Él

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El silencio había reinado el lugar en el momento que levanté la vista para verle el rostro y no su torso, lo sé, soy retorcida, una puta. 
¡¡Llámame como me quieras llamar!!
Pero no puedo evitarlo.
—¿Te puedo ayudar en algo? —Dice interrumpiendo mis pensamientos con una voz sexy que hace que me derrita solo al escucharlo— ¿Necesitas ayuda?
Cuando habla hace que toda mi atención se vaya a su hermoso y atractivo rostro, tenía ojos azules intensos, sus ojos admito que intimidaban pero al mismo tiempo su mirada profunda era muy sexy, su cabello alborotado color castaño claro le quedaba bastante bien. En su rostro reinaba el sueño y no lo culpo, seguramente deben ser la cinco de la madrugada.
—No —Digo cuando ya logro articular una palabra en mi cabeza mediocre llena de alcohol— Yo vivo aquí, soy la hija de Caroline —Le informo mientras asiento varias veces y no sé el por qué.
«No seas estúpida Rebeca»
Él abre los ojos sorprendido y ya parece comprenderme.
—Entiendo —Dice— ¿Y tienes que entrar por mi puerta para ir a tu cuarto?
«Si quieres me quedo aquí contigo papi»
Me doy un golpe en la cabeza por ese pensamiento que pasa por ella y maldigo para mis adentros.
«Concéntrate idiota»
—No —Niego— Solo que la puerta para ir a mi cocina está al lado de esa y pues me equivoqué —Le explico pero no paro de bajar mi mirada y subirla para recorrer todo su cuerpo con ella— Y como estaba todo oscuro yo no vi y...
Me quedo callada porque ya estoy empezando a hablar muy rápido y más de la cuenta.
Él extiende su brazo hacia mí y yo no entiendo qué quiere que haga hasta que mi cerebro mediocre lleno de alcohol reacciona y se da cuenta de que aún sigo sentada en el suelo como una estúpida y que él intenta ayudarme a levantarme.
Cuando entiendo lo que quiere yo tomo su mano y él tira de mí para levantarme, por un segundo él me mira a los ojos fijamente y yo entro en pánico en lo más adentro de mí.
—¿Estás ebria? —Pregunta de pronto sin dejar de mirarme a los ojos.
¿Es tan obvio? Si está haciendo esa pregunta debe significar que debo tener mis mejillas más sonrojadas de lo normal —Pero eso debe ser también por el hombre sexy y atractivo que está delante de mí— Y mis ojos inyectados en sangre.
—No —Miento pero mi tono no lo convence así que lo oculto con una tos más falsa que mis tetas.
—¿Y por qué llegas a esta hora a casa? —Empieza con un interrogatorio que sin duda no le interesa y es innecesario.
—¿Porque me gusta hacerlo? —Es la única respuesta que le doy a su pregunta.
Él enarca una ceja y atraviesa con su mirada.
—Sí estás ebria —Confirma él como si fuera yo.
Antes de que protestara mi teléfono comienza a sonar y el nombre de Ange se ve en la pantalla así que no me tardo en responder.
—Dime Ange —Le digo cuando respondo a su llamada.
Furiosa recojo mi bolso del suelo y salgo de su cuarto sin decir nada y con el celular en mi oído para ir a la puerta de al lado y abrirla fácilmente, entro en la cocina y voy directamente a mi cuarto.
—Sí ya llegué —Le aviso, se preocupa mucho.
—Bueno, buenas noches Rebe, te adoro —Me desea dulcemente antes de colgar.
—Buenas noches Ange —Respondo y cuelgo la llamada.
Me desplomo en la cama y tiro mi bolso por allí, quisiera dormirme pero comienzo a pensar en lo que sucedió hace cinco minutos, soy realmente torpe y estúpida en realidad por hacer eso delante de un guapote bastante sexy.
Aunque intimidaba no lo veía fuera de mi alcance, nunca me he enrollado con un hombre que tenga más de veintidós pero sé cómo funciona, como dije, me enrollo con quién quiera, solo con un abrir y cerrar de ojos lo tengo comiendo de la palma de mi mano y si el nuevo que vive en mi casa quiere jugar pues yo lo haré jugar.
«Dudo que caiga Rebeca, es muy maduro y ni siquiera posó su mirada por tu cuerpo o te miró de una forma morbosa, date cuenta» Dice mi subconsciente pero... ¡No me importa!  

