori Historia Original de Twitter