La virginidad...

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Estaba tan sorprendida muy en el fondo por lo que pasaba pero mis deseos en este momento no me permiten pensar en nada, estoy completamente cegada.
Maxx continúa bajando y cuando está a punto de llegar a mi pecho levanta la mirada y me mira fijamente.

—¿Puedo? —Pregunta sorprendiéndome.
Es salvaje, sin duda, no tiene control y lo demostró cuando me besó y tiró de mí para que me subiera sobre él y aun así me sorprendo cuando me hace esa pregunta...
Yo asiento en respuesta y él continúa besándome.
Mete sus manos por debajo de mi blusa corta hasta llegar a mis senos, comienza a masajear y apretar mis senos por encima de mi sostén y eso hace que gima un poco más alto de lo normal, es placentero y doloroso al mismo tiempo pero me gusta así que resisto el dolor; vuelve a mi boca e introduce su lengua en ella como un salvaje, siento que lleva sus manos hasta el botón de mi short corto, lo desabrocha con facilidad y cuela una mano entre mis bragas.

—Ya estás mojada y ni siquiera te he hecho nada —Dice pegado a mi boca.
Intento hacerlo callar volviendo a pegar nuestros labios pero él desciende sus besos hacia mi cuello, siento entre mis piernas su mano y también siento como mete un dedo dentro de mí y yo sofoco un grito.
—No —Me quejo.
Y al decir eso acompañado de un suspiro él se detiene y saca su mano completamente de mis bragas, yo dejo caer mi cabeza en su pecho para respirar un poco y olvidar el dolor que sentí cuando introdujo un dedo dentro de mí.
—¿Qué sucede? —Pregunta preocupado.
Yo inhalo y exhalo un segundo para normalizar mi pulso y los latidos de mi corazón.
—¿Te lastimé? —Continua— Rebeca...
Yo levanto la vista y lo miro a los ojos, en sus ojos aún sigue el deseo pero hay más preocupación que lujuria y deseo.
—¿Eres virgen? —Pregunta algo sorprendido.

Aunque me da mucha vergüenza admitirlo yo asiento avergonzada, siento como debajo de la piel de mis mejillas se enciende un fuego ardiente lo que significa que debo estar ruborizándome.
Él se queda tan sorprendido que hace que sienta más vergüenza y me arrepienta de lo que estaba haciendo así que me bajo de encima de él y vuelvo al haciendo del acompañante.

—¿Tanto te sorprende? —Digo con ironía— Que quisiera ser mejor que los demás al menos en algo.
—No —Miente y le sale terrible el mentir— Yo imaginé...
—Imaginaste que como andaba de fiesta en fiesta, al lado de cada chico que me encontrara, fumando y bebiendo sin control —Comienzo a hablar por él y volteo a verlo— Imaginaste que como era así pues quedaba bastante claro que tenía que ser una zorra prostituta —Asiento para mí misma— Debí imaginarlo.

Miro adelante y suspiro para luego tomar la decisión de bajarme del auto, él me llama por mi nombre mientras me bajo pero cierro la puerta de un golpazo completamente enojada porque piense así de mí, aseguro que sí lo pensó, imaginó que como era así pues obviamente tenía que ser una zorra que tenía todos los días a un chico diferente, no voy a permitir que me vean así y menos él.
Comienzo a caminar por la acera y aún siento el alcohol como fluye por mis venas ya que no me deja concentrarme lo suficiente para caminar recto pero al menos no me tambaleo demasiado; escucho la puerta del auto de Maxx abrirse pero no volteo.

—¡Rebeca! —Me llama no tan alto pero logro escucharlo— Vuelve.
Decido cerrar los ojos un segundo y continuar caminando.
—¡Vuelve! —Grita más alto con un tono dominante.
Eso hace que me detenga en seco y no sé por qué pero mis piernas se niegan a seguir caminando, es su voz, cuando se transforma en dominante hace que yo haga todo lo que me pide así aunque no quiera hacerlo, eso significa que ya estoy bajo sus garras; yo volteo y abro los ojos, él está parado a un lado de su vehículo con un brazo apoyado en el techo de éste, su mirada es profunda y me intimida así estando a más de cuatro metros lejos de mí pero obligo a mis piernas a voltearse y seguir caminando pero con el paso acelerado, escucho como él maldice y a los segundos escucho la puerta de su auto cerrarse con fuerza y luego escucho el motor del auto en marcha así que decido caminar un poco más rápido.

Eso no sirvió de nada ya que con su auto logró alcanzarme, estábamos en una carretera totalmente desierta, hacía mucho frío pero eso no me afectó ya que seguía enojada. Maxx se detiene su auto a un costado de mí, lo manejaba en retroceso y a medida que yo caminaba él retrocedía un poco más en el auto.

—Rebeca, sube al auto —Dice pero su petición no suena a una orden si no a un favor.
Decido voltear para verlo, en sus ojos reina la súplica, estaba desesperado porque entrara al auto así que terminé cediendo.
Entré al auto y al cerrar la puerta suspiré, mis brazos estaban entrelazados sobre mi pecho, en el fondo estaba molesta y dolida.
El silencio reinaba en el vehículo, él no quería manejar, se notaba ya que a pesar de que el auto estuviera encendido él no pisaba el acelerador ni quitaba el freno de mano. Pero él quiso romper primero el hielo.

—Lo siento Rebeca —Dice de pronto con voz temblorosa y con la cabeza gacha.
Yo solo me mantengo en silencio.
—Nunca pensé lo que dijiste —Continúa diciendo aprovechando mi silencio— No pensé que fueras lo que dijiste, solo pesaba...
—Pensabas que ya lo había hecho —Termino yo por él y decido mirarlo, él sostiene su mirada con la mía.
—Sí pero no pensé que te enrollabas con cada chico —Intenta justificarse.
Sus ojos azules estaban tan cristalizados, no veía lágrimas en ellos pero sí estaba cristalizados y brillantes, se notaba la sinceridad en su mirada y por eso di un brazo a torcer.
Suspiré profundamente soltándome.
—Está bien, te creo —Termino diciendo.

Eso hizo que la alegría volviera a los ojos de Maxx, intentaba no mostrar su alegría al respecto pero se veía contento.

—¿Entonces podemos seguimos conduciendo? —Propongo al ver que Maxx solo sonreía al verme.
—Sí pero déjame hacer una llamada —Pide él mientras toma su celular.

Por alguna razón se baja del vehículo y marca, veo cómo camina en círculos mientras habla por celular, no pude ver a quién llamó ni nada por el estilo pero intenté no prestarle atención. Pasan al menos unos minutos y cuelga la llamada pero vuelve a hacer otra, no logro escucharlo por el aire acondicionado del auto y me da miedo meterme con el tablero que se ve muy complicado, decido esperar y al cabo de unos veinte minutos Maxx termina las llamadas y vuelva al auto.

—¿A dónde vamos? —Pregunto cuando ya veo que él está dispuesto a seguir conduciendo.
—Vamos a un hotel —Responde a mi pregunta ya poniendo comenzando a manejar a la velocidad que tanto le gusta, rápido pero legal— Necesitas descasar.
Mientras recostaba mi cabeza en el vidrio comencé a pensar en cómo me había encontrado, nunca le dije el punto exacto de la cabaña y hace meses, el día de la fiesta en la que casi me violan también me encontró y nunca supe cómo.*
—¿Cómo fue que me encontraste en la fiesta que me drogaron hace meses y ahora en la cabaña? —Pregunto sin pensarlo mucho— Que yo recuerde nunca te dije le punto exacto.
Él me mira y sonríe burlonamente.
—Es muy fácil encontrarte Rebeca —Dice él con un tono burlón.
—Tal vez será fácil porque todos están a tus pies —Suelto.
Él hace un gesto con la cabeza como si lo considerara.
—Sí —Termina admitiendo— Algo así —Se ríe y hasta su jodida risa es sexy y hermosa.

Y con eso continúe apreciando la belleza de la naturaleza, ya las drogas pedían su efecto al igual que el alcohol, el dolor de cabeza comenzó y por eso me quedé dormida en el vidrio del auto...

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¿Cómo está queridos lectores?

Lamento mucho el retraso, enserio lo lamento pero hago lo mejor que puedo.
He tenido muchos problemas personales que me han afectado y por eso no he escrito pero ya actualizaré más seguido, lo juro.

Espero que les esté gustando, muchas gracias por el apoyo.



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