A la mañana siguiente me despierto porque alguien abre la puerta de mi habitación y cuando dice mi nombre sé que es mi madre.
—Rebeca —Dice por enésima vez desde la puerta.
Yo gruño bastante fuerte para que se detenga
— ¡Rebeca! —Grita.
Me quito las sabanas de encima y me incorporo de golpe.
—¡¿Qué quieres?! —Le grito más fuerte en respuesta.
Yo comienzo a frotarme los ojos con el dorso de la mano para quitar el poco de sueño que me quedaba.
—Es Lunes, no sé cuándo fue la última vez que fuiste a la escuela así que ¡Prepárate!—Explica y grita al final, sus gritos en la mañana son insoportables.
—Púdrete —Le digo y vuelvo acostarme.
Pero ella no acepta mi respuesta y jala de mis sabanas para quitármela de encima,intento jalarla yo también desde el otro extremo pero no consigo resultado,ella jala más fuerte y me la quita de las manos y hasta de la cama haciendo que yo perdiera la batalla.
—¡Te dije que te prepararas niña malcriada! —Grita, como si no fuera ella quién me crió mal.
—¡Y yo te dije que te pudrieras! —Le grito más fuerte.
—Pues si no te preparas no habrá teléfono por un mes —Me amenaza con su mirada victoriosa cuando aún no ha ganado la batalla.
¿Es enserio?
—¿Te refieres que este teléfono? —Levanto mi celular para que lo vea bien.
Lo que pasa con el celular es que ella no me lo compró, nunca me ha comprado nada en realidad. Hace como un año y unos meses me compró un celular muy malo que terminé botando y Ange me compró el que tengo ahorita.
Ella me mira un segundo y mira el celular sorprendida.
—¿De dónde sacaste ese celular? —Pregunta confundida— Dime que no lo robaste.
Yo niego con la cabeza.
—Ya sabes quién pudo habérmelo dado y no me puedes quitar algo ¡Que no me compraste tú! —Le aviso con mi grito victorioso al final.
Y la batalla ahí termina.
¡Ganadora: Rebeca!
Perdedora: Mi madre.
Ella echando humo sale de mi habitación pero grita estando en el pasillo.
—¡Si no bajas en diez minutos te vas arrepentir! —Grita.
¿De verdad piensa que le tengo miedo?
Pues no y por eso simplemente vuelvo a acostarme sobre mi cama y miro mi celular, comienzo a chatear con Ange y James, me río de varias tontadas que James dice y a Ange le hacen gracia. Estaba tan metida en mi mundo que no me doy cuenta de nada de lo que sucede en mi casa, ni siquiera soy consciente de cuando mi madre vuelve a mi habitación y me tira una almohada que me golpea en la cara.
—¡¿Qué carajos te pasa?! —Le grito.
—¡Te dije hace media hora que bajaras ya lista! —Grita en respuesta mucho más alto que yo.
Refunfuñando me levanto y bajo las escaleras, ya estaba vestida con unos vaqueros ajustados y una camisa corta bastante escotada de anoche, también tenía puestos mis Toms blancas ya que dormí con ellas.
Entro en la cocina y me sirvo en un tazón un poco de cereal con leche, mi madre baja las escaleras mientras yo desayuno sentada en la isla de la cocina.
—¿Podrías hacerme el favor de ordenar el chiquero que tienes como cuarto? —Me pregunta mientras termina de cocinar tocino y huevos revueltos.
¿Está bromeando?
—No —Digo secamente.
Ella suspira en respuesta pero no insiste y eso me alegra.
A los segundos entra mi padre ebrio que por razones desconocidas en este instante no está ebrio.
—Buenos días —Dice por sorpresa mi padre y se sirve café que mi madre había preparado.
Mi madre no le responde así que por eso decido decir:..
—Buenos días —Uso un tono cortante pero por lo menos le respondo.
Él ya no continúa diciendo más nada así que me concentro en comer mi tazón de cereales con leche.
Unos segundos después escucho como una puerta se cierra y veo pasar al papi de anoche por el patio trasero y pasa justamente por enfrente de la ventana de la cocina, mi madre se da cuenta como lo miro cuando pasa y cuando se asegura deque él ya se fue me reprende.
—¡No lo mires así! —Me reprende de pronto mi madre y me acusa con su dedo— Ni se te pase por la cabeza enredarlo.
«Tarde, debiste decirlo ayer pero de igual forma no te hubiera hecho caso»
Mi madre sabe perfectamente como soy con respecto con los chicos guapos, me gusta enredarlos pero nunca paso más de allí, como ya dije...
—¿Qué quieres decir? —Me hago la inocente ante su acusación.
—¡Sabes perfectamente a qué me refiero! —Espeta enojada— Mike —Voltea a ver ami padre que como dije está sobrio por alguna razón desconocida y alocada— Dile a tu hija que no sea una zorra.
Mi madre piensa que debí perder mi virginidad a los cinco años o algo así pero cuando intento explicarle que sigo siendo virgen pues no me cree y no la culpo,me ve a cada hora besándome con un chico diferente y  por las redes sociales soy... Mejor ni decir... Así que ¡No puedo hacer más nada! Creo que yo solita me gané esa reputación departe de mi madre y no lo he corregido porque no puedo reprenderla como suelo hacerlo, al fin y al cabo es mi madre pero los demás —Personas externas y eso incluye a mi círculo de amigos— Saben que si hablan de mí pues se darán cuenta de que no me pongo muy cariñosa cuando lo hacen.

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Está empezando el salseo, he pensado y creo que cambiaré mucho la historia como originalmente está escrita pero tranquilo querido lector, te gustará.
Espero les esté gustando y muchas gracias por seguir leyendo.
Donde vivo ya es muy de noche y ya estoy cansada, vivo para escribir pero tengo necesidades en la vida real así que por eso dejaré las actualizaciones listas para mañana en el transcurso del día publicarlas de sorpresa.
Lo amo.


DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora