No vuelvas a desobedecer

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Maxx

Al tenerla alejada pude inclinarme fácilmente y levantar su camiseta, al quitársela completamente la tiré por allí sin importarme mucho en realidad, Rebeca se acostó por si sola en la cama, como si me leyera el pensamiento y eso amo de ella.
Quité sus shorts cortos y provocativos al igual que sus bragas, me levanté y me puse firme, ella me veía de una forma provocativa, como si pidiera más con la mirada.

—Vas a quedarte completamente quieta —Le ordeno.
Ella solo asiente.
Tomé la barra espaciadora, la encogí en lo más mínimo que fuera posible, tomé su tobillo izquierdo para ponerle la correa de la barra, me aseguré de que quedara firme y que no pudiera zafarse tan fácil.
Antes de que pusiera el otro extremo Rebeca habla.
—¿Para qué es eso? —Pregunta algo confundida.
En su voz se notaba lo confundida que estaba pero también puse notar la curiosidad de saber qué era lo que hacía.
—A veces amo tu inocencia —Digo riéndome un poco.
Me incliné sobre ella y le di un delicado beso en sus labios para luego mirarla fijamente a los ojos.
—Cuando termine sabrás para qué sirve —Le respondo con una media sonrisa.

Ella se sonroja un poco, es la primera vez que Rebeca se sonroja con alguna palabra que digo y eso me encanta y me mata aún más. Termino de amarrarla del otro tobillo y tomó con ambas manos la barra, Rebeca levantó sus piernas y se quedó sorprendida cuando yo estiré la barra, ella notó que no podía cerrar sus piernas y estaban abiertas a mi gusto, se notaba lo flexible que podía ser Rebeca ya que jugué con la barra a estirarla, la abría más y ella solo me miraba, decidí parar para no hacerle daño y empezar lo que realmente vine a hacer.

Dejé las piernas abiertas de Rebeca delicadamente sobre el colchón y se colé entre ellas, comencé a hacerle el sexo oral, usaba mi lengua para jugar con su clítoris y mis dedos para hacerle sentir más placer, escuchaba como ella gemía y jadeaba, enterró sus manos en mi cabello y realmente no me molestó, seguí con mi labor disfrutando de sus sabor y sus gemidos, se retorcía del placer que solo mi lengua sobre su clítoris provocaba, movía mi lengua en círculos, luego de arriba hacia abajo solo para ver cómo ella arqueaba la espalda, despegando las caderas de la cama, me gustaba de vez en cuando subir la mirada y verla, ponía los ojos en blanco y susurraba mi nombre muy por lo bajo, lo identifiqué entre sus gemidos.

Cuando pensé que era suficiente ya que sabía según la intensidad de sus gemidos que en cualquier momento se vendría decidí parar y para no perder ni un solo minuto de su excitación tomé la barra espaciadora y la volteé para poner mi mano bajo su cuerpo y levantar sus caderas, así se le sería más fácil, estando en cuatro solo para mí.
Introduje mi miembro en ella, al sentirlo gimió de la manera que muy pocas veces hacía y eso hizo que yo me sintiera más complacido, tomé sus manos y las lleve hacía su espalda para sostenerlas en forma de lazo, me adentraba en ella de la misma manera, salvaje pero con un ritmo medio, mis envestidas cambiaban a medida que mi excitación aumentaba, me volvía más intenso y salvaje mientras llegaba a mi punto.

Admito que nunca antes me había sentido de esta manera al tener sexo, por muy rudo, placentero, salvaje o experimental que fuera, nunca me sentí en este punto que siempre llego con Rebeca, ella me hace sentir diferente en todos los aspectos; sexual, emocional y hasta sentimentalmente...
Escuchaba los gemidos ahogados de Rebeca mientras la penetraba, dejé sus manos y fui por su cabello suelto y algo sudado, su cuerpo estaba llegando a ese punto, temblaba y sudaba de una manera inexplicable.

—Dime que no volverás a desobedecerme —Le digo mientras jalo de su cabello sin dejar de penetrarla.
Ella gemía pero no decía las palabras que quería así que le bajé el ritmo, ella sintió que no la penetraba con la misma intensidad y enseguida lo dijo.
—¡No volveré a desobedecerte Daddy! —Casi grita con voz ahogada.
Y así continué, estábamos a punto de llegar hasta que lo hicimos, fue tan especial y genial llegar a mi punto de venirme, mi pecho se hinchaba y deshinchaba con agresividad, salí de dentro de ella y simplemente me dejé caer a su lado, respiré un poco, lo suficiente para controlar mi cuerpo y mi respiración y así levantarme para quitarle la barra a Rebeca de las piernas, ella solo respiraba de una manera brusca y exagerada.

Dejé la barra espaciadora en el suelo y solo volví a mi lugar, Rebeca solo estaba acostada boca abajo respirando un poco más lento.
En ese momento fue que pensé todo, el hecho de sentirme diferente con ella, que mis sentimientos se activaban y era más sensible con Rebeca, que sexualmente ella es la fuente de mi pasión, pensé en todo eso y consideré lo que realmente podría sentir por ella.
¿De verdad estaba sintiendo amor hacia ella?

—¿En qué piensas? —Oigo que dice Rebeca interrumpiendo mis pensamientos.
—En nada —Miento rápidamente y volteo a verla.
Ella nota el nerviosismo y la rapidez en la que mentí, cubre su cuerpo desnudo con las sabanas y se voltea a verme.
—¿Qué sucede Maxx? —Tenía curiosidad.
Pensé rápido y respondí lo primero que vino a mi cabeza.
—Pediré unas vacaciones en la compañía para irnos de viaje —Digo.
Todo se queda en silencio por un momento y eso me da algo de miedo...
—¿Puedo pensarlo? —Pregunta ella después de varios minutos en silencio.
Yo solo asiento.

Escucho el timbre de un celular y al reconocerlo supe que era el de Rebeca, ella se levantó de la cama para buscar el aparato y al tenerlo en las manos atiende de inmediato.
Realmente me interesaba saber con quién hablaba así que incorporé para solo mirarla mientras hablaba por el aparato que tenía en su oreja, aunque no podía escuchar nada que viniera del otro lado del auricular pues me quedé allí mirándola.
—¡Hola! —Dice ella algo nerviosa mientras se pellizca el puente de la nariz con torpeza.
Ese tipo de gestos en ella me hacen sonreír.
—Lo lamento tanto —Se escuchaba la sinceridad y la tristeza en su voz, se mordió el labio de una manera nerviosa pero continuó— No puedo decirte...

Por alguna razón Rebeca me miró de una manera extraña, se quedó mirándome fijamente y me asusté por un momento.
—No puedo decirte donde estoy —Repite sin dejar de mirarme— Iré ya mismo pero deja de preguntar.
Ella asiente varias veces y cuelga, aún seguía mirándome así que decidí preguntar.
—¿Sucede algo malo? —Estaba preocupado, pero no por mí, sino por ella.
Si volvería a pasar algo como lo sucedido no la dejaré, no me iré como hice ese día, fue mi error y por eso la busqué, voy a demostrarle que fue un error de mi parte y que sí estoy dispuesto a pelear por ella ya que puedo decirlo...
Estoy empezando a amarla.

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¡¿Cómo están mis queridos lectores?!

Lamento mucho lo corto de este capitulo, realmente no iba a actualizar hoy pero recibí un mensaje que me llenó de alegría, el mensaje de una seguidora, tú sabrás quien eres.

Agradezco mucho que les guste mi historia y que se tomen la molestia de escribirme.

Repito.
Si ustedes lo desean solo díganme por privado y les paso mi numero, me gustaría conocer a mis lectores, aprecio mucho su apoyo.

¡Los amo!

Buenas noches.
Ya veré si actualizo el jueves o el viernes más tardar.

Recuerden que tengo que escribir los capitulos y de día mi mente no funciona para escribir y la noche pues... El sueño no me ayuda.
Pero haré todo por ustedes.

DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora