Capítulo 10

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Habiendo redireccionado su ruta, el camino hacia el sur por sendas de roca cambió drásticamente. A medida que pasaban los días el incremento de altura hacía que la temperatura fuera cada vez más baja, llegando hasta el punto de caminar sobre una densa capa de nieve. 

Subieron por la montaña, caminando de noche y escondiéndose de día. Sabiendo de la presencia de espías enemigos no quisieron arriesgarse a ser vistos, por lo que partían poco antes del anochecer y paraban a descansar antes del mediodía. 

El ambiente distendido que acompañaba a la Compañía había desaparecido también, tornándose ahora más complejo y tenso. Las amenas charlas ante el fuego habían sido sustituidas por noches sin hoguera y en silencio, el fácil caminar se complicaba a cada paso y algunos de ellos parecían verse cada vez más afectados por la presencia del anillo. Un ejemplo de ello fue el comportamiento de Boromir cuando Frodo resbaló a causa de la nieve y rodó varios metros, siendo atrapado por Aragorn, perdiendo la cadena y el anillo en el proceso. El hombre lo recogió y se lo quedó mirando, absorto en el reluciente metal.

—Boromir— Aragorn dio un paso al frente, intentando reclamar la atención de su compañero. Sin embargo, este se veía demasiado embelesado con el anillo. 

—Qué extraño destino tener que sufrir tanto miedo y dudas por algo tan insignificante, tan irrisorio.

—¡Boromir! —exclamó ahora más alto el montaraz. El resto observaba, tensos, como se desarrollaba la escena. 

—Suelta el anillo, Boromir— dijo con lentitud la mujer. Blyana sonó firme, llamando por primera vez al hombre por su nombre. Sus manos se habían movido hasta el mango de una de sus dagas, sintiendo el marfil de su empuñadura, a la espera de una reacción. 

El hombre pareció salir entonces del trance y los miró a todos, uno a uno, con una extraña mueca en el rostro. Pareció sentirse avergonzado por su comportamiento, pero su orgullo no dejó que lo mostrara. De esta forma, forzó una risa de suficiencia y lanzó la cadena para que el mediano la interceptase. 

—A sus órdenes— miró a la mujer. —No lo quiero de todas formas. 

Blyana le sostuvo la mirada y fue él quien acabó por desviarla. Todos alejaron las manos de sus armas. 

Tras aquella inquietante escena, continuaron la marcha. 

El Paso de Caradhras era un camino relativamente sencillo; sin embargo, las grandes cantidades de nieve ralentizaban el paso. Algunos como Legolas y Blyana, al ser ligeros como plumas, apenas necesitaban de esfuerzo para caminar sobre ella, pero el resto no lo tenían tan sencillo. Por ello, lo que en circunstancias normales les hubiera llevado una semana, les llevó casi dos. 

Cuando estaban al poco de comenzar a atravesar el paso, decidieron aprovechar para descansar y se detuvieron por la noche también. Montaron el campamento contra una pared de la montaña y dejaron que los hobbits, los que más estaban sufriendo aquella caminata, descansaran en condiciones. Los cuatro se arrebullaron los unos contra los otros y se abrigaron con sus capas y abrigos, evitando congelarse mientras dormían. Además se apoyaron sobre Bill, quien también dormitaba, y así descansaron sobre una fuente de calor. 

Mientras, el resto se mantenía alerta y despierto, evitando también la congelación y velando por el sueño de sus compañeros. 

—Algo se está formando en el interior de la montañas. Siento como el aire cambia a nuestro alrededor. 

Legolas miraba el cielo sobre ellos, cubierto por una fina capa de nubes, lo que les impedía apreciar el estrellado firmamento.  Por otra parte, el resto de sus compañeros parecían estar más preocupados por el aire que les azotaba sin cesar, revolviendo sus cabellos e impidiéndoles mantener una temperatura corporal estable. 

Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora