Daddy

Las pesadillas vuelven

Rebeca.

El día pasó como los demás, todos hablando sobre sus cosas, al menos papá y Maxx hablaban de lo mismo, sus negocios, mamá, Ange y yo solo hablamos de nuestras cosas, novedades de la universidad y de la carrera de Ange, cosas de la casa y mis cosas.
Pasamos todo el día juntos y al llegar la noche Maxx y yo nos fuimos a nuestro departamento.
Nosotros después tuvimos nuestra propia noche hermosa, una cena romántica hecha en casa, hasta bailamos cuando ya habíamos tomado apenas tres copas de vino para luego terminar en la habitación los dos solos.

A la mañana siguiente me desperté temprano para prepararle el desayuno a Maxx y estar lista para irme con él al trabajo.
Camila me ayudaba a hacer el desayuno cuando mi celular sonó, miré la pantalla y era Ange así que respondí enseguida.
—Hola hermanita —Digo sonriendo cuando pongo el celular en mi oído.
Ella en cambio no me saludó con la misma sintonía de alegría, su respiración estaba agitada y no lograba hablar bien.
—¡Rebeca! Esto... Esto... —Tartamudeaba sin lograr formas una oración.
—¿Ange? ¿Qué sucede? —Le pregunto preocupada dejando lo que estaba haciendo y pidiéndole a Camila que se encargara de terminar el desayuno— Necesito que te calmes y me expliques qué sucede.

Ella no lograba calmarse, estaba alterada y me preocupaba más al no saber el por qué.
—Es que... Fui a la universidad por unos papeles y unas cosas, al salir e ir camino a mi auto unos hombres en una moto se pararon a mi lado y me apuntaron con un arma —Dice ella logrando calmarse un poco pero la escucho llorar— Me dijeron que te pidiera a gritos si era necesario que dejaras a Maxx o me matarían para la próxima...
Allí sentí cómo el corazón se me salía del pecho, todo esto ya era otro nivel...
—Dime dónde estás —Le pido dejando la cocina para irme a cambiar y buscarla.

Ella me da su ubicación y me apresuro en ponerme cualquier cosa y bajar hasta el estacionamiento, Miguel al verme se apega a mí hasta que cuando llego a mi auto lo detengo.
—Iré sola Miguel —Le informo.
Él me mira confundido.
—Son órdenes del jefe señorita Rebeca, no puedo dejarla irse usted sola —Me dice.
«Tiene razón, ya de por sí me iré sin decirle a Maxx y no iré a trabajar, se enojaría mucho si me voy sin Miguel o protección»
—Está bien —Termino aceptando— Pero sígueme con la camioneta.
Él asiente y se apresura en subirse a la camioneta mientras yo me subo a mi auto y enciendo el motor.

Manejaba como loca, quería llegar rápido y eran casi dos horas de viaje ya que Ange estaba en la universidad, estaba tan asustada que no quiso conducir.
Pisaba el acelerador con mucha fuerza, quería llegar rápido y por suerte logré llegar antes de que entrara en la locura. Me estacioné y me bajé del auto apresurada, Miguel me seguía a todos lados pero no me importaba.
Corría por los pasillos de la universidad, solo escuchaba cómo Miguel me decía que lo esperara ya que habían veces que no me alcanzaba pero estaba desesperada.
Entré al dormitorio de Ange, ella estaba sentada en la cama llorando, yo me acerqué a ella y la abracé, se aferró a mí de una manera que nunca antes había hecho, realmente estaba asustada.

—Te juro que es la primera vez que alguien me pone un arma en la cara para hacerme daño —Dice llorando contra mi pecho— Me dio mucho miedo Rebeca.
—Tranquila, te juro que no volverás a pasar por eso —Le digo consolándola.
Ella levanta la mirada para verme a los ojos, realmente estaba asustada, se notaba en su mirada.
—¿Y si no? ¿Y si vuelven y cumplen lo que dicen? —Supone.
Yo le niego moviendo ligeramente mi cabeza.
—Te juro que no pasará eso.
Y volvió a esconderse en mi pecho.

Esto me preocupaba demasiado, no podía permitir que le hicieran daño a mi hermana y mejor amiga por simplemente mi relación con Maxx.
Sí, lo amo y sé que nada había podido separarme de él pero esto cambia las cosas, estamos hablando de mi familia y la vida de mi hermana, tengo que protegerlos y con todos los escoltas que existan en el mundo no serán suficientes...
Ange se calmó y la llevé conmigo al estacionamiento para que se fuera conmigo en mi auto, Miguel se acercó a la camioneta pero mientras abría mi auto escuché el sonido de una motocicleta, volteé y era una que se acerba a nosotros, me alteré cuando el chico que iba atrás extendió su brazo hacía nosotros.