La partida de Édoras se efectuó a la hora prevista, aunque a paso reducido.
Como era manifiesto, la mayoría de los ciudadanos iban a pie, ya que no poseían caballos que los llevara, y los pocos que había se usaban para tirar de los carros que transportaban a los enfermos y aquellos que no podían caminar.
Por su parte, Blyana, Legolas, Aragorn y Gimli continuaron compartiendo a Arod y Hasufel por parejas. Sin embargo, y debido al ralentizado paso que llevaban, hubo múltiples momentos en los que alguno de ellos decidía marchar a pie.
Como en aquel instante.
Aragorn se mecía sobre la grupa de Hasufel, junto a Théoden, mientras conversaban con familiaridad. Eowyn escuchaba atenta las gruñonas pero vivarachas historias que le contaba Gimli, que como un enano moderno, montaba sobre la grupa del caballo de la mujer mientras ella sostenía las riendas.
Y, a la par que el enano contaba cómo había intentado en su juventud, poco exitosamente, escabullirse para acompañar a su padre y a sus primos y embarcarse en una aventura para recupera una montaña, Legolas y Blyana caminaban a la par, en mutua compañía y en silencio.
Ninguno de los dos sabía exactamente cómo habían acabado el uno junto al otro, pero cuando ambos comprendieron quién era la figura que los acompañaba, ninguno osó moverse.
Se sentían bien en compañía del otro. A pesar de que, últimamente, parecía que la presencia del otro generaba una extraña sensación en ellos.
Blyana pensaba un poco en todo y en nada. Dejó que su mirada vagara sin rumbo, libre, por el cercano horizonte que consistía en las cabezas de los ciudadanos y las carretas llenas de fardos. Miró como dos niños se escondieron tras una roca mientras otro los perseguía e intentaba pillarlos; admiró a una pareja anciana, subida en una de las carretas, mirarse entre ellos con cariño y sonreírse, sin tener que expresar palabra; oteó el brillante cielo, radiante a causa del sol; vio a un hombre cargar a su espalda a su pequeña hija; avistó a un grupo de jóvenes que reían entre ellas, seguramente a causa de algún cotilleo, o algún joven que las había devuelto la mirada; observó las discretas y casi imperceptibles miradas que cierto montaraz enviaba cada cierto tiempo en una dirección concreta. Y Blyana estaba segura de que Gimli no era quién acaparaba su atención.
Aragorn mantenía un porte sereno, como siempre hacía, y ante algunas palabras del rey asentía o apenas sonreía con cortesía. Y a su vez, completamente opuesto a esa máscara de neutralidad, sus dos iris plata parecían brillar durante los segundos que se posaban en aquella figura menuda pero ilustre de Eowyn, o simplemente cuando aquella risa procedente de ella se elevaba por los aires, libre de ser escuchada.
Un extraño sentimiento la invadió al pensar en lo contrariado que debía sentirse su amigo en aquel instante.
—Legolas— su voz pareció atraer la atención del elfo a su lado, que bajó la mirada con curiosidad, sin dejar de soltar las riendas de Arod. —¿Alguna vez has estado enamorado?
Legolas sintió que se atragantaba con el aire.
Sus ojos se clavaron en la pequeña figura femenina a su izquierda, cuyos ojos no estaban en él sino en el frente. Por el ceño fruncido y la mueca en sus labios, Legolas supuso que Blyana estaba pensando en algo y que estaba haciéndole cómplice, a su manera, de ello.
O, por su salud mental, eso esperaba.
—No— confesó, sintiendo ya sí aquellos orbes de fuego sobre los suyos marinos. Se dejó engullir por ellos.
—Yo tampoco— murmuró ella, a pesar de llegar nítido a sus oídos gracias a su sensible audición. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo como un latigazo, consciente de lo extraña e íntima que se estaba tornando la conversación.
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Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023
FanfictionEntre los apacibles parajes de la Comarca, el Anillo Único ha sido hallado. Los engranajes de la guerra comienzan a cobrar velocidad. Las diferentes razas de la Tierra Media corren peligro. Y un humilde hobbit es su salvación. Blyana se ve envue...