Nuestro primer viaje en auto

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Ya en el auto, con todo en silencio y con la tensión reinando pues... No podrán creer que no me importaba estar en el auto del tipejo que vive en mi casa, yo simplemente me mantenía de brazos cruzados y maldiciendo en voz baja. 
O mejor dicho.
Entre dientes.

—No refunfuñes —Dice el tipejo estirado de repente mientras conduce a una velocidad alta pero legalmente pasable.

Yo me quedo sorprendida por cómo me regaña al maldecir.
¿Qué le pasa?
Y lo peor.
¿Qué me pasa a mí que hago lo que él me dice cuándo ni a mi madre le hago caso?
Hago por alguna razón lo que me dice y comienzo a mirar por la ventanilla, el auto se llena de un silencio que por alguna razón no es incómodo, todo lo contrario pero su presencia hace aún que me sienta pequeña y por eso cierro la boca mientras él conduce.

—¿A dónde vamos? —Le pregunto con un tono bajo ya que como dije, me siento intimidada y pequeña.
—Habla claro por favor —Me pide.
—¡Que a donde vamos! —Repito lo más alto que puedo y molesta.
Él no hace ningún gesto por mi grito.
—No grites tampoco —Dice.
«Esto ya me está sacando de mis casillas»
Me quedo callada pero eso hace que él hable.
—Iba a ir a buscar unos documentos que olvidé en la habitación pero ahora que te tengo en el auto pues iré a donde me pidas con educación y amabilidad —Me informa él y habla como un jugador profesional del póker.

¿Qué?
¿Está jugando?
Yo pongo los ojos en blanco y vuelvo a mirar por la ventanilla.

—¿A dónde ibas antes de que Patrick casi te arrollara? —Pregunta él después de varios minutos.
«Ya me cae mal, lo juro»
 —Iba a la escuela —Le informo sin dejar de mirar por la ventanilla.

Y él da la vuelta en U drásticamente por la calle, yo quedo confundida ante su repentino cambio de dirección y ante la facilidad en que puso el auto en dirección contraria.

—¿Y ahora a dónde vamos? —Le pregunto confundida.
—A la escuela —Dice él sin ninguna expresión en su rostro, solo conduce muy tranquilo— Y ponte el cinturón por favor —Añade.
«NO»
Yo no lo tomo en cuenta y me hago la que no oí tal cosa y sigo mirando por la ventanilla.
—Ponte el cinturón por favor —Repite con un tono un poco más elevado que la primera vez.
Yo hago lo mismo, como si no me hablara a mí.
—Rebeca ponte el cinturón —Dice ya irritado y un poco más alto pero no lo suficiente para parecer que estuviera gritando.

Su voz áspera al repetir la orden por tercera vez —Ya que sí, la sentí como una orden— Hace que yo sí obedezca ante esa orden y me ponga el cinturón de seguridad, él respira ya más calmado y suspira aliviado cuando termino de hacer lo que me pidió.
«¿Qué carajos está pasando?»
Ni siquiera a mi madre le hago caso ¿Y a él sí le haré caso?
Además...
¿Cómo carajos sabe mi nombre?

—¿Cómo carajos sabes mi nombre? —Le pregunto sin pensarlo dos veces.
Él suspira irritado y noto que volví a sacarlo de sus casillas pero no sé por qué.
—No digas malas palabras —Dice y respira profundo para calmarse— Conozco tu nombre porque tu madre me lo dijo hace un mes que llegué a mudarme a tu casa.
Tiene sentido.
¿Y qué le pasa con que diga malas palabras o no sé qué?
—Soy Maxx Carson —Por fin se presenta pero no aparta la mirada del camino.
—Y si eres millonario ¿Por qué te mudaste a nuestra casa? —Le pregunto mirando todo el auto nuevo que conduce.
—Por razones personales —Es la única explicación que da y no pienso insistir— Sé que me convenía mudarme a tu cada.

Con esa pequeña explicación mi cabeza se vuelve un nudo ya que... Si este tipejo es un maldito millonario ¿Porque no busca un departamento o algo por el estilo temporalmente? Y sobre todo. ¿Qué se refería al decir que "Le convenía"?
Y como si me leyera el pensamiento continúa:..

—Busqué ese departamento porque estoy pasando por un momento muy malo con mis ganancias, propiedades y trabajo —Continúa y comienza a explicar— Según dicen los rumores la empresa con la que tengo negocios al parecer estafa a sus clientes y pues la policía está investigando a cada empleado importante de la empresa y eso me incluye debido a que mis negocios con esa empresa son altos así que tengo mi departamento cerrado e invadido de policías, también tengo mis cuentas congeladas y mis propiedades pues no puedo estar a cinco metros de ellas porque me arrestan por interferir en una investigación federal.

Okey.
No sé cómo tomar aquello.
Solo entendí que no puede entrar a su hogar porque hay policías, solo eso, sé que soy estúpida pero así soy yo.

—¿Y por qué te quedaste en nuestra casa y no en un hotel cinco estrellas? —Insisto, me da curiosidad.
—Porque los hoteles me pedían mucho dinero por noche —Explica— Dinero que no tengo por ahora y pues tu madre me propuso la habitación donde estoy ahora que con lo que le pago pues podría pagar dos noches en un hotel en cambio con tu madre pago un mes de habitación ¿No crees que es algo lógico?
Tiene sentido, yo también lo habría hecho si estuviera en su lugar.
—¿Y cuándo tiempo te quedarás? —Le pregunto, no sé por qué pero me siento cómoda al hablar con él.
Ya no me siento pequeña con su presencia y es entretenido hablar con él sobre algo que no tenga que ver con enrollarnos, nunca había hablado tan formal ni cordialmente con ningún chico.
—Hasta que me digan que ya puedo entrar en mi departamento —Me explica.
A los segundos mi celular empieza a sonar y el contacto que sale en la pantalla es «Perra Cady» Me río un momento y contesto.
—¡¿Dónde carajos estás metida?! —Me dice cuando respondo el celular.

Así aunque nos tratemos de lo peor pues sigo teniendo mis dos primeras clases con ella y mi primera clase es Biología y ella es mi compañera así que me necesita para al menos entrar en el salón.

—Estoy cerca —Le aviso muy tranquila.
—¡Mira zorra inmunda! —Empieza ya con su dramatismo— ¡La maldita profesora no me deja entrar al salón porque tu culo no está aquí! —Grita y lo hace tan alto que tengo que quitarme el celular de la oreja— ¡Así que apresúrate!
—Hay ya cállate y espera —Le digo sin importancia.
—¡Si no llegas en cinco minutos... —Empieza pero no la dejo terminar.
—¡¿Qué?! —La interrumpo poniéndome en mi lugar mucho más alto que ella— ¿Qué me harás Cady? Ya te dije que te esperaras de una puta vez, espera que ya estoy llegando.
Yo cuelgo furiosa pero vuelve a marcarme, me entretengo en desviar cada llamada de ella hasta que me llama su novio Marcus.
—Rebeca, Cady está desesperada porque llegues, ya han pasado diez minutos de clase —Me explica él con un tono relajado.
—Pues dile a la zorra de tu novia que no me tardo en llegar —Le aviso— Amárrala como tienes que hacer para que me deje en paz.

Y vuelvo a colgar.
En ese momento me percato de que no traje mi bolso con mis libros ni mis cosas para la escuela.
«Odio la maldita escuela»
Y por desgracia Maxx estaciona el auto en la acera de enfrente de mi escuela y me mira un segundo.

—¿Siempre eres así de cortes y educada? —Me pregunta para mi sorpresa.
«¿Y eso a qué viene?»
Vuelvo en mí y pongo los ojos en blanco mientras abro las puertas del auto y salgo pero antes de cerrar digo:...
—¡Gracias por traerme! —Le agradezco al menos y a continuación cierro la puerta del auto con fuerza.

DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora