Capítulo 45

1.8K 203 63
                                    

La pequeña sala, según le había dicho Éowyn, se trataba de un salón privado. Este estaba reservado para las mujeres de la familia real, donde ni los demás miembros de la corte podían entrar sin el permiso e invitación expresa.

Blyana necesitaba pensar, y Éowyn le había proporcionado el lugar idóneo para hacerlo sin ser molestada.

Sentada en uno de los tapizados sillones que había junto a la ventana y con un juego de té descansando sobre la mesilla, la joven mestiza aprovechó aquel momento de calma y soledad para poner sus pensamientos en orden.

Era curioso cómo, tras más de ochocientos años donde su vida había sido un suceso invariable de días, de repente, en tan solo un año, tantas cosas habían cambiado.

A veces, la voluntad de los Valar podía ser de lo más inesperada.

El sonido hueco de unos golpes en la puerta, llamaron su atención. Allí, apoyado contra el marco, Legolas la observaba en silencio.

Aquella mañana el elfo había elegido una vestimenta más casual, seguramente a causa de las altas temperaturas que habían asolado los últimos días. No había rastro de su arco y flechas, olvidados en los confines de su alcoba. Sin embargo, una daga media se hallaba estratégicamente ceñida a su cinturón.

—¿Precisas de compañía?

Blyana continuó admirándole, viendo como sus dos trenzas de confianza recogían parte de su largo cabello rubio en ambas sienes.

—Mi padre siempre decía que una buena taza de té se disfruta más en compañía. Además, no estoy segura de querer quedarme a merced de mis pensamientos— confesó, a modo de invitación.

Él asintió y se acercó, cerrando tras de sí la puerta.

Mientras él procedió a tomar asiento en uno de los sillones junto a ella, la mujer aprovechó para servirle té en una de las tazas restantes. De esta forma, ambos disfrutaron silenciosamente de la bienvenida presencia del otro.

El sol avanzaba con lentitud, en un desperezado despertar que teñía los oscuros firmamentos en mantos de pálidos colores rosados. El rocío se sentía húmedo, y si Blyana cerraba los ojos podía distinguir el característico olor de la tierra ligeramente mojada. El cantar de los pájaros madrugadores entonaba una alegre melodía que poco a poco alertaba al mundo del inicio de un nuevo día.

—En momentos de paz como este— la voz de Legolas sonó suave, apenas perceptible, como si temiera romper la magia del amanecer —, es cuando mi mente vaga y cree imposible que tras tanta paz, haya una inevitable guerra a la espera.

—Podremos ser civilizaciones avanzadas, longevas o recientes, amantes o destructoras, eternas o efímeras; sin embargo, nada de lo que hagamos será capaz de detener la incontenible fuera del mundo, que ajeno a nuestros problemas, se niega a esconder su belleza.

El té, ya templado, sabía dulce entre sus labios.

—Blyana —Legolas apartó la mirada del paisaje, hasta entonces absorto en las vistas, para centrarla en ella. No necesitó ser muy perceptiva para reconocer decisión en sus pupilas, al igual que cierta incertidumbre. Aun así, la resolución era evidente en el príncipe del Bosque Negro.

Ella no pudo más que apreciar aquella imagen tan poco común en el elfo, que normalmente se mantenía al margen, en su papel de espectador. Blyana sabía que Legolas estaba acostumbrado a mantenerse en segundo plano, a escuchar y ver y apreciar lo que los demás podían llegar a pasar por alto. Sin embargo, pocas veces lo había visto tan imponente, tan firme. Él era de aquellas personas silenciosas y poco habladoras que, cuando lo hacían, era para hacerse escuchar.

Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora