Mi cumpleaños

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Tengo miedo...
Por alguna razón Ange no se siente intimidada como yo me siento justo ahora con la mirada y la presencia de Maxx, solo su presencia hace que se cree una tensión nada cómoda para mí.

Maxx no dice más nada porque se contiene, lo noto porque la vena de su yugular no para de palpitar y sus puños otra vez los está cerrando con fuerza pero eso no le intimida a Ange en cambio a mí sí, pienso que en cualquier momento puede transformarse en una vestía que me dará órdenes y no sé por qué pero siento que las obedecería.

«Deja de ser tan cobarde e idiota»

—Bueno señor Carson —Dice el padre de Ange acercándose a la vestía que aún no se ha transformado— Fue un placer verlo.

Maxx tiene la mandíbula tan apretada que se ve claramente que aprieta los dientes con fuerza y tengo miedo de que se partan pero aun así obliga a su puño cerrado abrirse y estrecharle la mano al padre de Ange con un apretón fuerte; el padre de Ange vuelve con nosotras y nos guía a la salida y yo volteo una última vez, Maxx se encontraba mirándonos con furia reflejada en sus ojos mirando cómo nos íbamos, por un segundo pensé que correría hasta nosotros y golpearía al padre de Ange y le diría que yo me iba con él para luego tomarme del brazo y arrastrarme hasta su auto pero simplemente se quedó allí.
Salimos del hospital y nos subimos en la camioneta del año que conducía en ese momento el padre de Ange —Por lo general tienen chófer— Cuando ya todas las puertas estaban cerradas Ange pasó su brazo por mis hombros y apoyé mi cabeza en su hombro pero vi como Maxx pasaba frente al auto molesto y se subía en el suyo con mucha ira, encendió el motor primero que nosotros y arrancó el auto a toda velocidad saliendo de la calle antes de que nosotros apenas comenzáramos a salir en retroceso del parking.
Quise no pensar en Maxx y en su actitud ni en lo que iba a decir en el cuarto del hospital antes de que entrara Ange y sin darme cuenta por el cansancio me quedé dormida en el hombro de Ange en plena carretera antes de llegar a su casa.

Me despierto porque Ange empieza a mover su brazo y decirme con voz dulce que ya habíamos llegado a su casa, yo me froto los ojos con el dorso de la mano para poder quitar el poco de sueño que me quedaba y poder bajar del auto; todos entramos en la casa y comienza a sonar el celular así que el padre de Ange sale corriendo por un pasillo del piso de abajo, supongo que vendrá de su oficina.

—Rebeca —Dice la señora Meira cuando ya las puertas a nuestras espaldas se han cerrado— ¿Tienes hambre?
—Le diré a las cocineras que preparen unas galletas de chocolate con leche —Avisa Ange antes de que yo hable.

Sinceramente sí se me antojan unas galletas con leche; Ange no me da oportunidad de hablar y sale saltando como ricitos de oro por la sala hasta llegar al comedor y desaparece en la cocina en cambio la señora Mery pasa su brazo por mis hombros y me lleva hasta la habitación de Ange, allí me sienta sobre la cama como si yo fuera una niña o una muñeca de porcelana que en cualquier momento puede romperse.

—No es necesario que se preocupe tanto por mí señora Meira —Le digo amablemente con un tono dulce y una sonrisa.
—Y tampoco es necesario que me digas «Señora Meira» —Dice ella sonriendo— Rebeca, dime Mery o mamá —Se ríe— Si me dices mamá me encantaría.
Yo le sonrío en respuesta pero sería raro decirle mamá aunque si no hubiera sido por mi padre tal vez hoy en día le diría mamá.

Una vez —Hace cinco años, cuando tenía once— Los padres de Ange intentaron adoptarme ya que descubrieron un día a mi madre golpeándome y me dejaba moretones bastante fuertes —Ahora no lo hace porque la esquivo o me voy antes de que logre alcanzarme— Y los padres de Ange presentaron cargos y quisieron adoptarme pero mi madre hizo una de sus jugarretas y fue hacer que mi padre no bebiera en una semana para que fuera a la corte totalmente sobrio y dijera que mi madre sí era una buena madre y toda esa mierda y eso hizo que los Meira perdieran el caso.
Sí, les dije que mi madre era una zorra pero no querían creérmelo.
Yo asiento para que Mery no insista y ella se va de la habitación pero a los segundos llega Ange con una bandeja llena de galletas de chocolate y dos vasos grandes llenos de leche.

DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora