Capítulo 3

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La estancia era increíblemente enorme.

Se trataba de una caverna hueca llena de múltiples caminos que se entrecruzaban entre ellos, coincidiendo todos en un punto en concreto que daba a una escalera que subía. Con Legolas delante, caminaron hacia esa misma escalera y la fueron subiendo despacio. Ninguno parecía querer estar ahí. Cuando esta acabó, llegaron a un pequeño espacio donde un enorme y espectacular trono, formado por el tronco de un árbol, se erguía sobresaliente. Sobre él, sentado, un elfo de aspecto imponente los miraba desde lo alto, en un claro signo de superioridad. Estaba mortalmente serio, lo que solo puso más nerviosos a los recién llegados. Se situaron en fila, uno al lado del otro, dejando en medio a la mujer. Gollum se había callado por primera vez en semanas.

Heru en amin (Mi señor)—Seren hizo una elaborada reverencia que Legolas no tardó en imitar, seguido por Aragorn y Blyana. Thranduil simplemente los miró. Su mirada era fría, helada. Sus ojos eran una perfecta combinación entre el gris lacerante y el azul gélido. —Encontramos a estos tres y a la criatura pasado el segundo puesto de guardia— expuso Seren, mirando todavía el suelo por su inclinación. Finalmente se levantó.

—Déjanos, Seren— ordenó el rey. El elfo asintió y se fue de allí, no sin antes dedicarles una rápida mirada de despedida.

En la estancia quedaron ellos y el rey.

Ionneg (Hijo) , veo que has decidido regresar— los inquisitivos ojos del elfo se posaron en el compañero de Aragorn y Blyana. Estos abrieron los ojos.

¿Ionneg?

Amin hiraetha, Adar (Perdóname, padre) — Legolas se llevó el puño al pecho. —Pero la razón de mi regreso es distinta a la que creéis.

¡¿Adar?!

Y, al fin, todo pareció encajar. El hecho de que Legolas conociera tan bien los caminos del bosque, el que nadie les hubiera increpado, encarcelado, amordazado y que hayan podido atravesar las Estancias con tanta facilidad, que los soldados se inclinaran ante ellos, la sorpresa de la guardia que los encontró. Todo porque Legolas era el hijo de Thranduil. El príncipe del Bosque Negro. Blyana no pudo evitar sentirse tremendamente estúpida.

—Entiendo que dicha razón está relacionada con la misiva que tan educadamente me hizo llegar Mithrandir— con pesadez, el elfo movió la cabeza para acabar deteniéndose en la criatura. Una mueca de aversión delineó sus facciones. —Y supongo que esa aberración es el prisionero para interrogar— terminó.

—Así es, ada— Legolas dio un paso al frente y la atención de su padre recayó de nuevo sobre él. —Mis compañeros y yo hemos pasado mucho tiempo sin descanso tras su captura y nos gustaría poder reposar para reponer energías.

Blyana estuvo a poco a dejar caer la mandíbula. ¿Alguién se atrevía a hablar con tal confianza al temible rey Thranduil? Obviamente, solo su hijo poseía dicho privilegio.

—Y quienes son tus compañeros, Ionneg. Todavía desconozco sus identidades— Thranduil no parecía realmente interesado en quienes acompañaban a su hijo, pero por mera cortesía debía aparentar lo contario.

Ada, estos son Aragorn y Blyana. Juntos viajamos durante meses en busca de la criatura— les presentó, de modo que el rey pudo poner ya nombre a los rostros que se inclinaban ante él.

— ¿Una mujer? — la pregunta resultó más socarrona que curiosa. Blyana simplemente sonrió condescendiente.

—Una suficientemente capaz, mi señor. No me gusta ser subestimada— la delineada ceja del rey elfo se estiró hacia arriba. Blyana no supo si molesto o impresionado, aun así poco le importó.

Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora