Ya llevaban tres días y medio de viaje a través de las minas.
El ambiente apenas había mejorado, y a cada paso que daban parecía ensombrecerse más. Las alegres conversaciones se habían quedado en los senderos fuera de la montaña, y el temor a ser descubiertos los obligaba a permanecer en el más absoluto de los silencios.
A cada ruido que escuchaban desenvainaban sus armas, a la espera de encontrar cualquier amenaza; sin embargo, hasta ese momento no habían cruzado su camino con ninguna criatura. Los muertos eran sus únicos compañeros.
Otro de los factores que inquietaba a la Compañía, era el desconocer qué momento del día era. Caminaban en la oscuridad, descansaban en la oscuridad, todo lo hacían en la oscuridad. Hacía días que no veían la luz más allá de aquella que desprendía la vara de Gandalf. Ni sol, ni luna. Nada. Aquello sin duda lograba mermar los ánimos.
Por ello, cuando en medio de su viaje entrevieron un rayo de luz pálida atravesando la oscuridad de la mina hasta iluminar una estancia, no dudaron en admirarla embelesados. Incluso algunos tuvieron que apartar la vista, con la mirada dolida, al apreciar demasiado tiempo la luz. Sin duda llevaban demasiado tiempo bajo tierra.
Aceleraron el paso hasta llegar al lugar donde desembocaba el haz de luz, llegando a una pequeña puerta tallada en la roca y de madera destrozada. Estaba abierta.
Varios cadáveres, más de los que estaban acostumbrados a encontrar reunidos en un mismo lugar, dificultaban el paso. Aun así, con el mayor de los respetos, los apartaron para poder ver qué había en la estancia.
Se trataba de una sala grande, aunque tampoco inmensa, en la cual parecía haberse desatado una lucha. Seis columnas sujetaban el techo y había restos de lo que parecía ser un segundo piso ahora derruido. Más cadáveres cubrían el suelo, todavía más de los que había en la entrada, y lo que parecía ser una tumba presidía la sala. Tal vez fuera cosa del destino, o algo completamente intencionado, pero el rayo de luz caía como un velo sobre la piedra del féretro.
Fue entonces cuando Gimli los rebasó a todos, acercándose medio corriendo hasta la tumba. Leyó lo que habían tallado en la piedra y sus hombros decayeron, al igual que toda esperanza. Sus rodillas impactaron contra el suelo y gritó llevado por el dolor y la impotencia. Gandalf pasó junto a él y leyó lo que rezaba el grabado, escrito en lengua de los enanos.
—Aquí yace Balin, hijo de Fundin, Señor de Moria— un denso silencio los envolvió a todos, apenas roto por los lamentos de Gimli. Ya se habían internado todos en la sala. Rodearon la tumba mientras ofrecían, cada cual a su manera, sus respetos
Blyana leyó sin entender la lengua enana en la piedra, sintiendo pena y compadeciéndose del destino de aquel enano que antaño conoció. Balin siempre le pareció un enano sabio, de honor y lealtad, de aquellos cuyo corazón marcaba el camino pero sin perderse jamás en las emociones. Y no pudo evitar recordar, que en cierta parte, le debía la vida.
Era un misterio, puesto que jamás llegó a pasar, lo que hubiera sucedido si Balin no hubiera abogado por ella cuando se conocieron. Tal vez Escudo de Roble la hubiera matado, o tal vez ella a él. No lo sabía, pero sin duda su intervención ayudó a que aquella noche no se tornara en un final sangriento.
Mára mesta, Balin de Moria. Nai Eru varyuva le. (Buen viaje, Balin de Moria. Que Eru te guarde)
Inclinó el rostro en una leve reverencia y se mantuvo así por varios segundos.
—Ha muerto entonces— Gandalf se quitó el sombrero a modo de respeto. —Tal como yo temía.
Gimli apoyó la frente, desolado, contra la piedra del féretro. A su espalda Aragorn apoyó su mano en el hombro del enano, trasmitiéndole su fuerza. El pelirrojo comenzó una plegaria en una lengua que la mayoría de ellos desconocía, pero cuyas palabras lograron trasmitirles la tristeza que sentía su compañero.
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Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023
FanficEntre los apacibles parajes de la Comarca, el Anillo Único ha sido hallado. Los engranajes de la guerra comienzan a cobrar velocidad. Las diferentes razas de la Tierra Media corren peligro. Y un humilde hobbit es su salvación. Blyana se ve envue...