38.

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Colina arriba, luego de un par de horas de expedición notaron que a lo lejos había una gran montaña nevada, esa montaña repasaba a todas las demás en altura y empinación, y sólo hasta ahora pudieron verla, pues la neblina del bioma comenzaba a menguar.

— Mirad eso, creo que es ahí donde están las bestias.— dijo Luzu señalando aquél órgano natural.

— No, no. Las bestias están aquí, somos nosotros. — remató Vegetta riendo por lo bajo después de eso.

— ¿Será seguro que todos vayamos? Yo digo que Alesby se debería quedar, por el bebé. — Añadió Fargan, quien recibió una mirada del nombrado.

— Hombre... No he venido a esta misión sólo para pasar puto frío. No me dejéis aquí solo.

— No estarás solo, Alexby. Rubius te hará compañía. — respondió Vegetta antes de recibir una mirada de disgusto de parte de su Omega.

— ¿Bobo o qué? Yo no me quiero quedar con esta mini - bomba de tiempo.

— ¡Pero que no soy una bomba de tiempo, aún falta para que nazca la bebé!— replicó Alex ya cansado.

— No hablo de la bebé, hablo de tu insoportable carácter!

Ambos compartieron miradas de odio por un momento, incluso cuando uno de ellos tenía un casco que claramente no le dejaba mostrar su expresión.

— Vamos, niñas, niñas. Vais a estar bien! Quedaros aquí y dais una señal o algo por si algo sale mal, no os preocupéis. — añadió Luzu con media sonrisa burlona, pues para él esto era una ventaja de aún no tener hijos.

— De hecho, Luzu Tú también deberías quedarte. — dijo Auron, quien sostenía con una mano la espada en su hombro, y con la otra rodeaba la cintura de su Omega.

Luzu le miró con indignación y apatía, no se iban a burlar de él tan fácil.

— Ni lo sueñes Auroncito. Mientras yo no tenga críos no me amarrará nadie. — con altivez alzó la cabeza, como si eso fuera suficiente argumento.

— No te lo pregunté, Luzu. Tú también te quedas. — relevó Auron a su comentario anterior, pero esta vez con un tono más serio, no estaba de juegos en este momento, menos con la arrogante actitud del castaño.

Luzu frunció el entrecejo, no le quedó de otra que hacer caso e ir junto a los otros dos Omegas, quienes se burlaron de él como par de niños pequeños.

Cuando ya dieron por hecho que los Omegas se quedarían a salvo al pié de la montaña los Alfas comenzaron a subir esperando toparse con algún Jettie o algo por el estilo, así que se mantenían con las armas en mano.

— ¿Dónde estarán metidos estos hijos de puta?...— refunfuñó Lolito a lo último de la fila junto a Mangel.

— No sé. ¿No huele a nada? Vosotros que tenéis nariz de perro. — dijo Mangel a los Alfas delante de ellos.

Willy bufó a eso.

— Cierra la boca. Cerca la nieve es muy suelta. — respondió casi en un tono nulo.

— ¿Y eso qué significa, Willy?— preguntó Fargan.

— Que podéis provocar una avalancha si no callais de una vez. — Contestó el mismo albino.

Auron iba un poco atrás, pues no era el mejor caminando en tan profundos posos de nieve, sin embargo al estar más cerca de ellos sintió que el suelo se elevaba en el lugar en el que estaba parado, poco a poco terminaba quedando en una pequeña colina por encima de los demás, no obstante notó que bajo sus pies había pelaje blanco muy parecido a la Nieve. Auron había despertado a un Jettie y ahora estaba en sus hombros.
El hombre de las nieves sin dudarlo rugió con toda su fuerza y tiró lejos a Auron de un manotón. Cuál mono embravecido fué a por los demás y por ende estos comenzaron a luchar en contra del gigante.

La tierra comenzó a vibrar, y el primero en notarlo fué Guillermo, quién guardaba una especial conección con la nieve y la naturaleza.

— Una avalancha... ¡¡Avalancha!! — avisó antes de pasar corriendo junto al monstruo para regresar colina abajo, junto a él se fué corriendo Fargan y entonces los demás abandonaron la pelea para huir de una muerte fría y asfixiante.

— Odio ser un puto Omega. — refunfuñó Alexby, quien estaba sentado en una roca en el mismo lugar en donde los dejaron sus parejas.

— No serías un Omega si Luzu no fuera tan caprichoso. — respondió Rubius, quien estaba sentado a su lado tan aburrido como él.

— Vosotros habríais hecho lo mismo si hubierais tenido la oportunidad. — contestó el renombrado con molestia, este estaba sentado al otro lado de Alexby en la misma roca que los otros dos.

— No, para conseguir a un hombre sólo tienes que conquistarlo, no obligarlo a estar contigo, idiota.— dijo Rubén.

— ¿Debería seguir vuestros ejemplos? Ambos habéis arruinado la familia de los hombres con los que estáis. Por mi parte era claro que Mónica y Auron no eran buena pareja.

— Cállate. — dijo Alex — Que al final es tu culpa que arruinaramos las familias de esos tíos. Sin tu hechizo de mierda todo seguiría igual.

— Más te vale buscar la cura a esto rápido. — dijo Rubius, aunque éste no estaba muy seguro de querer cambiar su vida de como era ahora, pues le gustaba ser protegido y obligado a no hacer nada, le hacía sentir más cómodo que como era antes.

— Lo estoy haciendo. — respondió Luzu, quien había abandonado ese plan hace mucho tiempo, se fiaba en que sólo era cuestión de tiempo para que Auron le viera con ojos de amor, y no lo echaría a perder por un par de tontos que no sabían aprovechar la situación.

Entonces comenzaron a escuchar los gritos de los otros guerreros cada vez más cerca, para ellos la tierra también comenzó a vibrar, y sólo se dieron cuenta de lo que sucedía cuando Mangel gritó: «¡AVALANCHA, CORRED, ES UNA AVALANCHA!».

My Littler Chaos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora