Obedéceme

1.4K 92 4
                                    

Al irme subí directamente a mi habitación para desnudarme en el camino y meterme a la ducha; mientras estregaba mi cuerpo y el agua caía sobre éste comencé a recordar todo lo que había pasado hace segundos, todo eso hizo que se formara una sonrisa tonta en mi rostro...
Luego de ducharme y ponerme una ropa algo decente —Ya que sé que a Maxx no le gusta mi ropa escotada— Bajo de nuevo y tomo una manzana de la cocina antes de entrar en el cuarto de Maxx pero antes de poner la mano en el pomo de la puerta suena el celular de la casa así que vuelvo a la cocina y contesto.

—Residencia Sillete —Digo cuando respondo el teléfono.
—¡Donde carajos estabas! —Oigo que gritan al otro lado de la línea.
Sé enseguida que es Ange y está alterada, se preocupa demasiado.
—¡Tengo horas llamándote a tu celular pero está muerto! —Comienza a reclamar completamente enojada e histérica —No para de gritar al teléfono— Y cuando le marco a tu madre me dice «No me importa donde carajos está, si no llega hoy a la casa la dejaré en la calle» ¡Ahg!
Cuando parece que ya no seguirá gritando yo decido hablar.
—Supe que te pondrías así —Es lo primero que digo.
—¡¿Y cómo querías que me pusiera?! ¡¿Querías que saltara alrededor de una fogata desnuda en la playa diciendo «Mi mejor amiga, hermana y lo más importante en mi vida se fue con un tipo mayor sin supervisión después de que casi la violan en una fiesta»?! —Grita otra vez.
Eso que dijo me hace reírme con ganas al imaginármela haciendo eso, no paro de reírme así aunque esté gritando que me detenga.
—Ange —Digo después de pasar casi media hora riéndome— Calma ¿Sí? Estoy bien, Maxx solo me trajo a casa y no me sucedió nada ¿Vale? Además, tal vez se me calló el celular mientras venía porque no estaba en mi bolso pero ya tengo otro.
—¿Otro? —Repite sorprendida— ¿Quién te dio ese teléfono?
«Mierda»

Mi madre no me compra jamás lo que quiero o lo que necesito así que obviamente no puedo decir que fue ella ya que no me creerá y no puedo decirle que fue Maxx.
—No preguntes —Le pido y ella queda en silencio un momento— ¿Te fuiste Ange?
—No —Responde ya con un tono más calmado— Y vale, no preguntaré pero ¡Menuda mierda de infierno que me has hecho pasar!
—Lo siento un mundo mi cielo —Digo con una sonrisa.
Es muy normal que entre Ange y yo nos digamos apodos.
—Vale pues —Se rinde al final y suspira— Llegaré mañana en la mañana y te quedarás conmigo cuando vuelva ¿De acuerdo?
—Estem... —Digo.
No podría irme con Ange y dejar a Maxx mucho tiempo solo.
—¿Qué? ¡¿Ya encontraste a alguien más?! —Bromea aunque sí se molesta pero no por eso.
—¡No! —Me apresuro en responder— Sabes que te amo solo a ti.
Y me río al igual que Ange al otro lado de la línea.
—Vale, hablamos después.
Y cuelga.

Vuelvo a dejar el teléfono en la pared hasta que oigo una voz.
—¿Quién era? —Dicen a mis espaldas.
Yo me sobresalto por el espanto que la voz de Maxx acaba de darme, me asusto un segundo pero me río de mí misma un segundo y me relajo.
—Era... —Empiezo pero me detengo en seco.
Su mirada está como antes, está enojado y a millón, es como si viera los ojos de un león antes de comerme porque hice algo que lo molestó.
—¿Por qué estás... —Empiezo pero él termina por mí.
—¡¿Quién era?! —Casi grita interrumpiéndome, no me asustó en realidad pero me parece una exageración.
—Era mi mejor amiga —Me apresuro en decir y las palabras salen todas atropelladas de mi boca.
—Estás nerviosa... —Puntualiza él cuando no es verdad— ¿Estás mintiéndome?
—¡Claro que no! —Exclamo con seguridad— Era mi mejor amiga...

Mi tono de voz al negarle y confirmarle de nuevo que sí era Ange hace que se relaje un poco y vuelva a su cuarto, yo lo sigo confundida y cierro la puerta detrás de mí, me quedo parada a mirar como él simplemente se queda parado a unos metro delante de mí y de espaldas.

—Rebeca yo... —Empieza y se voltea— No quise gritarte.
«Técnicamente no me gritaste»
Yo no hago ni digo nada.
—Es que soy... —Empieza y al parecer busca las palabras adecuadas para seguir— Posesivo y celoso... No quiero que nadie más mire lo que es mío —Se me acerca quedando a escasos centímetros de mí y baja la mirada para mirarme a los ojos— No quiero que me arrebaten lo que es mío.
—Y no lo harán —Le aseguro— Nunca nadie me había atraído como tú me atraes y te aseguro que nadie va a quitarte nada.

DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora