¿Sugar Daddy?

1.4K 89 3
                                    

Al hacerle entender que lo obedecería en todo lo que él me dijera hizo que su mirada cambiara, que se llenara de deseo y desesperación debido a eso pasa su mano por mi cuello hasta mi nuca y jala de mí para chocar sus labios con los míos, me besa apasionado y salvaje, pasa sus besos por mi cuello desciendo lentamente por mi cuerpo, cierro los ojos para disfrutar de sus besos cuando llegan a mis pechos, toma mis senos en sus manos y los masajea, jadeo y me muerdo el labio por el placer que siento; llevo mis manos hasta sus vaqueros y bajo la cremallera y desabrocho su botón, froto su miembro por encima del bóxer y siento enseguida como se erecta, él hace lo mismo conmigo, cuela sus manos por mi debajo de mi falda y comienza a frotarme mi zona íntima con una mano mientras que la otra me toma de un seno. Ahogo gemidos y jadeos y disfruto de su roce en mi cuerpo. Bajo un poco su bóxer para dejar al descubierto su pene erecto y me inclino para aplicarle sexo oral, siento sus manos cuando se entierran en mi cabello y escucho sus gemidos cuando chupo y hundo su pene en mi boca, acelero el paso y uno mi lengua al proceso, lamo los alrededores y de vez en cuando lamo la punta, él empuja y cabeza y yo la levanto para aplicar el sexo oral lo mejor que puedo, siento como se tensa en mi boca.

—Voy a venirme... —Confiesa en un jadeo con el poco aliento que tiene.
No me importaría en realidad.
Hablando claramente.
Eso es lo que quiero.
Sigo chupando con los movimientos algo acelerados hasta que siento como se viene en mi boca, todo el líquido entra en mi garganta y oigo como él suelta un gemido largo al venirse, levanto la cabeza y me trago el líquido, respiro un poco para cobrar la conciencia y escucho como él respira fuerte.
Su pecho se hinca y deshincha rápidamente, sé que su pulso debe estar acelerado, y cuando ya se controla vuelve a mis labios y deposita un beso ligero a mis labios hincados.

—Amo lo que puede hacer esa boca —Confiesa mientras me acaricia los labios hinchados y rojos con la yema de su dedo pulgar.
En eso suena mi celular haciendo que el momento mágico llegara a su fin, lo saco de mi bolso e intento que mi respiración se normalice antes de contestar.
—¿Diga? —Es lo primero que digo al responder.
—¡Llegué antes! —Dicen al otro lado de la línea.
Ange...
Me pellizco el puente de la nariz pero no puedo enojarme con ella.
Veo como Maxx empieza a acomodarse el pantalón y enciende el auto de nuevo.
—¿Dónde estás? Ya estoy en la escuela —Pregunta algo confundida.
«Debe escuchar el motor del auto»

Sacudo la cabeza un poco para volver a la realidad y concentrarme.
—Alguien me está llevando a la escuela y ya estoy llegando —Le informo.
—¿Alguien? —Se sorprende, es obvio— ¿Quién es ese alguien?
—Una persona Ange —Le digo algo irritada.
—¡Perdóname! —Dice con sarcasmo, obviamente se molestó.
—No —Me apresuro en decirle— Perdóname tú a mí es que estoy algo fuera de sí pero ya hablaremos ¿De acuerdo?
—Está bien.
Y cuelga.
—¿Tu mejor amiga? —Supone Maxx mientras conduce y entra en la ruta para ir a mi escuela.
—Sí —Le contesto mientras guardo mi celular y acomodo mi ropa.
—¿Tu amiga es la que vi en el hospital? —Me pregunta.
Yo asiento.
—Cuando salgas de la escuela iras de compras con ella —Dice.
Yo volteo a verlo.
—¿Compras? —Me mofo y hasta río un poco— No tengo dinero para ir de compras y aunque ella siempre me compra a mí las cosas no le pediré tal cosa.
—Abre la guantera —Me pide.
Y lo hago.

Abro la guantera y hay cientos de papeles pero sobresale un monedero rojo intenso.
—Toma el monedero —Me ordena.
Lo tomo y lo abro, veo que tiene mucho efectivo y además varias tarjetas de crédito doradas, plateadas, azules, de todos los colores de bancos distintos.
—Son tus tarjetas —Me explica.
«¡¿Qué?!»
Saco la dorada y veo mi nombre grabada en ella.
—¿Por qué? —Le digo algo emocionada y asombrada.
—Ya era hora de que tuvieras tus tarjetas —Me explica— En cada una hay mil dólares y mañana dejaras que esa chica elija la ropa, tu ropa provocativa no me gusta.
Siento un fuego tras mis mejillas lo que significa que me sonrojo por su comentario y me jalo la falda para que no se enoje.
—Ya vi tu falda Rebeca —Dice de pronto— No la bajes porque hagas lo que hagas se verá provocativa.
—Enserio lo siento —Digo en voz baja.

Llegamos a mi escuela más rápido de lo que pensé, veo a Ange en la entrada esperándome con James.
—¿Por qué tu amiga si tiene dinero estudia aquí? —Me pregunta mientras mira mi escuela.
«Sí, lo sé, no es una de las mejores»
—Porque los demás de mi grupo estudian aquí y ella como me ama pues estudia aquí para estar conmigo —Le explico mientras tomo mi bolso.
—No olvides tu monedero y habla con tu amiga —Me ordena.
Yo le sonrío y bajo del auto.
Al hacerlo Ange me ve bajar del auto y despedirme de Maxx, lo sé porque cuando me voy acercando a ellos con una sonrisa ella simplemente me mira neutral.
—¿Qué te pasa? —Le pregunto algo nerviosa.
—¿Te trajo el tipejo de la otra vez? —Enarca una ceja y cruza los brazos.
En eso suena la campana y suspiro aliviada.
—No —Miento al responder por si acaso antes de que entremos.
Mi mentira obviamente Ange no se la traga pero decide no insistir así que entramos a clases, cada una en la que le tocaba.

Luego de la escuela invito a Ange al centro comercial como Maxx me pidió; después de clases el chofer de Ange nos llevó al centro comercial, pasamos de tienda en tienda y para mi ventaja no preguntó de quien eran las tarjetas ni quien me las había dado, mucho menos sobre el dinero, solo se concentró en pasarlas para comprar zapatos, prendas de ropa, bolsos y de más.
Ya a las tres de la tarde, dos horas comprando decidimos tomar un descanso y comprar unos helados para ambas, las bolsas eran demasiadas pero aún seguimos caminando, mirando las tiendas desde afuera.

—Te noto cambiada —Supone de pronto Ange mientras se lleva una cucharita con helado a la boca.
—¿Por qué lo dices? —Le pregunto mientras hago la misma acción.
—No lo sé exactamente —Dice y se detiene a mirar un maniquí con un vestido pero continúa luego caminando a mi lado— Ya no dices malas palabras cuando antes no podías decir ni una oración sin agregar un «Mierda» o un «Maldito»
Yo me río con ganas.
—No lo sé —Me encojo de hombros y continúo comiendo mi helado— Quiero mejorar.
«Mejorar por Maxx»
Ella me mira de una manera extraña.
—Imagino que alguien debe estarte ayudando a eso —Claramente no me cree eso de mejorar, lo veo en su mirada— Ya que si no, no estuviéramos aquí comprando ropa decente para ti.
«Carajo»
Intento mantener la calma y no ponerme nerviosa.
—Simplemente me gané el dinero en un trabajo que hice —Miento.
Fue la peor mentira que se me pudo haber ocurrido.
—¡Aja! —Exclama con sarcasmo— Sí claro ¿Y tú crees que tengo cinco años y no se contar? ¡¿Qué trabajo te puede dar más de treinta mil dólares en una semana?!
Me encojo de hombros y me apresuro en llenar mi boca de helado.
Intento evadir esa pregunta y por suerte Ange no sigue insistiendo ya que se entretiene mirando una falda decente que usa un maniquí y me obliga a entrar a la tienda.

Luego de arreglarnos un poco el cabello y comprar más cosas decidimos irnos a casa, el chofer de Ange nos lleva hasta mi casa a las cinco de la tarde, mi madre me había enviado un mensaje diciendo que no llegaría a casa ya que tomó turno completo lo que significa que no regresará hasta el día siguiente.
Al entrar lo primero que hago es saber si mi padre está en casa pero por suerte no estaba —Pero estoy segura que Maxx sí está— Ange y yo subimos hasta llegar ami habitación y encendemos mi reproductor de música, mientras guardo mis cosas nuevas Ange se tumba en mi cama a mirar mi celular.

—Entonces... —Empieza con un tono como si fuera casualidad lo que va a decira unque sé que se lo ha estado guardando— ¿Quién te dio el celular?
—Ya te dije que no es importante —Le informo con una media sonrisa mientras guardo mi ropa en el armario.
—¿Y quién es el contacto Daddy? —Dice de pronto.
En ese momento siento como mi pulso desaparece y me apresuro en quitarle el celular, ella queda muy sorprendida por mi movimiento brusco al quitárselo.
—Contrólate —Me aconseja algo extrañada y confundida— Ya sé que tienes un Sugar Daddy.
Yo me sorprendo ante esa confesión y me apresuro a desmentirla.
—¡¿Qué?! ¿Qué dices? —Muevo la cabeza un poco y hago una expresión de asco totalmente falsa— ¡Qué asco! Yo jamás haría eso.
Ella se ríe a carcajadas.
—¿Acaso olvidas a Aron? —Dice entre risas— No creas que se me ha olvidado cuando él te pagó muchas cosas de este cuarto —Mira alrededor.
«¡Carajo!»

Sería muy normal tener esta conversación con mi mejor amiga en mi cuarto pero es una mierda que Maxx esté escuchando. La desventaja que tengo de esta maldita casa es que se escucha todo así aunque estemos a una distancia aceptable, mi habitación está justo encima de la de Maxx y así con la música a todo volumen escucha todo, por eso últimamente ha estado llamándome la atención cuando maldigo a mi madre.

----------------------------------------------------------------------------

¿Que tal mis lectores?
¿Todo bien?

Solo paso por aquí para seguir agradeciendo todo su apoyo, los amo mucho

DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora