—Ma dhen? (Quién eres tú)
La pequeña elfa que había abierto la puerta la miraba con el ceño fruncido y una obvia desconfianza. No aparentaba tener más de cinco años humanos y su largo cabello rubio estaba recogido en un elaborado peinado que acababa en una trenza. Llevaba un vestidito azul que le llegaba por las rodillas, y su pálida piel le otorgaba un aspecto de muñeca. Sin embargo, aquellos expresivos ojos verdes desentonaban con aquel dulce aspecto. La miraba como si fuera una amenaza.
Ella no era Mänóre.
—Ma dhen? —repitió, de nuevo, impacientándose a cada segundo que pasaba.
Blyana miraba a la niña incrédula y, para qué mentir, confusa. Debía de haberse equivocado de casa. Su tío debió de darle mal la dirección. Pero era imposible, esa niña tenía sus ojos.
Viendo como la pequeña elfa pretendía cerrarle la puerta en las narices se apresuró a intervenir.
—Hola, cielo, estoy buscando a alguien.
Se agachó para quedar a su altura. La niña la recorrió de nuevo con la mirada y dibujó una mueca extraña en su rostro. Que niña más... desconfiada, pensó mientras la analizaba.
—Pero creo que me he equivocado— levantó las palmas de las manos y le dedicó a la niña la más dulce de sus sonrisas. Aquel gento pareció tranquilizarla un poco, ya que se soltó de su férreo agarre del pomo de la puerta. —Busco a Mänóre, ¿sabes quién es?
La niña se mantuvo durante unos segundos en silencio, en completa quietud. Sin embargo, tras aparentemente llegar a la conclusión de que aquella mujer extraña que había en su puerta no era una amenaza, asintió. Blyana sonrió triunfante.
—¿Sabes dónde vive?
La cabeza de la niña volvió a sacudirse en una afirmación.
—¿Y podrías decirme dónde está?
Los ojos de la pequeña se desviaron en una dirección tras ella y señaló hacia allí.
Blyana le dedicó una sonrisa encantadora y la niña empezó a juguetear con su vestido.
—Hantalë, hérincë (Gracias, pequeña).
La mujer se incorporó, dispuesta a irse hacia las casas que había en frente, cuando una voz la detuvo.
—¡Elleta! —una voz masculina las sobresaltó a ambas. La niña se escondió tras la puerta de madera y Blyana se giró corriendo para ver al causante de tal grito.
¿Elleta? ¿Quién era Elleta? Sin embargo, Blyana supo que no pasaría mucho hasta averiguarlo. El causante de aquel grito iba hacia ellas.
Un elfo joven corría en su dirección.
Blyana lo vio atravesar la valla que separaba el jardín de la calle y moverse con rapidez hacia ella. Se le veía enfadado.
Se trataba de un elfo alto, muy alto. Su cabello rubio casi platino era idéntico al de la niña que había tras la puerta, y sus ojos eran dos gemas esmeraldas que auguraban su parentesco con la pequeña elfa. Cuando este llegó frente a ella, se detuvo a apenas unos pasos y la miró. Sus ojos la recorrieron al igual que los de ella le recorrieron a él. Luego los ojos verdes intercalaron su mirada entre la joven frente a él y la puerta de su casa abierta, con una pequeña cabecita asomando tras ella.
Blyana abrió la boca intentando decir algo. Las palabras se le atoraron en la garganta y sintió un extraña incomodidad treparle por el cuerpo. Aquellos ojos la perforaban sin compasión y estaba comenzando a arrepentirse de nuevo de haber ido allí.
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Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023
Fiksi PenggemarEntre los apacibles parajes de la Comarca, el Anillo Único ha sido hallado. Los engranajes de la guerra comienzan a cobrar velocidad. Las diferentes razas de la Tierra Media corren peligro. Y un humilde hobbit es su salvación. Blyana se ve envue...